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Canadá en "estado posnacional": Identidad y desafíos frente a la era Donald Trump

Mientras el líder republicano refuerza el nacionalismo estadounidense, su país vecino apuesta por la diversidad como fundamento de su proyecto nacional.

10 de Febrero de 2025 | 06:03 | Por Gabriel Koenig, Emol
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Gobierno de Canadá
A raíz de las tensiones entre Canadá y Estados Unidos debido a las políticas comerciales y los dichos del Presidente Donald Trump, la identidad canadiense ha sido golpeada. En un país que se enorgullece de su diversidad y de un modelo de democracia social, esta crisis externa y la idea del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, de que su país ha estado viviendo en un estado "posnacional", pone en evidencia ciertos elementos que definen la identidad de ese país.

El domingo pasado, Trump volvió a proponer que Canadá se convierta en el "estado 51", justo después de que el nuevo líder de la Casa Blanca impusiera aranceles severos al país vecino. Estas declaraciones generaron un fuerte rechazo en la sociedad canadiense, que llegó a calificar lo ocurrido de "repugnante" e incluso tomó medidas simbólicas (pero patrióticas) como cancelar vacaciones a Estados Unidos y boicotear los productos provenientes de ese país.

En 2015, Trudeau decía al diario The New York Times que "no hay una identidad central, no hay una corriente dominante en Canadá (...), hay valores compartidos: apertura, respeto, compasión, voluntad de trabajar duro, de estar ahí para los demás, de buscar la igualdad y la justicia. Esas cualidades son las que nos convierten en el primer estado posnacional".

Basada en la protección de la diversidad y la multiculturalidad, la identidad canadiense refleja las características de una sociedad marcada por los constantes cambios en su demografía, fuertes políticas en salud y educación, y una democracia y economía estable.

Según Stadistics Canada, oficina nacional de estadística, los canadienses expresan el mayor orgullo por su sistema de atención de salud (74%), seguido por el sistema democrático de Canadá (68%), la Constitución (67%), la red de seguridad social (66%) y los logros científicos y tecnológicos (65%).

Sebastián Tabilo, de origen chileno pero nacido y criado en Canadá, considera que el país "es conocido por ser una nación moderna y progresista, de mentalidad abierta, con ciudadanos orgullosos de su diversidad étnica y de sus orígenes".

"No hay una identidad central, no hay una corriente dominante en Canadá"

Justin Trudeau, primer ministro de Canadá en 2015
Este gerente deportivo y profesor de inglés, que además es hermano del tenista Alejandro Tabilo (que eligió representar a Chile), destacó a su país de nacimiento como una "tierra de atletas e ingenieros, médicos, arquitectos, científicos, profesores y escritores".

Personajes como Wayne Gretzky, el mejor jugador de hockey sobre hielo de la historia; Margaret Atwood, reconocida escritora; David Suzuki, científico y defensor del medio ambiente; y Frederick Banting, co-descubridor de la insulina, enorgullecen a los canadienses.

Sin embargo, la construcción de la identidad canadiense no está exenta de conflictos internos. La deuda con las comunidades indígenas, altos índices de violencia de género y otros desafíos sociales siguen siendo temas de gran relevancia que reflejan los desafíos que presenta el país con la segunda economía más grande del continente -detrás de Estados Unidos-, y la décima a nivel mundial, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Multiculturalidad

Canadá comenzó a recibir influencia europea a finales del siglo XV cuando expediciones británicas y francesas exploraron las costas atlánticas.

Más tarde, en 1867, la Confederación Canadiense unió tres colonias británicas de la región, dando origen a Canadá como un dominio federal compuesto por cuatro provincias y dando inicio a un proceso de autonomía frente al Reino Unido materializado en el acta de constitución de 1982, el cual determinó la completa independencia del mando británico.

No obstante, la herencia británica es tal que siguen reconociendo al rey de Inglaterra, Carlos III, como jefe de Estado.

El 8 de octubre de 1971, el primer ministro canadiense, Pierre Trudeau (padre del actual gobernante), anunció la implantación del multiculturalismo como una política oficial del gobierno, convirtiendo a Canadá en el primer país del mundo en adoptar una medida de este tipo de manera oficial.

Mural que busca representar la multiculturalidad de Canadá. Escuela primaria Bramblewood (Columbia Británica). Diseñado por Tammy Pilon y pintado con la ayuda de niños de la escuela primaria. Crédito: Flickr, Tammy Pilon.

Luego, en 1988, se comprometió aún más con el reconocimiento y preservación de la diversidad cultural en el país cuando se aprobó la Ley Canadiense de Multiculturalismo, donde se reconoce el papel que desempeñan las instituciones federales en el fomento del multiculturalismo a través del desarrollo de políticas y programas.

A diferencia de naciones con enfoques multiculturales o multinacionales que se centran en la inclusión de las culturas autóctonas -como ocurre en Bolivia, que se define como un Estado Plurinacional-, el multiculturalismo en Canadá ha tenido como principal objetivo la integración de las diversas culturas que han llegado al país a través de la inmigración.

Según el censo de 2021, más de 8 millones de personas proceden de otro país y pertenecen a más de 450 grupos étnicos o culturales, lo cual representa un 23% de la población total.

La diversidad cultural del país se puede ver reflejada en distintos ámbitos de la vida cotidiana. Verónica Cortés, chilena residente en Canadá hace 23 años, destaca la voluntad y respeto de la sociedad canadiense en la convivencia: "Les gusta probar comidas de otras partes y aprender el idioma también (...), y lo más rico es que conviven todos tranquilamente, respetándose sus costumbres y su manera de ser".

Ana Masrhall, chilena que migró a Canadá en 2013, valora cómo la diversidad es parte esencial de la identidad del país: "Los equipos de trabajo están formados por personas de distintos países, y eso es una riqueza cultural enorme". Como inmigrante que ha adquirido la ciudadanía canadiense, reconoce que la idea de un canadiense con características homogéneas es errónea: "Aquí todos tienen acento, todos provienen de familias de inmigrantes, sin importar su origen. Esa exposición a diferentes culturas te enriquece".

Mientras tanto, al otro lado de la frontera, en Estados Unidos, se espera que las diversas culturas se fundan en una sola identidad homogénea. La narrativa oficial sobre la diversidad se ha configurado en torno al concepto del "melting pot" o crisol de culturas, un ideal que sostiene que, a través de la inmigración, las diversas etnias y culturas se funden en una sola identidad estadounidense, en la que se espera que los individuos abandonen en cierta medida sus particularidades culturales para integrarse a un proyecto nacional común.

Bilingüismo como un pilar identitario

El bilingüismo oficial en Canadá tiene sus raíces en 1867, cuando en tiempos de la Confederación Canadiense permitieron el uso tanto del francés como del inglés en los debates parlamentarios y en los tribunales federales.

Sin embargo, en 1969, el parlamento canadiense aprobó la Ley sobre las Lenguas Oficiales, proclamando al inglés y francés como las lenguas oficiales del Estado federal canadiense.

De esta manera, se ha buscado garantizar que todos los servicios federales se ofrezcan en ambos idiomas y que los ciudadanos puedan interactuar con el gobierno en la lengua de su preferencia.

Cartel de "Pare" en Canadá, escrito en inglés y francés. Crédito: CBC News

El primer ministro, Justin Trudeau, utiliza regularmente ambos idiomas en sus comunicados oficiales y en redes sociales, reflejando el compromiso del gobierno con el bilingüismo.

Según el censo de 2021, 6,6 millones de personas en el país (18%) podían mantener una conversación tanto en inglés como en francés. Esta tasa ha permanecido casi igual desde 2001, sin embargo,varía según la edad: el 25,2% de los jóvenes de 15 a 24 años son bilingües, el 19,2% de los adultos entre 25 y 64 años también, mientras que solo el 13,7% de los mayores de 65 años lo son.

Cristian Leyton, académico canadiense que hoy se encuentra radicado en Chile, vivió durante 10 años en Montreal, la ciudad más grande de la provincia de Quebec, donde, según el último censo, el 85% de la población considera que tiene un francés fluido. Sobre el bilingüismo en Canadá, Leyton señala que "los anglófonos no hablan francés, muy pocos lo hablan, a pesar de que son los dos idiomas oficiales. En cambio, los francófonos, en su mayoría, sí hablan inglés".

Además, destaca la fuerte influencia europea en la cultura quebequesa. "Si vas a Quebec, sobre todo a Montreal y otras zonas francófonas, la cultura es muy europea, más allá del idioma. Es un mundo distinto dentro de Canadá", agrega.

Conflictos Internos

Según el último censo canadiense, llevado a cabo en 2021, en el país existe una población indígena de cerca de 1,8 millones de personas. Los pueblos aborígenes que han habitado el territorio se dividen entre las Primeras Naciones, los Inuit o esquimales y los métis, caracterizados por sus asentamientos urbanos que han persistido hasta el siglo XXI.

Sin embargo, han enfrentado una histórica marginación debido a políticas de asimilación que afectaron profundamente sus culturas, lenguas y estilos de vida. Desde la colonización europea, se implementaron medidas que buscaban eliminar su identidad, destacando el sistema de escuelas residenciales, donde más de 150.000 niños fueron separados de sus familias y sometidos a abusos físicos, sexuales y emocionales.

Este sistema estuvo activo a lo largo del país por más de 100 años y la última escuela residencial federal se cerró en la provincia de Saskatchewan en 1996, dejando un legado de trauma intergeneracional que aún repercute en las comunidades indígenas.

Es por esto que el gobierno canadiense ha puesto grandes esfuerzos en reparar el daño histórico generado. En 2008 el Estado emitió una "disculpa oficial" por los abusos cometidos, reconociendo el profundo daño infligido a miles de niños, además de constituir la Comisión de la Verdad y Reconciliación, con el fin de esclarecer los abusos sistemáticos que tuvieron lugar y realizar llamados de acción.

Además, cada 30 de septiembre en Canadá se lleva a cabo el Día Nacional de la Verdad y la Reconciliación, una jornada dedicada a honrar a los niños indígenas que fueron víctimas del sistema de escuelas residenciales y a reconocer el impacto duradero de estas instituciones en las comunidades indígenas.

Por otro lado, la violencia de género es un problema que afecta gravemente a la población canadiense. Datos oficiales del gobierno muestran que, en el año previo a una encuesta de 2018, 1 de cada 10 mujeres entre 15 y 24 años fue víctima de agresión sexual, mientras que 6 de cada 10 experimentaron conductas sexuales no deseadas en espacios públicos y 3 de cada 10 sufrieron abusos emocionales, financieros o psicológicos por parte de sus parejas.

Otra arista que las autoridades del país deben tener en cuenta está relacionada al accionar de empresas de origen canadiense en el extranjero. A pesar de que Canadá tiene políticas medioambientales estrictas en su propio territorio, las empresas canadienses que operan en otros países no siempre siguen los mismos estándares.

Un ejemplo reciente de esto han sido los conflictos a los que se ha enfrentado la minera canadiense Barrick Gold, la cual ha recibido denuncias relacionadas al desalojo forzado y daños al medioambiente por parte de locatarios de la comunidad El Naranjo.

Empresas canadienses que operan en Panamá también han sido foco de críticas por el impacto ambiental que generan. Una de ellas es First Quantum Minerals, la cual ha sido acusada de destruir ecosistemas y contaminar fuentes de agua vitales en la provincia de Colón.

En definitiva, Canadá sigue reafirmando su identidad a través de la diversidad y el compromiso con la justicia social. A pesar de las tensiones internacionales y de los desafíos internos, sus ciudadanos se muestran en su mayoría orgullosos de su cultura y democracia.
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