Los operativos en que se han detectados cultivos de marihuana han tenido una particularidad en los últimos dos años: la cantidad de plantas de cannabis sativa incautadas han registrado cifras récord, especialmente en la zona centro y centro norte del país.
El pasado 24 de enero, carabineros del OS7 Limarí lograron decomisar 15 mil plantas en Los Vilos, Región de Coquimbo, junto a 47 kilos de marihuana ya procesada para la venta. Esto, a raíz de un procedimiento que abarcó cinco sectores distintos de la comuna, en valles internos o en cerros. Ese decomiso fue el segundo más grande en dicha región: en febrero de 2024 se detectaron 20 mil plantas de marihuana en la comuna de Monte Patria.
El miércoles, en tanto, se incautaron más de
3 mil plantas de esta droga en
Los Molles, en la Región de Valparaíso, las que abarcaban una superficie equivalente a seis canchas. Las "canchas", en la jerga policial, son el espacio del cerro o valle donde se instalan las plantaciones, y que pueden albergar miles de matas de cannabis.
Varios gremios y municipios ya han expresado su preocupación por la presencia de este negocio ilícito que va en alza en zonas rurales y por la serie de implicancias negativas que trae para las comunidades.
Según comenta el alcalde de Ovalle, Héctor Vega Campusano, "es preocupante lo que sucede en la Provincia del Limarí y en la comuna de Ovalle, ya que en los últimos años se han incautado grandes cantidades de drogas, principalmente de marihuana en sus diferentes estados. En este contexto, estamos muy satisfechos porque el trabajo policial de la PDI y el OS7 de Carabineros ha dado sus frutos en los últimos años, labores que han permitido sacar de circulación este tipo de droga que no sólo se comercializa en la Región de Coquimbo, sino que en otras zonas del país".
Expertos detallan que, entre los efectos colaterales de la escalada de este negocio emerge la disputa territorial, captación de jóvenes para el cuidado y cultivo de las plantas, y mayor presencia de armas en las zonas rurales. Esto, como parte de una cadena evidente: consumo, el aumento del tráfico y la violencia asociada.
Las cifras al alza del negocio ilícito
En enero, la Policía de Investigaciones (PDI) entregó un balance del Plan Cannabis, el que apunta erradicar y reducir las zonas de cultivo y venta de droga en el país, aunque se focaliza en las regiones de Coquimbo y Maule, que concentran la mayor cantidad de estos cultivos ilícitos.
Entre 2022 y 2024 se decomisaron 12 toneladas de cannabis sativa procesada; se logró la desarticulación de 12 estructuras criminales y se detuvo a 138 sujetos, imputados por delitos relacionados a la producción y comercialización de esta droga.
137.924 plantas de cannabis ha incautado el OS7 entre noviembre del año pasado y enero de 2025
En tanto, el
OS7 de Carabineros ha redoblado los esfuerzos para dar con plantaciones de cannabis, y en atención al aumento de este negocio, el año pasado se creó el OS7 Limarí. De hecho, entre los meses de noviembre y abril, los esfuerzos se concentran especialmente entre
Coquimbo y Ñuble.
Las cifras dan cuenta del alza de este negocio ilegal: entre noviembre de 2022 y 2023 se incautaron 679.319 plantas de marihuana; en el mismo periodo 2023-2024, se incautaron 718.882 matas; y en lo que va entre noviembre del año pasado y enero de 2025, ya se han incautado 137.924 plantas.
En conversación con Emol, la vocera y capitán del OS7 de Carabineros, Belén Galaz, destaca que las cifras del último periodo son elevadas, considerando que aún restan tres meses para focalizar operativos. "Es mucho, porque todas las semanas se envía desde Santiago al Limarí refuerzos de personal, drones, helicópteros y patrullas, una zona donde además ya se han hecho incautaciones históricas", comenta.
El "diseño" del narcocultivo
Llegar a los cerros, quebradas y valles donde se esconden las plantaciones puede tomar varias horas a pie, dependiendo de la hostilidad de la geografía. La mayoría de veces, los efectivos policiales, una vez detectados los cultivos -con drones y helicópteros-, se trasladan principalmente en moto.
Los grupos detrás del negocio ilegal saben que llegar a esas zonas no es fácil, por lo mismo, contratan a sujetos que conocen el lugar y en su mayoría, dispuestos a acampar para cuidar las plantaciones. "Nos hemos encontrado con las personas que cuidan las plantaciones, porque viven ahí: instalan pequeños campamentos con un lugar para dormir, e incluso hemos encontrado la comida que dejan y las cocinillas", comenta la capitán Galaz.
Conocer el territorio también permite que los sujetos puedan escapar rápidamente al notar la presencia policial. Eso lleva a que no siempre se logren detenciones, aunque de acuerdo al OS7, éstas han ido aumentando. En otras oportunidades, la fiscalía ordena diligencias para determinar quiénes son los dueños de los terrenos.
En las ocasiones que se logra dar alcance a los sujetos, se verifica si forman parte de alguna organización criminal que esté operando en el lugar, puesto que "no sólo buscamos aumentar la cifra de detenidos, sino que revisar sus vínculos y su nacionalidad. Antes se encontraba normalmente a chilenos, pero hoy ya no es así, el OS7 Limarí ha encontrado a personas de nacionalidad colombiana cuidado estas plantaciones y con armamento", comenta la capitán.
"Antes encontrábamos solamente las plantaciones; hoy hay detenidos, personas extranjeras a cargo y con armamento largo, como escopetas. A veces, al huir, dejan las armas en el lugar", precisa Galaz, lo que da cuenta del cambio que ha tenido este negocio.
Efectos colaterales de un negocio en alza
Hay varias razones por las que este tipo de negocios resulta lucrativo para las bandas criminales. En primer lugar, porque hace un buen tiempo detectaron que el foco de atención en el combate al tráfico está más centrado en las ciudades que en sectores rurales, sobre todo, de difícil acceso.
En enero de 2024, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, ya advertía del traslado de narcotraficantes hacia sectores rurales, los que incluso ofrecían a temporeros pagarles en drogas en lugar de dinero. A un año de la denuncia, comenta a Emol que existe "impunidad en sectores rurales respecto al crimen organizado, y nos sorprende además la gran cantidad de droga que hay en estas zonas, porque el narcotraficante ha encontrado un ambiente mucho más propicio para delinquir".
Ese traslado a zonas rurales tiene otras graves causas e implicancias.
Pilar Lizana, investigadora de AthenaLab, y Pía Greene, experta en seguridad de la USS, concuerdan en que este aumento de cultivos en la zona centro norte del país obedece a una nueva arista en la lógica de Chile, históricamente concebido "como país de tránsito": no sólo es ahora un gran consumidor de marihuana, sino que también la produce.
"Chile es un país muy consumidor de marihuana. Entonces también hay una demanda interna importante y eso se ve reflejado en cómo este negocio ha ido avanzando hacia el norte, y es porque allá están las condiciones climáticas para hacerlo", señala la Lizana. A ello, se suman "los vacíos del Estado y una menor fiscalización", que abre un escenario idóneo para el negocio.
Esto, además, trae como consecuencia "nuevas opciones laborales" y el aumento de la violencia en la zona. "Lo que va a empezar a pasar es que estos grupos pagan cierta cantidad de plata que es mayor que quizás la que tú puedas obtener haciendo otro trabajo formal, porque están pagando bien por el cuidado del predio", agrega la experta de AthenaLab.
La violencia, en tanto, está asociada a la eventual aparición de competencia entre grupos criminales por estos cerros donde cultivar. Eso sí, desde el OS7 estiman que no son muchos los clanes o grupos que tienen estos cultivos, puesto que necesariamente implicaría un mayor conflicto entre rivales. Es más: se ha detectado que los dueños de los cultivos prefieren tener "varias canchas" en distintos cerros, para no perder toda la producción en caso de ser descubiertos.
De todas formas, cuidar estos terrenos implica armarse, tanto para proteger la mercancía, como ante una eventual competencia entre grupos que comiencen a apostar por esta lucrativa economía ilícita. "Esto puede ser un gran problema en el futuro, con todos los temas asociados, de violencia y disputas territoriales, si es que no se comienza a prevenir y atajar desde ahora", sentencia Greene.