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La nueva niñera electrónica

Miles de padres agradecidos - como el que aquí firma- no pueden estar equivocados. Tampoco la hinchada preescolar. Discovery Kids es un canal de cable por el que sus espectadores, literalmente, babean.

01 de Diciembre de 2005 | 14:01 |
Foto: 2/2
El otro día estaba viendo "el compacto" con los goles del fútbol y en eso aparece una preciosura que, con una voz ronquita y una sonrisa que suele derretirme, me declara, a boca de jarro, "no gushta gol". Permítanme la infidencia, pero es la segunda vez en su vida que esta pequeña belleza utiliza el verbo "gustar" en mi presencia, así que me río, le digo que la quiero y cedo. Cambio de canal para reencontrarme con Peter Dragicevic, el ex presidente de Colo Colo, que hace declaraciones en un noticiario. Evidentemente, esto no es lo que la hermosura tiene pensado, porque por tercera vez utiliza el verbo en cuestión y afirma que "no gushta sheñor".

¿Qué viene después de recoger la baba (de uno)? Marcar en el control remoto, y aterrizar en Discovery Kids, la señal de cable más comentada en resbalines, columpios y plazas cercanos a casas con televisión pagada. "Eshe gushta", declara la pequeña, con unos ojos brillantes en los que se reflejan los colores primarios y fuertes que emite la pantalla.

Cualquier padre o madre de hijos en edad preescolar, que tenga cable, alguna vez tiene que haber escuchado de al menos uno de los siguientes personajes: Boo, Clifford, los Cubitos, el pingüino Paz, el trencito Thomas, Jay Jay el avioncito, además de Barney, los Teletubbies y Plaza Sésamo, y Elmo y su mundo.

No hay, en toda la televisión de cable, una niñera electrónica parecida a Discovery Kids, la señal que los pasa. Fox Kids, Cartoon Network y Nickelodeon dirigen sus series a niños más grandes. Los segmentos infantiles de la televisión abierta intentan capturar la atención de los párvulos de a pedazos, ciertos días, durante determinadas horas. En el hipotético caso de que exista un niño de tres años que llegue a las cinco de la mañana a su casa tras una farra de bebidas y papas fritas, y aún no se quiera ir a acostar, Discovery Kids, a esa hora, emitirá un programa para él.
El enorme dinosaurio
Para quien no haya estado en el planeta Tierra en los últimos diez años, Barney es un pequeño dinosaurio morado de peluche que, cuando unos niños lo sacan a una plaza, cobra vida y se transforma en un gigantesco dinosaurio morado. Su canción de batalla "Te quiero a ti", es la primera canción que muchos niños se aprenden de memoria. Barney tiene dos amigos dinosaurios (BJ y Baby Bop), y todos los capítulos están dedicados a un tema (por ejemplo, reglas del tránsito).
Creado por una profesora tejana en 1988, el dinosaurio morado fue primero un éxito en las tiendas de video, antes de caer en las manos de la hija de un gerente de progración de un canal norteamericano. El programa se ve hoy en más de cien países. Recientemente, la compañía productora que era propietaria de los derechos se fusionó con la trasnacional británica Hit Entertainment, que también es dueña de los derechos intelectuales sobre otros programas que se pueden ver en Discovery Kids, como "Thomas y sus amigos", "Bob el constructor" y "Los rubbadubbers".


El éxito de los programas para niños en la televisión abierta, encabezado por "31 minutos" se basa en la idea de la doble militancia: los niños gozan con los títeres, y los adultos con los chistes generacionales. Discovery Kids, por el contrario, es un club cerrado. En sus programas no hay dobles lecturas. Los adultos pueden dar unos buenos bostezos. Todo es uniformemente inocente.

El trencito Thomas, y el avioncito Jay Jay son niños que jamás pelearán en clases. Clifford es un perro rojo y gigante, pero no por haber sufrido una mutación radioactiva, sino porque su dueña le dio tanto amor, que el can creció y creció. Los "Save-Ums!" - producción propia del canal- son unos super héroes muy chicos ("pequeños y poderosos" es su lema) que tienen como misión, por ejemplo, ayudar a un dinosaurio guagua a limpiarse. Boo (pronúnciese "Bú") es una especie de mono de peluche con pelo naranja que se esconde y que los niños deben descubrir.

Y están los clásicos. El programa "Plaza Sésamo" (versión mexicana), y su spin-off especial para preescolares: el colorado monstruo Elmo, que tiene programa aparte ("El mundo de Elmo"). Y dos poderosos caballitos de batalla para captar la fidelidad párvula: "Bob el constructor", y la franquicia infantil más popular del mundo: "Barney y sus amigos".


¿Hay que aplaudir?

Hay que considerar aquí que "los monitos" no se acaban nunca y que el pegamento de los niños con la tele puede llegar a ser demasiado fuerte. Es el problema de hacer las cosas bien: hasta la continuidad de Discovery Kids es adictiva para los infantes: enseñan a contar con unos números brillantes que se despliegan por un fondo blanco, hacen un "teatro de títeres" (con animación computacional) en el que cuentan la historia de Pedrito y el lobo o fábulas de Esopo.

Si la generación que hoy tiene 30 años terminó por hacerse adicta a MTV, la que hoy tiene hasta cuatro años - y que tiene acceso al cable- tendrá en su disco duro, como no, a Discovery Kids por siempre. Está por verse qué va a significar eso.








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