Partió como un medicamento que se prescribía para combatir la hiperactividad, la depresión y la narcolepsia, pero con los años se convirtió en una de las drogas sintéticas más consumidas en Medio Oriente, con una industria ilegal que supera los
10.000 millones de dólares anuales. El
captagón permeó tanto en la región que incluso se transformó en el puntal de la economía de
Siria, a estas alturas convertida en un narcoestado.
La llamada "cocaína de los pobres" significó durante años un alivio para el recientemente derrocado régimen de Bashar al Asad, agobiado por las sanciones y el aislamiento internacional después de la guerra civil iniciada en 2011.
Y los números no mienten. Según Al Jazeera,
Siria produce el 80% del suministro mundial de captagón,
el cual es distribuido a países como el Líbano, Jordania, Malasia, Irak y Arabia Saudita, donde cada año se incautan cientos de millones de píldoras. Las ganancias han servido para aliviar las arcas gubernamentales, financiar al Ejército y la milicia chiíta de
Hezbollah y también para enriquecer a la familia Asad.
Ahora, con la caída del gobernante sirio surgen dudas sobre el futuro de esta lucrativa industria, a todas luces ilegal, pero fundamental para el andar de todo un país.
Qué es el captagón
El captagón es un fármaco fabricado originalmente en Alemania en la década de 1960 que se usó principalmente como un antidepresivo que también se recetaba para el tratamiento del déficit atencional o la narcolepsia, según precisa BBC Mundo. Su componente principal es la fenetilina, "una fusión química de anfetamina y teofilina que se comporta como un profármaco", de acuerdo con DW.
En 1986, y luego de ser catalogada como psicotrópico por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta droga fue prohibida en la mayor parte del mundo. Sin embargo comenzó a ser producida ilegalmente en la ex Yugoslavia y Bulgaria. Décadas después impactó en Medio Oriente.
Para su consumo, las pastillas de captagón pueden ser ingeridas o trituradas y aspiradas por la nariz. El efecto es inmediato: de acuerdo con AFP, estimula algunas actividades cerebrales y
puede provocar euforia, hiperactividad, mayor atención y mayor confianza en sí mismo, así como también disminuye el apetito y la somnolencia.
Se le llama "la cocaína de los pobres" debido a su fácil acceso, ya que el precio medio de un comprimido es de 5 dólares. Esta sustancia es usada principalmente por estudiantes que deben prepararse para exámenes, choferes de taxis o profesionales de alto nivel que necesitan estar concentrados durante largas horas, aunque también se especula que es muy consumida por grupos yihadistas antes de cometer algún atentado terrorista. Su uso se masificó en Medio Oriente porque es menos tabú que la cocaína o inclusive el alcohol.
Pero el captagón también tiene efectos secundarios. Según la misma agencia, puede provocar depresión profunda, irritabilidad, visión borrosa y problemas cardiovasculares, entre otros. Esto empeora, ya que según reportes de especialistas, las pastillas han cambiado de fórmula en los últimos años. Así, las producidas en Siria y Líbano ya no contienen fenetilina, sino anfetamina y adulterantes como paracetamol, cafeína, quinina u otros analgésicos.
Siria y el captagón
El captagón ha sido fundamental para el desarrollo de Siria, que vio en la producción y distribución de esta droga la posibilidad de salir de los problemas económicos. Actualmente, según datos de diversas agencias y medios de comunicación, este país concentra el 80% del mercado global de este fármaco.
"El captagón se ha convertido en la principal fuente de ingresos para el gobierno sirio", decía a BBC Mundo en 2022 Caroline Rose, investigadora del Newlines Institute for Policy and Strategy.
Por su parte, el
Centro de Análisis e Investigaciones Operacionales (COAR), indicaba en 2021 que "la carencia de actividades económicas convencionales ha aumentado el atractivo relativo de
la especulación de drogas a escala industrial, que ha sido capturada y controlada en gran medida por narcoempresarios vinculados al régimen del presidente sirio Bashar al Asad y los aliados extranjeros del régimen".
Y el nombre que se repite constantemente es el de Maher al Asad, hermano del derrocado presidente sirio y ex líder de facto de la Cuarta División, la unidad de élite del ejército. "Maher al Asad obtiene una parte de las ganancias del captagón, que sirven incluso para pagar, en parte, los sueldos de un grupo armado vinculado a la Cuarta División", afirmaba a AFP Rami Abdel Rahman, jefe del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una ONG radicada en el Reino Unido.
"La Cuarta División tiene un papel activo en la protección, facilitación y fabricación de captagón y en el transporte del cargamento hasta los puertos de Latakia y Tartús", en el noroeste y el oeste de Siria, afirmaba por su parte Caroline Rose, experta del New Lines Institute, en BBC Mundo.
De acuerdo con observadores, el rol de la Cuarta División era tan trascendental que
los productores de captagón obtenían las materias primas directamente de esta entidad, a veces en sacos militares.
El negocio, a todas luces, era bastante lucrativo y permitió al régimen de Asad sobrevivir, hasta ahora. Habrá que ver qué pasará ahora tras la llegada al poder de los rebeldes.