La migración irregular hacia Europa y Estados Unidos registra en 2025 su nivel más bajo en años, con cifras oficiales que muestran un descenso sostenido tanto en las llegadas a territorio comunitario como en las detenciones en la frontera estadounidense con México.
Sin embargo, detrás de estos números no hay un alivio de las crisis humanitarias que empujan a millones de personas a huir de sus países, sino un giro cada vez más restrictivo en las políticas migratorias, marcado por la securitización de fronteras y el traslado del control migratorio a terceros países.
Organismos humanitarios y expertos coinciden en que el fenómeno responde a decisiones políticas concretas que buscan dificultar al máximo el acceso al asilo y cortar las rutas migratorias.
Baja en la llegada de inmigrantes irregulares
En 2025 bajaron visiblemente las entradas irregulares de personas migrantes a EE.UU. y también, un año más, a la Unión Europea (UE), pero no porque las razones que les empujan a buscar una vida mejor hayan desaparecido, sino como resultado de políticas más restrictivas e incluso violentas hacia los migrantes que se extendieron a los países de tránsito.
De enero a noviembre de 2025, Frontex, la autoridad fronteriza comunitaria, registró 166.900 llegadas "ilegales" a la UE, lo que supone un 25% menos que en el mismo periodo del año anterior.
En Estados Unidos, aunque no hay cifras de llegadas como tal, las detenciones en la frontera con México bajaron casi un 90%: de 1,26 millones entre enero y octubre de 2024 a 158.849 en el mismo periodo de 2025, según datos de la autoridad fronteriza CBP.
Caravana de migrantes caminando hacia Estados Unidos. | AP
"La migración está bajando por el efecto puro y duro de endurecimiento y securitización de las políticas migratorias", explicó a EFE la coordinadora en España de Médicos Sin Fronteras (MSF), Raquel González.
No es que el número de desplazamientos a nivel mundial haya bajado, de hecho, los números de ACNUR muestran un aumento, y tampoco las causas para migrar: "2024 fue el año con el mayor número activo de conflictos (56) desde la Segunda Guerra Mundial", recordó.
"¿Qué pasa? Que lo tienen muchísimo más difícil para llegar a Europa o a Estados Unidos", concluyó González, por culpa del "efecto rebote de las políticas migratorias de securitización" y de que ahora mismo "hay muchísima mayor violencia" contra los migrantes.
No es que la gente no migre, sino que se queda más en otras zonas de sus países o en los vecinos.
¿Qué sucede en EE.UU. desde la vuelta de Trump?
Tras la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca en enero, se "implementó una serie de regulaciones que, en la práctica, prohíben el acceso al asilo para quienes cruzan la frontera y dificultan que las personas permanezcan en el país, incluso buscando protección internacional", señaló a EFE la investigadora sobre migrantes y refugiados en Human Rights Watch (HRW) Laurent Seibert.
Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. | AP
"Además, la administración Trump presionó a otros gobiernos fuera de Estados Unidos para que bloqueen e impidan la migración irregular", agregó.
Esto provocó "un efecto directo" en la cadena de migración, coincidió González.
Los que son deportados contactan con los que vienen detrás en la ruta y lo que ha sucedido, por ejemplo, es que el flujo por la peligrosa selva del Darién, la montañosa frontera natural que separa Colombia y Panamá, "se cortó absolutamente" a principios de año.
Lo mismo ocurre en Europa
En 2015, la mayoría de personas que intentaban entrar a Europa lo hacían por Grecia, hasta que la UE firmó un pacto con Turquía, lo que aumentó las entradas por Italia vía Mediterráneo; luego fue por Marruecos y este año se ve lo mismo en la ruta Atlántica, que en 2024 vivió un incremento de llegadas.
Las llegadas en balsas, canoas y otras embarcaciones desde países como Mauritania y Senegal se desplomó casi un 60%, con unas 12.900 en los primeros nueve meses del año ¿Cómo se explica? La respuesta no es única, pero en agosto HRW sacó un informe que da respuestas.
"Nuestro informe constata que, en este contexto de presión de la UE para bloquear a estos migrantes, las fuerzas de seguridad mauritanas han cometido graves violaciones de derechos humanos contra migrantes, solicitantes de asilo y otras personas", comentó Seibert.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea de la UE. | EFE
En los últimos cinco años, se recabaron pruebas de abusos, detenciones arbitrarias, condiciones de detención inhumanas (como la falta de alimentos), expulsiones colectivas o sumarias y acusaciones de discriminación racial.
"No creo que sea casualidad que la UE anunciara el año pasado una renovación de su asociación con Mauritania en materia de migración y aumentara su financiación. Por lo tanto, no creo que sea casualidad que las autoridades mauritanas estén reforzando sus controles de inmigración y fronterizos, y que hayan realizado más detenciones y expulsiones este año", argumentó la investigadora de HRW.
¿Son necesarias estas políticas?
Para contestarlo, González puso el ejemplo de España: en lo que va de año 31.472 migrantes llegaron de forma irregular a un país con casi 50 millones de personas, por lo que estas entradas son un 0,06% de la población. "No puede suponer que esto se haga un tema de Estado, no tiene ese impacto", sostuvo.
Migrantes irregulares llegan en una embarcación hasta la isla El Hierro, España. | AP
En la cúspide de migración a Europa, en 2015, llegaron un millón de personas por la guerra en Siria, pero en el continente viven 450 millones, por lo que sigue siendo menos del 1%, así que "no es un problema que vaya a quebrar ni el estado de bienestar ni la seguridad nacional de los países", consideró la experta.
Lo que pasa es que ahora hay "una Europa muchísimo más defensiva, muchísimo más de cerrar fronteras", donde se normalizó e institucionalizó discursos "muy radicales" contra la migración, que demostraron ser rentables en términos de votos.
Además, ya no hay distinción entre tintes políticos: "tal vez sí en los discursos, pero en la práctica implementadora no hay una gran diferencia entre partidos progresistas y partidos más neoliberales o conservadores", concluyó la portavoz de MSF.