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Las reuniones de convencionales se suman a los atractivos turísticos del Palacio Pereira

Durante la semana se realizan recorridos guiados gratuitos por el edificio, que data del siglo XIX. Los visitantes acuden principalmente a conocer de la historia y arquitectura del recinto, pero también han llegado interesados en ver el trabajo de los constituyentes.

19 de Septiembre de 2021 | 06:20 | Por Maximiliano Vega, Crónica Constitucional
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El Mercurio
Siete personas terminan el recorrido turístico por el Palacio Pereira, ubicado en la esquina de San Martín y Huérfanos, en el centro de Santiago.

Son cerca de las 17:00 horas y con ello se acerca el fin de la visita guiada gratuita, de alrededor de 60 minutos, en la cual han repasado la historia del inmueble de estilo neoclásico creado en 1872 por el arquitecto francés Lucien Ambroise Hénault, a petición del abogado y político de la época Luis Pereira.

Cada visita termina en un patio a cielo abierto
, momento en el que el guía les indica que frente a ellos, en dirección hacia el norte, donde se ven oficinas con ventanales transparentes, trabajan las personas encargadas de redactar una nueva Constitución para Chile. Los asistentes toman fotografías hacia el sector señalado.

Ignacio, estudiante de 18 años, pregunta si en algunas de esas oficinas se encuentra una mesa larga, que ha visto en fotos en las cuales aparecen los convencionales trabajando. Ante la respuesta afirmativa del guía, consulta: "¿Y podemos ir?", pero el funcionario, con tono amable, le dice que no. Hay risas.

En sus casi 150 años, el Palacio Pereira ha albergado obras de teatro, fue sede del Liceo Número 3 de Niñas, de la federación de estudiantes secundarios, del Arzobispado, entre otros. Y por estos días, además de ser una de las dependencias del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, algunas de sus salas están destinadas al trabajo de la Convención Constituyente.

"Casa de vidrio"

El Palacio Pereira ha estado disponible para los convencionales desde julio. Sin embargo, durante las primeras semanas su uso fue escaso, principalmente de asesores, pues varios constituyentes aseguraban que no era cómodo trasladarse desde el ex-Congreso hasta allá —separados por seis cuadras— y que había poca privacidad, debido a los amplios ventanales y salas conectadas unas con otras.

Pero con el paso de los días, cada vez es más común ver a convencionales caminar por los pasillos y salas del edificio, a veces con un café en la mano o hablando por teléfono. El palacio ha sido usado mayoritariamente para reuniones de coordinación de los distintos conglomerados, pero igualmente se han realizado allí algunas sesiones de comisiones.

A fines de agosto, por ejemplo, la comisión de Reglamento sesionaba hasta tarde afinando su propuesta de normas reglamentarias y los convencionales no advertían que abajo un grupo de turistas —en su mayoría chilenos, pero también un par proveniente de Estados Unidos— los miraba y fotografiaba.

La transparencia de las ventanas de las salas en que trabajan los convencionales, en especial en las tardes, cuando las luces permiten ver con mayor claridad su interior, entrega una postal de "casa de vidrio", donde se observa a los convencionales dialogar entre ellos y a través de videollamada con otros constituyentes que se asoman en grandes pantallas.

Una de las turistas es Stephanie Saavedra, arquitecta, quien califica de extraordinario que cualquiera pueda ver el trabajo de la Convención. "Siempre, todo lo relacionado a la Constitución o cosas como leyes son hechas a puertas cerradas. En cambio acá es parte del tour. Puedes ver dónde están escribiendo parte de la Constitución. Lo puedes ver y eres como parte del proceso", dice.

Saavedra recuerda que cuando era escolar conoció el Congreso Nacional en Valparaíso y no le gustaron las restricciones: "Aquí terminas, aquí te puedes sentar, aquí puedes ver y no molestar. Todo era como tan lejano. Acá no está pauteado, ni cerrado, y eso me impacta y me emociona". Por lo demás, agrega que la restauración realizada al palacio "es una joya".

El recorrido parte con la narración de los orígenes del inmueble ubicado en el terreno de una casa colonial, según demostraron excavaciones realizadas en 2012. Su historia fue de altibajos: fue declarado monumento histórico en 1981, abandonado por 30 años y comprado por el Estado en 2011, durante el primer gobierno de Sebastián Piñera. Luego vino la restauración.

Ignacio, el joven que consultó si podía ir al salón de reuniones de los convencionales, cuenta que le hubiese gustado ver el mueble donde sesionan los convencionales porque con su labor "le daban un sentido a esa mesa". Valora que los constituyentes sean parte viva del recorrido turístico, ya que "es un espacio cultural, un espacio abierto a la ciudadanía, y obviamente la Convención es parte y trabaja para la ciudadanía".

Al final del recorrido, actualmente se puede observar una exposición sobre la historia constitucional chilena. Se desglosan más de 100 objetos patrimoniales "reflejo de las épocas de los diez textos constitucionales que ha tenido el país", indica la muestra. Los objetos, pinturas, documentos, esculturas, entre otros, pertenecen a colecciones del Museo Histórico Nacional, préstamos del Museo Nacional de Bellas Artes y Museo de la Educación Gabriela Mistral.

Petitorio ciudadano

Antes de llegar al patio, última estación de la visita guiada, las personas pueden dejar mensajes sobre cuál debiese ser el primer artículo de la nueva Carta Magna. Allí se leen textos como "el derecho a expresarnos libremente", "derecho a la salud y vivienda digna" y hasta "pugs para todos".

Rolando, arqueólogo y uno de los visitantes, dice que antes de tomar la visita sabía que en ese lugar trabajan los constituyentes: "Me parece súper importante que estén trabajando acá porque más allá de la importancia histórica que tiene el palacio en sí mismo, su valor arquitectónico y su valor patrimonial está siendo escenario de un proceso histórico". Con ello, asegura, "se humaniza el proceso, que a veces se ve lejano".

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