Pensando en lo que queda de 2020, los ciudadanos de la Región Metropolitana no se visualizan usando medios de transporte compartidos, o al menos la intención de ocupar estos vehículos ha disminuido en comparación a los tiempos en que no había pandemia ni emergencia sanitaria. Así lo mostró un estudio realizado por el Automóvil Club de Chile, que indagó en las modificaciones que ha sufrido la movilidad en la región debido al coronavirus en una muestra de 500 personas del Gran Santiago.
Según los datos, un 62% de los santiaguinos declara que dejará de utilizar los buses del Transantiago, que un 57% hará lo mismo con el Metro y que un 50% descartará los colectivos. En contraste, un 44% dice estar fomentando sus traslados como peatones, una cifra que supera el 23% que optaría por la bicicleta. Por otra parte, un 50% de los conductores de automóvil asegura que seguirá privilegiando este vehículo para desplazarse por la ciudad.
"La saturación vial que se aproxima provocará que nos enfrentemos a un problema serio en las calles, donde la lucha por el espacio irá predominando entre quienes no están dispuestos a bajarse del vehículo y aquellos que opten por otras formas de movilización"
Alberto Escobar, Automóvil Club
La preferencia por el este medio se debería a que es percibido como uno que entrega mayor sensación de seguridad sanitaria: 30% de los encuestados reconoce sentir algún tipo de temor al momento de subirse a un vehículo luego de los meses de confinamiento y cerca de un 20% dice estar evaluando adquirir un medio de transporte que le garantice evitar el contacto físico y las aglomeraciones, siendo el automóvil y la bicicleta los más preferidos. Esto se condice con otro dato: la investigación muestra que un 20% de los encuestados usó el retiro de los fondos de AFP para comprarse un auto.
"El transporte público y los sistemas de transportes compartidos y de arriendo no están generando confianza", dice el gerente de Movilidad de Automóvil Club, Alberto Escobar. "La población no percibe que se le esté proporcionando un nivel de servicio suficiente que, al mismo tiempo, permita mantener las condiciones de seguridad que se necesita en la actual contingencia. La mayor sensación de bioseguridad la siguen encontrando en el auto, como peatones o arriba de una bicicleta", añade.
Este sentimiento, avizora Escobar, traerá inevitablemente un conflicto: "La saturación vial que se aproxima provocará que nos enfrentemos a un problema serio en las calles, donde la lucha por el espacio irá predominando entre quienes no están dispuestos a bajarse del vehículo y aquellos que opten por otras formas de movilización", advierte.
La medición también abordó otros indicadores asociados al automóvil dentro de la pandemia, como el hecho de que un 42% de los encuestados ha pospuesto la visita a la revisión técnica por motivos sanitarios, que el 25% mantiene pendiente el pago del permiso de circulación y que el 16% tampoco ha pagado su seguro automotriz. Adicionalmente, un 10% asegura que tuvo que vender su vehículo en medio de la crisis sanitaria.
