La erupción ocurrió la tarde del domingo en La Palma, una de las ocho islas volcánicas en el archipiélago de las Islas Canarias, que se encuentran en al costa noroeste de África. Es la segunda erupción volcánica en 50 años para la isla, que tiene una población de 85.000 habitantes.
Un sismo de magnitud 4,2 fue observado antes de la erupción. Una enorme columna de humo negro y blanco salió disparada de la Cumbre Vieja, una semana después de que se registraran miles de pequeños movimientos telúricos. Imparables ríos de lava fundida, algunos de hasta 6 metros de alto, ahora fluyen por la cumbre hacia el océano, destruyendo todo a su paso.
Las Islas Canarias son un punto volcánico popular para el turismo europeo, debido a su clima templado durante todo el año. El Teide, en la cercana isla de Tenerife, es uno de los volcanes más altos del mundo y la montaña de mayor altura de España. En La Palma, la población vive mayormente de la agricultura.
Imagen de la erupción de lava en La Palma. | APCientíficos habían estado siguiendo de cerca la acumulación de magma subterráneo en La Palma durante una semana antes de la erupción, detectando más de 20.000 sismos, la mayoría muy leves como para ser percibidos. Eso es conocido como un "enjambre sísmico" y puede indicar una erupción inminente.
Tres días antes de la erupción, el Instituto Volcanológico de Canarias reportó que casi 11 millones de metros cúbicos de roca fundida habían sido empujados hacia Cumbre Vieja.
Luego del sismo de magnitud 4,2, dos fisuras arrojaron magma rojo brillante al aire. La lava fluyó en arroyos por la ladera de la montaña.
El monitoreo científico cercano significó que las autoridades pudieron evacuar rápidamente a las personas cuando el volcán hizo erupción, por lo que no se han reportado fallecidos.
Sin embargo, el daño a la propiedad, la infraestructura y el campo agrícola ha sido considerable. Hasta ahora, la erupción ha destruido cerca de 190 casas y ha forzado la evacuación de 6.000 personas. La roca fundida también ha sepultado plantaciones de plátanos, viñeados y cultivos de paltas y papayas. Algunos sistemas de irrigación quedaron inutilizables, el agua subterránea ha sido contaminada y los caminos bloqueados.
Los ríos de lava ahora se están dirigiendo hacia la costa más poblada de la isla y rumbo al océano Atlántico, donde podrían causar nuevos problemas.
Una mujer limpia las cenizas en su vehículo. | ReutersLas autoridades han advertido que los residentes encaran varios peligros nuevos en los próximos días y semanas.
Cuando la lava alcance el Atlántico, podría causar explosiones y producir nubes de gases tóxicos. Los científicos que trabajan monitoreando la emergencia, han medido la lava a más de 1.000 °C. La última erupción en la isla fue en 1971 y en aquella oportunidad una persona falleció, precisamente por inhalar el gas emitido cuando la lava llegó al mar.
Los sismos en la isla han continuado, inquietando aún más a los residentes. Una nueva fisura se abrió el lunes, luego de lo que el Instituto Volcanológico de Canarios estableció como un sismo de magnitud 3,8, por lo que brotó aún más lava. Los expertos dicen que podrían abrirse nuevos focos de lava y podrían producirse grietas en el suelo, poniendo en peligro otras áreas.
El volcán ha estado produciendo entre 8.000 y 10.500 toneladas diarias de dióxido de azufre, según el Instituto Volcanológico. El dióxido de azufre no sólo es un aroma fuerte, sino que irrita la piel, los ojos, la nariz y la garganta. También puede producir lluvia ácida y contaminación del aire.
La erupción también ha generado ceniza volcánica, lo que puede causar problemas respiratorios. Las autoridades de La Palma han pedido a los habitantes en todas las zonas donde está cayendo ceniza, que se mantengan dentro de sus casas con las puertas y ventanas cerradas.
Los científicos dicen que la lava que fluye en La Palma podría durar semanas o incluso meses. La última erupción en la isla de 1971, duró sólo tres semanas.
La última erupción en todas las Islas Canarias ocurrió de forma submarina en la costa de la isla de El Hierro en 2011. Aquella ocasión el fenómeno duró cinco meses.
