En la Fosa de Atacama, frente a la costa de la región de Antofagasta, se descubrió una especie no registrada, denominada Dulcibella camanchaca.
Según constató El Mercurio de Antofagasta, se trata de un depredador oceánico de rápido movimiento, con casi cuatro centímetros de longitud. Este crustáceo posee mandíbulas y apéndices reptoriales especializados para capturar a otras especies, como anfípodos más pequeños, en un entorno con disponibilidad limitada de alimentos.
Este hallazgo revela la complejidad de las relaciones ecológicas que se desarrollan en las comunidades que habitan ambientes tan extremos y remotos como los de la Fosa de Atacama, donde el alimento es escaso.
El hallazgo fue realizado por un equipo de científicos de Chile y Estados Unidos, entre ellos el Dr. Igor Fernández, investigador de la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Naturales de la Universidad de Antofagasta. Fernández participó en la expedición durante la cual se captaron ejemplares de la nueva especie.
El estudio revela que esta especie habita en la denominada zona "hadal", la región más recóndita del océano, que se extiende desde los 6.000 hasta los 11.000 metros de profundidad. Este entorno se caracteriza por la ausencia total de luz, temperaturas cercanas al punto de congelación y una presión hidrostática extremadamente alta.
El Dr. Fernández explicó que, debido a las condiciones tan extremas de este ecosistema, cabría esperar la ausencia de cualquier forma de vida. Sin embargo, las investigaciones realizadas en la Fosa de Atacama están confirmando lo contrario.
"Nuestros estudios confirman que en estas profundidades habitan organismos únicos que sobreviven en los ambientes más hostiles de nuestro planeta. En octubre de 2023, durante la Expedición IDOOS I, capturamos cuatro individuos de Dulcibella camanchaca a una profundidad aproximada de 7.600 metros, utilizando para ello un vehículo autónomo no tripulado. Desde entonces, colegas del Instituto Milenio de Oceanografía han estudiado sus características genéticas y morfológicas para concluir que se trataba de un organismo nunca antes descrito", sostuvo el investigador.
Agregó que este descubrimiento refuerza la tesis sobre la existencia de una gran biodiversidad desconocida en las profundidades de la Fosa de Atacama.
"Acá tenemos una biodiversidad que debemos seguir explorando, porque este anfípodo que hemos descubierto se distingue como depredador en comparación con otras especies. Los datos de ADN y morfología nos indican que esta especie representa no solo una nueva especie, sino también un nuevo género. Efectivamente, su morfología y su mandíbula eran distintas, lo que nos indicó que nos encontrábamos ante un organismo depredador", añadió.