EMOLTV

“Este país funciona mucho con los prejuicios”

Esta polémica fotógrafa tiene 34 años, y separó aguas de su pasado hace bastante tiempo, cuando decidió autorretratarse desnuda. La catarsis, eso sí, venía desde antes: se fue a vivir a los 23 años con quien se convirtió en su marido dos años después (“vieja para las de mi círculo”), desechó el blanco y la Iglesia y se autoproclamó contraria a varias de las cosas que le habían enseñado desde niña, entre ellas la política de derecha, la religión y las clases sociales.

05 de Mayo de 2005 | 10:54 |
imagen
Las fotos son su pasión, su como conexión de vida.“El otro día fui al ballet con mi hija y estuve todo el rato -la idiota- pensando: aquí haría clic, aquí. Tengo una rayadura con la imagen, con mirar el escenario e imaginarme la foto”.

Pero María Gracia Subercaseaux no vive de eso. Tiene la suerte, según dice, de que le compran algunas fotos; pero eso es poco regular, así que se mantiene económicamente gracias al programa que conduce en la radio Zero junto al periodista Rodrigo Guendelman (“Acid Bar”), escribe y hace fotos para la revista Caras y es panelista estable en “Pasiones” y “Sin Prejuicios” de TVN.

La radio y la revista son estables; la televisión es esporádica y la considera un “pololo”. Explica que no haría cualquier cosa en ese medio. “No soy animadora y no quiero desdoblarme y ser alguien que no soy. Me gusta dar mi opinión, no ponerme a bailar la colita”, dice absolutamente segura y, tal vez, un poco pedante respecto a ese medio de comunicación que no le gusta del todo, pero que la ayuda a mantenerse económicamente.

Ha expuesto nueve veces sola y muchas colectivamente. Recuerda con especial cariño una de este año en Milán, donde exhibió algo de “Besarte”, la exposición de besos que hizo con Jordi Castell. También estuvo en la de “Alfa Romeo”-donde eligieron a un grupo de conocidos fotógrafos para retratar autos-. Acaba de desmontar las fotos que hizo para su libro “Cuerpos Pintados” (en las rocas y bajo el agua), que se mostraba en la sala de Ana María Matthei y está exponiendo en Concepción “Mujeres agredidas”, tal vez lo que más le ha gustado de lo que ha hecho.

-¿Cómo lograste fotografiar mujeres agredidas?
“Estuve más de un año entrevistando mujeres. Me ayudaron mucho el Sernam y La Morada, y al final estuve tres semanas fotografiando. Lo más difícil de descubrir fue el concepto que iba a desarrollar con las fotos. Finalmente, encontré el punto preciso: son fotos movidas, el recorrido de los movimientos de los golpes y tiene que ver con la auto anulación -no creen en ellas y por eso permiten ese tipo de agresiones-; pasan a ser insustanciales y medio fantasmagóricas, porque la sociedad no las oye ni las ve.
“Uno de los mayores dramas es que el vecino no acude, no hace nada. Ese es el tema: romper el silencio. Fue un trabajo muy, muy fuerte, pero bonito e importante”.

-¿Esa es otra cara de María Gracia Subercaseaux, que es catalogada como un poco frívola?
“Este país funciona mucho con los prejuicios, pero he aprendido con la experiencia que esa gente que piensa que soy una mina fría y poco sensible, al final ha debido reconocer que, al revés, soy demasiado sensible y me emociono con muchas cosas”.

Cuenta que “Las Últimas Noticias” la entrevistó después de un capítulo de “Pasiones” en el que ella lloró a mares, porque los periodistas no podían creer que esas cosas la conmovieran, pues para una sociedad como la chilena, el sólo hecho de desnudarse produce prejuicios.

“La verdad es que en ese momento no me pude controlar, estaba muy angustiada; el caso tenía que ver con niños y eso a mí me mata, me destruye y se me caían las lágrimas a borbotones…
“Volviendo al tema, es rara la imagen que uno da, porque también uno se protege para no mostrarse por completo, pero si converso con otras personas siempre me dicen que muestro otra imagen, me encuentran distinta, más común y corriente”.

-¿Por qué elegiste el desnudo como tema?
“Fue durante mi matrimonio, apenas antes de separarme; un momento de mucha pena, mucho dolor, mucha soledad. Era una especie de encontrarme conmigo, porque en ese instante uno pierde todo: las raíces, la identidad, la vida. Estuve muy, muy mal y aproveché ese dolor como inspiración y el desnudo fue el mejor camino que encontré”.

-¿Fue difícil desnudarse?
“No lograba que los modelos expresaran exactamente lo que estaba sintiendo; por lo tanto, yo era mi mejor modelo: sabía exactamente cómo expresar el dolor, la angustia, la soledad de ese momento.
“En ese contexto, la desnudez es como reflejar mi yo más profundo y eso hay gente que no lo entiende”

Tal vez lo que mejor explica sus sensaciones y sentimientos es el testimonio que da en su página web, donde expresa: “Ahora trabajo en diferentes proyectos que van apareciendo día a día, siento que recién estoy comenzando un largo camino en blanco y negro de imágenes inmóviles, que voy registrando y que son mi alma, esa soy yo, María Gracia Subercaseaux”.

-¿La elección tuvo algo que ver con rebelarse?
“Viniendo de donde yo venía y con el mundo que me rodeaba, no era fácil atreverse. Yo nunca lo pensé en ese momento, porque sentía que era tan bonito lo que estaba haciendo, tan puro –mis fotos son re poco agresivas, clásicas, de la belleza del cuerpo- que me parecía raro que a alguien le pudiera molestar.
“Podía entender las reacciones, pero estaba tan sumergida en la fotografía en el taller de Luis Poirot, con todo mi curso, que esto era más de lo mismo: no había nada de raro, ni de morboso, simplemente estábamos ahí haciendo y analizando desnudos. ¡Si todos los artistas lo han hecho, se han autorretratado!”

-¿Ahora piensas lo mismo?
“Me doy cuenta de que en un momento necesité como rebelarme contra todo lo que había vivido, con la historia de mi vida, de ese entorno, toda la mentira que rodeaba a Pinochet, el tema político. Todavía me sorprendo con esta gente de derecha que dice no haberse imaginado nunca las torturas, la violencia, los millones de dólares…¡basta ya! Quedó claro que además de torturador y dictador, es un ladrón”.

-¿Y qué era lo que habías vivido?
“Estudié el Villa María, pero no creo que me quieran mucho. Me casé con un ex alumno del Tabancura y estuvimos juntos diez años, que es una vida. Es un tipo tremendamente inteligente, sensible. Yo ya estaba en un período de transición y él también era rebelde y nos potenciamos.
“Fue el principal impulsor de mis fotos, le fascinaban, me hizo la página web.”

-¿Qué piensa tu familia de tu cambio?
“Ha sido un proceso. En un principio fue un shock, obviamente. De todas las familias cercanas a mí, la de mi marido, todas: fue muy doloroso y bien violento.
“Sólo mi papá estuvo cerca de mí siempre, le fascinaba lo que yo hacía y creía que no había nadie más talentoso.
“A mi mamá la entiendo muy bien ahora: tenía mucho susto de que me hicieran daño, que esto me fuera hacer sufrir y una mamá tiene esa cosa de querer proteger a los hijos de todo, pero ahora le encanta, es la primera en estar en mis exposiciones, me apoya y –de alguna forma- superó el tema social que la angustiaba mucho”.

-¿Era tan así?
“Fue divertido, porque las amigas de la mamá fueron las primeras en celebrarme, en encontrarme valiente y ella no quería ni saber del tema. Mis amigas de colegio no tengo idea lo que piensan ni lo que sienten y tampoco me importa, aunque, a veces, siento cuchillazos por la espalda”.

-O sea que el inconveniente era que eres una Subercaseaux y del Villa María.
“Claro, si los que más me pelaron, lejos, fueron los del círculo cercano a mí. Sentían como que yo los había traicionado. Alguien me dijo ¿cómo linda? ¡usted es una Subercaseaux! ¡¡Qué importa cómo me llame, necesité hacerlo, no más!!”

Añade que influyó también que no se casó tan chica como sus compañeras y “me agarró el otro lado de la moneda, no los caminos que debiera haber seguido por ser niñita del Villa María: haberme casado bien, haber salido vestida de blanco de mi casa…nunca me casé por la Iglesia, odiaba entrar por un caminito, me daba vergüenza, además que siempre la novia es la más fea de todo el matrimonio, la más gansa, la más mal vestida…no quería vivir eso”.

-Era una cosa estética, entonces: no te importa estar desnuda, pero sí mal vestida.
(Se ríe a carcajadas) “El desnudo tiene que ver con algo súper bonito, con la honestidad. Sentía como que era lo único que me quedaba de verdad, porque estaba destruida, devastada en ese momento. Tenía una connotación muy sólida: esto es lo que soy, lo que hay y construiré hacia delante. Era un tema mayor”.

-¿Tu mundo cambió mucho?
“Mucho, mucho; del cielo a la tierra. Igual sigo veraneando en Zapallar, pero con otros amigos, me pongo en otro lugar en la playa. Claro que por los niños como que uno vuelve a encontrarse y me encanta que ellos sean amigos de los hijos de mis amigas de antes”.

-¿Con la página web empezó la polémica?
“Sí, llegaron todos los periodistas a mi casa. Me encontré por primera vez con esta vorágine de los medios y yo siendo bien pájara. Ahora tengo más oficio, pero igual perdura la sensación de que uno nunca termina de aprender lo que pueden hacer los medios. No estoy acostumbrada a andar protegida por la vida, pero con los medios hay que andar demasiado protegida”.

-No serán todos, porque también participas de ellos.
“Voy cuando me pagan bien y, si se puede, trato de elevar el tono de la conversación.
“Ahora, creo que cada vez toma más relevancia el tema de la farándula, de la mierda, todos los programas apuntan a eso. No queda casi ninguno de conversación interesante.
“Entiendo que la gente quiere cosas light y livianas, pero ¡hay que tratar de educar un poquito; hacer una pregunta inteligente, transmitirle algo al público; abrirles un poco la cabeza, no sé. Encuentro que los conductores valoran poco su responsabilidad”.

-¿Por qué?
(Da un rodeo, como toda mujer, para explicar qué le pasa con los actuales programas de televisión)
“Bueno, el otro día en “La última tentación” invitaron a Luis (la pareja de Jaime Bayly) y le preguntaron puras huevás acerca de su homosexualidad, de los detalles escabrosos y turbios de su libro y, en tres segundos, lo destrozaron. Me molesta que no se pueda hablar nada en serio.

-¿A qué te refieres con la poca responsabilidad de los conductores?
“No pueden estar siempre pensando en el rating. Tiene que existir la posibilidad de hablar algo un poquito más inteligente, de dar un giro. Eso trato de hacer: ese día, le dije a Schiappacasse que me parecía de un coraje enorme que Luis hubiera escrito su libro, porque no solamente tiene la primera lectura morbosa, sino que detrás está todo el tema del dolor de amarse entre homosexuales. Me lo tiró pa’l lado; pero al menos traté de meter esa punta.
“Eso me interesaría ver, que se profundizara en lo relevante y se dejara un poco de lado tanta farándula”.

-¿Te has arrepentido alguna vez del camino que tomaste?
“Siento que no me equivoqué, esta era mi vida y yo necesité hacer todo lo que he hecho, como forma de encontrarme, de saber hacia donde quería ir y no me arrepiento de nada, no creo haber deshonrado a nadie, me parece que cada uno sabe como sigue su camino”.

"Valoro la honestidad ante todo"

“Tienen un trato lo más sano que hay con el desnudo”


EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?