El Presidente de Argentina,
Alberto Fernández, ratificó este viernes la decisión de
suspender durante dos semanas las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) pese a las fuertes críticas emanadas por la oposición, al mismo tiempo que envió una dura advertencia a quienes pretendan incumplir las restricciones dictadas por el Gobierno en medio de la segunda ola de covid-19 en el país.
El Mandatario sostuvo hoy una reunión con el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), el opositor Horacio Rodríguez Larreta, quien criticó fuertemente la medida e incluso amenazó con acudir a la justicia para impedir el cierre de los colegios.
Tras la cita, Fernández mantuvo firme su postura y remarcó que "el AMBA es
el foco infeccioso más claro de la Argentina y el comienzo de clases coincide con el aumento de casos en la región".
En esa línea, informó que "en el área concreta de la ciudad de Buenos Aires el mayor incremento de casos se da entre personas de entre 9 y 19 años, la curva allí es exponencial".
El gobernante explicó que, en lo relativo con las clases presenciales, "no es solo que se mueven alumnos, se mueven también docentes, no docentes, padres y madres, un número muy importante de gente que representa un tercio de la circulación presente".
Esto, considerando el panorama "muy difícil" y "preocupante" que vive el país, porque el número de casos diarios registró el pasado martes un récord de 27.001 positivos y este jueves los contagios sumaron 24.999.
"Es evidente que bajando la circulación y el contacto humano se van a bajar los contagios", agregó Fernández, quien calificó de "respetuosa" su charla con Rodríguez Larreta.
Respecto de las advertencias del edil porteño, el Mandatario sostuvo que no comparte la idea de "judicializar" una discusión que es "política", pero dijo que defenderá en la justicia "los intereses" de la Nación.
Advertencia a los rebeldes
Alberto Fernández también tuvo palabras para criticar a aquellos que cuestionaron las nuevas medidas, donde se contempla la suspensión de las actividades recreativas, sociales, culturales, deportivas y religiosas y los servicios gastronómicos en los lugares cerrados, al tiempo que el comercio ahora operará en un horario más acotado.
En este sentido, llamó a la reflexión a empresarios gastronómicos que anticiparon que no acatarán las medidas, dirigentes políticos opositores que objetan las restricciones y hasta escuelas que anunciaron que abrirán las puertas de todos modos, a los que advirtió que el Gobierno "será estricto".
"A mí la rebelión no eh, no estoy para tolerarles que hagan lo que quieran", enfatizó, y agregó que "en el estado de derecho las leyes se cumplen".
En esa línea, remarcó que "el que está en desacuerdo, que vaya a la Justicia y que consiga que un juez diga que lo que yo hice está mal. Pero así, no".
"Yo estoy para ayudarlos en la emergencia que vivimos, no estoy para tolerarles que hagan lo que quieran ni para tolerar la indisciplina", afirmó.