Embajador de Francia advierte sobre crisis alimentaria mundial: "Cuanto más dure la guerra en Ucrania, más se agravará"

Hace casi cinco semanas que comenzó la invasión rusa de Ucrania y aún no hay indicios de que la guerra termine. Mientras el país europeo reclama ser víctima de crímenes de guerra y culpa al Presidente ruso Vladimir Putin, y el número de víctimas civiles va en aumento, la comunidad internacional mira con preocupación las consecuencias que está teniendo este conflicto en todo el planeta.

La atención pasa, principalmente, por el impacto que está teniendo la guerra sobre la situación alimentaria mundial. En conversación con Emol, el embajador de Francia en Chile, Pascal Teixeira da Silva, aseguró que "ya ha tenido y seguirá teniendo consecuencias desestabilizadoras para la seguridad alimentaria", por una serie de razones.

En primer lugar, el diplomático explica que la importancia tanto de Ucrania como de Rusia para los intercambios agrícolas y alimentarios a nivel planetario "es innegable, ya que representa 30% de las exportaciones de trigo blando, 25% de cebada, 13% de maíz, 66% de aceite de girasol". Por otro lado, afirma que el bloqueo de los puertos ucranianos y la invasión rusa "han provocado una disminución de las capacidades exportadoras ucranianas en un 90%, cuando Ucrania es el cuarto exportador mundial de trigo y maíz".

La producción ucraniana también se ha visto afectada por factores como la destrucción de materiales e infraestructuraas de almacenamiento o de transporte, así como también por la falta de combustible, fertilizantes, productos fitosanitarios, semillas y mano de obra, remarca Teixeira.

"Todo aquello convierte esta agresión en el detonante de un considerable agravamiento de la inseguridad alimentaria mundial que afectará en particular a varios países de África del Norte, de África subsahariana y del Medio Oriente, que son muy dependientes de las importaciones de productos agrícolas (cereales, aceites vegetales) y fertilizantes procedentes de Ucrania y Rusia: así, 27 países con sus 750 millones de habitantes dependen en más de un 50% de las exportaciones rusas y ucranianas de trigo. Además, estamos experimentando un encarecimiento de la cotización mundial de estos productos, lo que podría afectar a muchos más países".

Ante este panorama, el embajador francés asegura que "es el ataque ruso el que ha originado esta inseguridad alimentaria, y no así las sanciones europeas que, además, no apuntan al sector agrícola de Rusia".

"Cuanto más dure la guerra con sus destrucciones y desplazamientos de poblaciones, más se agravarán las consecuencias sobre la producción y la exportación de productos e insumos agrícolas. Buena parte de las cosechas de este año estará en peligro. De ahí la urgencia de un cese el fuego y un retiro de las tropas rusas, lo que Francia y sus socios de la Unión Europea no han cesado de pedir".

"Bajo el impulso de Francia que preside la Unión Europea durante el primer semestre 2022, la UE y el G7 inmediatamente han tomado iniciativas, para mitigar lo más posible las consecuencias de esta crisis alimentaria. Actuaron en tres frentes.

Primero, en lo comercial, donde se combinaron varias medidas como el plan de urgencia de liberación de stocks en caso de crisis, el compromiso multilateral para no imponer restricciones a la exportación de materias primas agrícolas, el intercambio de información y un seguimiento de los obstáculos al comercio y de los precios de mercado a través del sistema de información sobre los mercados agrícolas implementado durante la presidencia francesa del G20.

Segundo, organizando la solidaridad a través de un apoyo reforzado al Programa Alimentario Mundial, con un incremento de la ayuda de la UE a África subsahariana para, así, satisfacer sus necesidades alimentarias (470 millones de euros). A lo que se suma una acción coordinada de los países productores para elevar los umbrales de producción así como la implementación de un mecanismo de asignación de los volúmenes adicionales para garantizar el acceso de todos a los productos en cantidad suficiente y a un precio razonable.

Tercero, favoreciendo la producción en los países más afectados. Esto permitirá aumentar de forma significativa la inversión en la producción alimentaria sostenible y las cadenas de valor agrícolas resilientes en todos los continentes. Contribuirá también en acelerar los programas a gran escala como la Gran Muralla Verde en África saheliana o la iniciativa sobre las proteínas vegetales lanzada en la cumbre UE-Unión africana en febrero de este año. En este sentido, 64 Estados miembros de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), entre los cuales Francia y Chile, han solicitado llevar a cabo una sesión extraordinaria de su Consejo para abordar las consecuencias de la agresión rusa contra Ucrania para la seguridad alimentaria y la agricultura a nivel mundial. Es deplorable que Rusia junto con otros pocos Estados busque oponerse a ello".

"Efectivamente, en promedio la UE depende en un 40% de Rusia para su abastecimiento de gas pero esta cifra abarca situaciones muy distintas entre los Estados miembros (por ejemplo, para Francia es de un 18%). Hasta ahora las entregas de gas no se han interrumpido y las sanciones financieras tomadas por la UE no afectan el pago de estas compras.

Sin embargo, esta crisis ha reforzado la toma de conciencia sobre las vulnerabilidades de Europa –como la pandemia también en otros sectores. Para fortalecer su soberanía, en particular en caso de una crisis geopolítica grave, la UE decidió, en la cumbre de Versalles del 11 de marzo, librarse progresivamente y lo antes posible de su dependencia a las importaciones de gas, petróleo y carbón rusos. Para eso, se solicitó a la Comisión Europea que presentara un plan global y ambicioso de aquí a fines de mayo de 2022, tomando en cuenta las situaciones nacionales y las matrices energéticas de los Estados miembros.

Para alcanzar este objetivo, un conjunto de medidas tienen que combinarse: reducir la dependencia global a los combustibles fósiles, diversificar las fuentes de abastecimiento, implementar un mercado de hidrógeno verde para Europa, acelerar el desarrollo de las energías renovables, completar la interconexión de las redes de gas y electricidad, reforzar los planes de urgencia en materia de seguridad de abastecimiento y mejorar la eficiencia energética. Por su parte, Francia decidió relanzar su programa de energía nuclear, la cual provee el 75% de nuestra electricidad. Con miras al próximo invierno (2022-2023), se implementarán varias herramientas para asegurar el suministro de gas, en particular la recomposición de las reservas de gas y el incremento de las capacidades de almacenamiento así como la compra colectiva de gas, GNL e hidrógeno".

"Los contratos establecen una moneda con la cual se ejecutan. Imponer un pago en rublos constituiría una ruptura de la mayoría de los contratos: los que están firmados por las empresas francesas con Gazprom, por ejemplo, están redactados en euros, por lo tanto las empresas tienen la legitimidad de rechazar un cambio de divisas. Sin embargo, las informaciones recibidas desde Moscú en las últimas horas dejan entrever que las empresas podrán seguir pagando en euros a través de los bancos quienes, por su parte, deberán convertir sus euros en rublos, en particular Gazprom Bank. Mientras las empresas paguen en euros, se respetan los contratos. Hasta el momento, no hay riesgo de ruptura de contratos – ni de importaciones de gas ruso – si se aplica esta solución. Podemos considerar que esta solicitud rusa busca ante todo sostener el rublo y no constituye una medida de represalia en contra de las empresas europeas".

"Chile no está directamente impactado debido a su lejanía geográfica; además ni Rusia, ni mucho menos Ucrania, son sus principales socios comerciales y, por ende, no depende de ellos para sus importaciones de cereales, petróleo y gas. No obstante, el incremento de la cotización de las materias primas, que si bien prexistía a la guerra en Ucrania se acrecentó con ella, se traducirá para Chile tanto en beneficios, al ser un país productor y exportador, como en inconvenientes, al ser importador de cereales e hidrocarburos. Lo mismo ocurre con la inflación que reapareció en el contexto de la recuperación de la demanda mundial. Toda tensión en el comercio internacional no hace más que alimentarla. Por eso, es necesario que actúe la mayor cantidad posible de países, en particular a través de las instituciones multilaterales, para exigir el fin de la agresión rusa y sus nocivas consecuencias económicas. Nos alegramos de que ésta haya sido la posición de Chile hasta el momento".

"Francia ha jugado un rol activo como país ejerciendo la presidencia del Consejo de la Unión Europea y país miembro del G7 para encontrar las respuestas multilaterales que mencioné anteriormente. Además, incrementamos nuestra contribución al Programa Alimentario Mundial y nuestra ayuda humanitaria a Ucrania, sin perjuicio de otras regiones como África. Más allá de la forma en que se gestionó, esta crisis nos ha convencido aún más de lo imprescindible que resulta fortalecer nuestra soberanía agrícola y alimentaria, tanto en la UE como en Francia. Se trata de producir más y mejor y reducir nuestra dependencia respecto a insumos importados (combustibles fósiles, fertilizantes, pesticidas, alimentos para animales) acompañando al sector agroalimentario hacia más sostenibilidad y resiliencia. Todo debe converger hacia una transición agroecológica, la cual sin duda es una orientación válida también para Chile".

"Es difícil especular sobre las consecuencias de una elección que no ha ocurrido todavía. Sin embargo, podemos recordar que Francia tiene responsabilidades internacionales que son independientes de los ciclos electorales como son la presidencia del Consejo de la Unión Europea hasta el 30 de junio y ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Con esta agresión rusa a Ucrania, estamos presenciando un cambio tectónico. Lo expliqué en pocas palabras anteriormente en el caso de las políticas energéticas y agroalimentarias pero también aplica para la defensa, la ciberseguridad, la salud, los abastecimientos estratégicos. Vivimos en un mundo marcado por la afirmación de políticas de potencias, voluntades revisionistas y un cuestionamiento a las reglas internacionales del juego. Al mismo tiempo, más que nunca necesitamos la cooperación internacional para enfrentar los problemas globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, les amenazas a los océanos y las zonas polares. Todo dirigente debe sacar conclusiones. Puede variar la respuesta pero la naturaleza de los desafíos sigue siendo la misma".