SANTIAGO.- Partió con el pie izquierdo. Venía a salvar la situación de las calles de la capital: despejar las vías del exceso de micros amarillas y terminar con la contaminación, pero no cumplió.
Hace nueve años, los santiaguinos esperábamos con ansias la llegada de los modernos buses de colores y su promesa de mejorar la cobertura, aumentar la frecuencia y ofrecer mejor infraestructura. Ha mejorado, pero sigue estando muy lejos de lo esperado y el precio del pasaje sigue subiendo.
Lo cierto es que la relación de los usuarios con el Transantiago, aunque es menos mala que al principio, no ha dejado de ser complicada.
Rabia, indignación y evasión
Personas que se rehúsan a dar el asiento, pasajeros que se trasladan de mala gana, empujones y evasión del pago del pasaje han marcado estos nueve años. Pero ¿por qué hay tanto enojo y evasión?
El enojo no es contra el que se sienta a nuestro lado, tampoco porque hayamos tenido un mal día. El reclamo es porque mientras la calidad de vida empeora por los tiempos de traslado, cada vez hay que pagar más. En 2007 el pasaje costaba $380 a toda hora, hoy alcanza los $720 en hora punta (subió un 89%).
Mientras tanto, el sueldo mínimo de hace nueve años era de $144.000 y ahora, con un aumento de sólo 56%, llega a los $225.000.
$67.432
o 1,5 UTM puede llegar a costar la multa por evadir, es decir, el equivalente a 94 pasajes en hora punta. Lo que representa al menos el gasto de dos meses si se considera un pasaje de ida y vuelta de lunes a viernes durante 30 días
Cabe destacar que durante estos 9 años la inflación promedio fue de 4%, cifra que dicta el porcentaje en el que se reajustan los sueldos en Chile.
Si una persona se demora casi dos horas en llegar a su casa, ese tiempo se le resta al que puede dedicar a compartir con su familia, pasar un rato al aire libre o hacer otra actividad. Si a esto le sumamos que esa persona se fue de pie en un bus atiborrado de pasajeros y sin aire acondicionado, ¿tiene o no derecho a quejarse?
Entre 2007 y 2016 la evasión pasó de un 13,5% a un 28,7%, experimentando un 112% de aumento.
El servicio del Metro de Santiago también empeoró, ya que desde que comenzó a operar el Transantiago, la gran mayoría de sus buses se apoya en el transporte subterráneo y operan en red. Es por esto que en estaciones como Tobalaba es común ver escenas de pasajeros empujándose para entrar primero al vagón y conseguir el anhelado asiento que ocuparán al menos durante los próximos 50 minutos.
El Transantiago funciona bien y mal, dependiendo del lugar de la ciudad en el que uno esté y el horario en que lo utilice. Hay zonas de la capital donde la micro sí pasa rápido y hay muchas posibilidades de que te lleve a donde quieres ir, el anhelo es que todos los santiaguinos tengamos la misma suerte.
¿Cómo podemos hacerlo más amigable?
Trasladémonos informados: En el sitio web se puede averiguar el estado de cada servicio, revisar mapas, recorridos, tarifas e incluso cuánto falta para que pase el próximo bus. Además, en la aplicación móvil de Google Maps se pueden planificar recorridos.
Si ya somos parte del problema, seamos parte de la solución: Si un chofer no paró donde debía, si un paradero está mal ubicado, hubo algún incidente que puso en riesgo a los pasajeros o si los usuarios consideran que un recorrido debe ser modificado, hay que usar los canales de comunicación. Transantiago tiene un call center gratuito (600 730 0073) que atiende las 24 horas para recibir dudas, sugerencias y reclamos. Incluso hacen seguimiento a los casos.Tienen una cuenta activa en Twitter donde informan y responden y en su sitio web Transantiago.cl
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