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"No vamos a cambiar el mar por la democracia": Los bolivianos que no apoyan la demanda marítima de Evo Morales

El ex Presidente Jaime Paz Zamora se retiró de la comisión que viajará a La Haya acusando intencionalidad política. Como él, un 75% de los bolivianos rechaza la reelección indefinida del Presidente que lleva la demanda marítima.

14 de Marzo de 2018 | 08:06 | Por Consuelo Ferrer, enviada especial a Bolivia
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JM Vilches, Emol.
SANTIAGO.- "Mar sí, pero no así. No pretendan calmar la sed del pueblo boliviano con agua salada".

Para entender la frase que lee Carlos Delius, empresario boliviano y ex presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía, sentado en un café en Santa Cruz de la Sierra a días de los alegatos en La Haya, hay que entender lo que pasó en la misma ciudad —y en muchas otras del país vecino— el pasado 21 de febrero.

"Si el Presidente no cumple lo que dice la Constitución en torno a lo principal que tiene el Estado y la sociedad, que son la democracia y la libertad política, entonces ¿cómo quiere que le creamos de su apego a la norma internacional?"

Gustavo Pedraza, ex ministro de Desarrollo Sostenible
A las 00.00 horas de ese miércoles, con un acto en el que participaron dirigentes del comité cívico de la ciudad, se dio inicio a un paro nacional en rechazo a la repostulación de Evo Morales a la Presidencia de la República, en uno de los puntos más álgidos de una protesta que empezó a fines de 2017.

Ese día, bautizado como "21F", se cumplían dos años desde que se votara en un referéndum una modificación a la Constitución que permitía al presidente o vicepresidente del Estado Boliviano repostularse inmediatamente a una elección, el que fue convocado por Morales con la intención de habilitarse para un nuevo mandato.

Con un 51,3% de los votos contabilizados, se impuso la opción del "No". En ese momento, el Presidente afirmó que acataría la decisión del pueblo.

Pero en noviembre, el Tribunal Constitucional de Bolivia se pronunció favorablemente con respecto a un recurso presentado por el oficialismo boliviano, que buscaba que algunos artículos de la Constitución fueran declarados inaplicables y que se anularan otros de la Ley Electoral para permitir la cuarta candidatura de Morales.

El 22 de diciembre, el vicepresidente Álvaro García Linera anunció que "el 2019 Evo Morales estará en la papeleta electoral". Fue entonces cuando la oposición ciudadana se intensificó.

"Este contexto es lo que justifica el ímpetu por La Haya, porque es la gran distracción nacional. Pero personalmente, en lo que a mí me toca, yo feliz sin mar. Me dirán antipatriota, pero soy un mediterráneo sin complejos", dice Delius a medida que admite que un triunfo para Morales en la corte "sería lo peor que nos podría pasar".

Un pueblo en oposición


Para el analista político y director de Plural Editores, José Antonio Quiroga, el triunfo del "No" en el referéndum fue la coronación de un proceso de decaimiento que llevaba varios años.

"Es la expresión del desencanto con muchas de las reformas que propuso el Gobierno y no cumplió, con la corrupción, la desinstitucionalización, el abuso de poder, y la violación de derechos humanos, particularmente de indígenas", comenta a Emol.

"El discurso oficial es una narrativa de un proceso de cambio, de la revolución, y no guarda consonancia con las políticas públicas reales. Hay un divorcio entre ellos. Todo eso tiene un efecto acumulativo y la gente sale cada vez con mayor frecuencia y en mayor número a expresar su descontento", añade.

Por eso, considera, tanto Evo Morales como el Gobierno "van a poner toda la carne en el asador de La Haya".

"Ahí se juega hasta las posibilidades de que sea reelegido. Cualquiera sea el resultado, él lo va a convertir. Pase lo que pase va a ser un hito: va a ser mejor si es favorable, pero si La Haya le dice que no a Bolivia, va a movilizar a todo el país como víctima", agrega.

Sin embargo, Quiroga considera que la demanda que ha presentado Bolivia es "muy legítima". "Hay un tema pendiente, muy pocos bolivianos te van a decir que no nos interesa el mar o que se lo queden", dice. El problema, asegura, es con la situación que envuelve hoy a la figura de Evo Morales.

Aunque existe consenso con respecto al anhelo de obtener mar, la población boliviana se opone en su mayoría a la figura del Presidente: un 75% se rechaza su reelección indefinida, mientras su intención de voto alcanza sólo un 22%, según mediciones realizadas por Página Siete.

Aunque no existen datos recientes, ya a fines de 2015 un 68% de los bolivianos creía que el Gobierno usaba la demanda marítima para promover la reelección de Morales, según el mismo medio.

Validarse desde fuera


Para el ex ministro de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Carlos Mesa, Gustavo Pedraza, el diagnóstico es similar: "Todos, creo, pensamos que el diseño de la demanda que está en curso es correcto, no tenemos por qué rechazarla: Lo que estamos criticando es la gestión que se está haciendo en la coyuntura. Ése es el tema", explica a Emol sentado en la terraza de su casa.

Y la "coyuntura" de la que habla la define como "de adversidad y desesperación" en torno al concepto de democracia.

"Ahora utiliza muy hábilmente el momento en el escenario internacional para convocar a la unidad nacional en torno a la demanda. Son intentos de mantener el poder y de reproducirlo no ya en función de la legitimidad interna, porque esa credibilidad el Presidente la perdió, sino en función de lo que se hace afuera", afirma.

"Son intentos de mantener el poder y de reproducirlo no ya en función de la legitimidad interna, porque esa credibilidad el Presidente la perdió, sino en función de lo que se hace afuera"

Gustavo Pedraza
Dice que lo han tratado de ser "antipatriota" o "pro chileno", pero asegura que no es el único. "Es una reflexión que muchos ciudadanos tenemos en Bolivia. He conversado con varios, he leído, he visto, he escuchado, y mucha gente piensa igual. Me parece también justo reclamarle coherencia al Presidente", comenta.

"Que nos muestre su apego a la Constitución de nuestro país, que es la columna vertebral del Estado. Si el Presidente no cumple lo que dice la Constitución en torno a lo principal que tiene el Estado y la sociedad, que son la democracia y la libertad política, entonces ¿cómo quiere que le creamos de su apego a la norma internacional?", argumenta.

Por eso, cuenta, quiso compartir un mensaje breve en su perfil de Facebook, que ahora lee: "Al Derecho en La Haya y al revés en Bolivia, una incoherencia de Evo seductora para muchos".

También comparte uno de los comentarios que recibió: "Prometió acceso libre y soberano a la democracia. Que cumpla su palabra".

"Queremos mar y democracia"


"Parece que se quiere oponer La Haya contra el 21F. El mar contra la democracia, la libertad contra el sistema... Resulta que soy un convencido de que los bolivianos queremos mar y queremos democracia, queremos las dos cosas, no lo tomamos como una oposición".

Con esas palabras anunciaba el ex Presidente boliviano, Jaime Paz Zamora, que no participaría de la comisión que acompañará a Evo Morales a La Haya la próxima semana. El actual mandatario conformó un grupo de 15 personas, entre ex presidentes, ex cancilleres y representantes de sectores sociales, en el que Paz Zamora inicialmente había aceptado participar.

Con su anuncio, el pasado 6 de marzo, se convirtió en el único de los convocados que ha declinado en su intención de formar parte de la instancia, aunque hay quienes esperan que más ex autoridades decidan retirarse.

"Soy un convencido de que los bolivianos queremos mar y queremos democracia, queremos las dos cosas, no lo tomamos como una oposición"

Jaime Paz Zamora
"Yo percibo que eso es muy romántico", dice Pedraza. "La presencia de varios políticos en La Haya no va a incidir en un fallo, porque no estamos ante un fallo provincial: Estamos ante el principal tribunal de justicia del mundo. En gran medida, es sólo imagen internacional".

El cruceño Carlos Delius dice que Paz Zamora se retiró porque es "un político viejo que huele sangre". "No vamos a cambiar el mar por la democracia. Mar sí, pero democracia sí. Él ve que el desgaste de Evo ya es acelerado, eso es lo que ha dicho", comenta.

Y dice que espera que a los chilenos "ni se les ocurra pensar que este es un bloque granítico" —sólido, inquebrantable—, como, considera, hacen creer a veces las agencias y los medios locales.

"Bolivia es una olla donde se están permanentemente cociendo habas. Aquí tenemos aspiraciones muy distintas. Somos muy, muy plurales. Hay todo menos homogeneidad, somos totalmente diversos".
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