"Las afectaciones a la dignidad personal y las agresiones verbales a funcionarios, principalmente durante el acceso, se han vuelto progresivamente frecuentes, y las humillaciones han causado sufrimiento".
Las palabras son de la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, quien en un video publicado en sus redes sociales -el pasado 6 de junio-, dio cuenta de la situación que se vive en la Casa Central del plantel.
Y es que desde el pasado 15 de mayo que
estudiantes y grupos Pro-Palestina han desarrollado un "acampe" en ese espacio patrimonial -para exigir, entre otras cosas, la revocación de convenios con planteles israelíes-, pese a que, según afirma la autoridad universitaria, se han abierto espacios para el diálogo.
En el video, Devés expone que "lamentablemente, a pesar del diálogo establecido desde el momento de la ocupación, ha sucedido una serie de hechos que dan cuenta de afectaciones concretas respecto de los bienes y las personas, que contradicen el declarado propósito de defensa de los derechos humanos de la misma".
Junto con denunciar agresiones verbales a los funcionarios, enfatizó que "se ha incurrido en ofensas desde la perspectiva de género, y se ha provocado daño a la salud mental de nuestros funcionarios, cuyo bienestar estamos comprometidos en cuidar". Con todo, Devés insiste en el llamado a mantener el diálogo, y advierte que "defenderemos nuestros valores, y que la agresión y el miedo no tienen espacio en esta universidad".
Semanas de manifestaciones Pro-Palestina
Las manifestaciones por parte de estudiantes Pro-Palestina se han replicado en planteles como la Universidad Católica y la Usach. Esta última, luego de sostener un encuentro con sus alumnos, anunció la suspensión de sus convenios con instituciones de educación superior de Israel, específicamente la Universidad de Haifa y Technion-Israel Institute of Technology.
En el caso de la U. de Chile, la Facultad de Filosofía y Humanidades del plantel, anunció a fines de mayo el término de un convenio que mantenían con universidades de Israel: una "carta de intención" con el Instituto de Ciencias Judaicas de la U. Hebrea de Jerusalén, de 1999. Esto, pese a que la rectora del plantel, Rosa Devés, afirmó que se trató de "una decisión unilateral", que "no representa una posición general de la universidad".
Esta semana, en tanto, se desplegó un lienzo en el frontis de la Casa Central, en el que se observaba, en un dibujo, a la rectora Rosa Devés recibir un beso del Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. La acción fue condenada incluso por la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, quien afirmó que "el recurrir a caricaturas sexistas es agotar la posibilidad de debate, que caracteriza a la U. de Chile y apertura que siempre ha mostrado la Dra. Devés".
Estas acciones se han sumado a otras áreas, como la suspensión de la presentación en la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, del director argentino-israelí Yeruham Sharovsky. El Gobierno, en tanto, también ha hecho lo propio, como la decisión que tomó en abril de excluir a Israel de la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae).
"Valentía" y "militantismo"
En conversación con Emol, expertos en educación analizan las implicancias del mensaje de Devés, desde donde destacan su "valentía" por dar a conocer la situación, pero de paso, por la defensa que hace respecto a los valores institucionales, clave, dicen, en las dinámicas que se tejen en los espacios universitarios.
Para Jaime Retamal, académico de la Usach y experto temas educativos, comenta que con su mensaje, Devés "está dando un ejemplo si querer ella darlo, pues es muy reconocible su respeto de trato, su humildad y su honestidad. La valentía de Devés se suma a la valentía y coraje que han mostrado otras rectoras mujeres de otras universidades públicas de Chile que han corrido la suerte de observar las consecuencias del militantismo universitario".
En esa línea, reflexiona que "el militantismo le ha hecho mucho daño a las universidades del mundo, por muy justificadas y legítimas que sean sus causas, porque socava los fundamentos de lo que entendemos por institución universitaria con el uso del recurso de la polarización extrema, la violencia política, la comprensión de la cultura como un campo de batalla explícito y no metafórico".
Para Andrea Figueroa, decana Facultad de Educación, U.Central, el tema es complejo, porque "se merman varios elementos de lo que son las comunidades universitarias, en las posibilidades de establecer diálogo más participativo, de sentirse parte de comunidades y, por cierto, de sentir confianza en las interacciones que se sostienen en el interior de las comunidades académicas".
"Lo que nosotros esperamos, sobre todo en los espacios universitarios donde está la academia, y lo que nos lleva a unirnos, está en el área del conocimiento y de la vida universitaria y establecer principios esenciales que todos los modelos educativos han señalado como valores institucionales; que se transgredan de esta forma, generan un quiebre en las comunidades y, por tanto, las confianzas también se van perdiendo sistemáticamente", sostuvo.
Parlamentarios condenan agresiones
En el Parlamento, en tanto, algunos miembros de las comisiones de Educación apuntan a que, independiente de las causas de este tipo, no corresponden las agresiones a los funcionarios, sino que se debe apuntar al diálogo. Asimismo, algunos respaldan la acción de Devés, en tanto su rol como rectora, de velar por el cuidado de funcionarios y del patrimonio.
La diputada del PDG, Karen Medina, comentó que "es una pena que un conflicto internacional que está muy muy fuera de nuestras fronteras hoy día esté afectando la convivencia en la interna de nuestro país, porque independiente de la mirada o la cercanía que uno pueda tener con un país o con el otro, en lo que debemos tener claridad es en condenar todo tipo de violencia y por supuesto lamentar lo que está allí pasando (...) pero esa condena debe ser tan transversal como lo debe ser contra todo tipo de delito".
Para el d
iputado Stephan Schubert (REP), la sociedad debe garantizar que los establecimientos educacionales son seguros "no solo para los estudiantes, sino que también para los funcionarios y por supuesto los profesores. No es aceptable que en nuestro país tengamos profesores del sistema escolar y también de la educación superior amenazados".
En tanto, la diputada Helia Molina (PPD), fue enfática en señalar que "no se puede y no está dentro de los derechos a manifestarse, el agredir a personas, es tratar mal a su propia institución, a la Universidad de Chile. No puede ser que hasta la presidencia de la Confech se sienta al margen de aquello. Estamos hablando de una situación absolutamente fuera de todo racionalismo y de toda institucionalidad".
"Apoyo plenamente las palabras de la rectora Rosa Devés, porque ella tiene la obligación de poder permitir que todos los derechos humanos se ejerzan. El de manifestarse, pero también el de no agresión, el de no bullying, el de no maltrato, el de no acoso. Y tampoco puede permitir que siendo ella la rectora de la universidad hayan daños al patrimonio de la propia universidad", planteó.
