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“En Chile, matar por celos es más justificado que matar por otras razones”

No es un tema fácil, es más, en una sociedad todavía con arrestos machistas como la chilena, el tema de la violencia contra la mujer, que en muchos casos termina en muerte, se asocia a sectores feministas. La abogada Patsili Toledo, femenina y dulce, pero muy intensa, explica el verdadero laberinto de la ley que lo entrampó.

23 de Junio de 2005 | 11:02 |
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Impactante y desconocido. Así es el mundo de las mujeres violentadas, sus consecuencias y lo poco que la ley hace por ellas. Desconcierta, también, la dulzura y fragilidad de una de las mujeres que más sabe sobre este tema, la abogada Patsili Toledo, que hace cinco años se dedica exclusivamente a los casos de violencia de género.

Salió de la Universidad de Chile pensando que quería dedicarse a un área del derecho que tuviera más que ver con el progreso de la sociedad que con temas puntuales. Partió en los temas ambientales y, hace unos años, postuló a un cargo que se abría en la Corporación La Morada; no quedó, pero a los pocos meses la llamaron para que se integrara al equipo que estudia y defiende a las mujeres víctimas de la violencia. Hoy también trabaja en la Corporación Humanas.

El tema no es menor, si se tiene en cuenta que en lo que va corrido del año 14 mujeres han sido asesinadas por sus parejas y el año pasado la cifra llegó a 74; eso sin mencionar las 80 mil denuncias que se recibieron por agresiones y que representan una mínima parte de la realidad, porque las acusaciones siguen siendo pocas. Hasta el 2004, en Chile no se había hecho ningún estudio y por eso la falta de reacción. “Recién se ha descorrido el velo sobre qué es lo que pasa”, dice.

A estos asesinatos les llama femicidios, porque su causal es de género; esto quiere decir que las mata su pareja, ex pareja, pololo o alguien con quien tuvo algún tipo de relación. También los asesinatos de prostitutas caen en esta denominación, porque se las mata por ser mujeres y por ocupar un determinado lugar en la sociedad.

-¿En la ley se llaman realmente femicidios?
“No, es la denominación con la que se maneja el tema en las organizaciones que se preocupan del tema, porque el nombre técnico sigue siendo homicidio, ése es el genérico.
“El término femicidio se acuñó en los años 60 para identificar la forma de violencia más extrema contra las mujeres, a partir del alevoso asesinato de tres mujeres dominicanas en manos de la policía secreta de Trujillo. Los asesinatos de Ciudad Juárez, en México, también se consideran femicidios; allá son masivos y sistemáticos y, además, tienen una fuerte carga de justificación social o semi impunidad”.

-¿A qué te refieres?
“Cuando se hablaba de violencia intrafamiliar, todo el mundo tenía como en el imaginario una mujer con un moretón en el ojo o la violencia psicológica. NO. Cuando decimos femicidios, los sacas del contexto tradicional en el que aparecían estos asesinatos, o sea, como crímenes pasionales que se justificaban por el amor extremo: ella dejaba a su hombre, tenía un amante, qué se yo.
“Incluso en la prensa que cubre esos casos se notaba la justificación indirecta. Esas excusas no sólo son sociales o mediáticas, sino que muchas veces también están recogidas por el derecho. Tanto, que existe una atenuante general que es cometer el delito –dice así la ley- impulsado por estímulos tan fuertes que, naturalmente, produzcan arrebato u obcecación. O sea, matar por celos –que cae en la categoría- es mucho más justificado que matar por otras razones”.

Cuando empieza a explicar los intrincados caminos de la ley, su voz sube de tono, cambia su postura, pareciera que se engrifara, porque realmente la situación es alarmante: “Cada tipo que mata a su mujer tiene esta atenuante, porque siempre va a haber celos –aunque sean sin razón o imaginarios- y además, en la mayoría de los casos, tiene irreprochable conducta anterior. Dos atenuantes bajan la pena sustancialmente; en la práctica, significa que los que cometen femicidio no van presos. Cuando la condena es menor a cinco años, no se cumple en prisión”.

- El femicidio es el fin de una vida de maltratos, ¿hay manera de evitarlo?
“La ‘Red chilena contra la violencia doméstica y sexual’ hizo la primera encuesta sobre el tema el año pasado. Con ella, se buscaba develar cuántas mujeres están muriendo en estas circunstancias; en segundo lugar, investigar las historias de estas mujeres para poder identificar cuáles son los principales factores de riesgo, como ya se ha hecho en otros países”.

-¿Qué tipo de factores?
“Por ejemplo, mujeres que han sido golpeadas por el marido estando embarazadas, están en situación de riesgo vital; si es alcohólico, si tiene un arma en la casa y otra serie de situaciones que dan el patrón del femicida.
“Si estas condicionantes se lograran incorporar en las fichas de violencia intrafamiliar que llenan las mujeres que llegan a denunciar, se podrían tomar medidas mucho más fuertes que las que actualmente se toman con la violencia”.

-¿Cómo opera la ley?
“En Chile la violencia es considerada una FALTA, no un delito, salvo que por sí misma constituya un delito, es decir, una violación, una mutilación (que ha habido). En éstos el hecho no queda registrado como violencia intrafamiliar, sino como lesiones, o sea, tanto el que atropelló a un tipo como el que reiteradamente golpea a su señora y le quiebra un brazo sólo cometen una falta.
“El Poder Judicial ni siquiera lleva estadísticas de cuántas de las víctimas de los juicios son mujeres, por eso el femicidio todavía no es un término legal”.

-¿Cuál es la importancia de que lo sea?
“No tiene que ver con que el delito se tipifique como femicidio, si no que la realidad nos muestra que hay más denuncias por violencia intrafamiliar que por cualquier otro delito en el país y que, entonces, los problemas de “seguridad ciudadana” están más dentro de la casa que fuera de ella.
“Para poder tomar medidas adecuadas de prevención y, en algún momento, erradicar la violencia se necesita saber qué es lo que realmente está ocurriendo; es indispensable, entonces, disgregar la información para determinar los casos de femicidio, determinar los patrones previos de las mujeres que llegan a morir”.

Actualmente, dice, se toman medidas preventivas que no tienen base sólida. Los delitos sexuales son los menos sancionados en Chile, las principales víctimas son las mujeres y, aproximadamente, el 95 por ciento de los casos termina sin sanción. Afirma que se conjugan varios errores, por ejemplo, sólo se denuncia una de cada siete agresiones; además, en la cultura jurídico penal, hasta hace poco, se llamaban “delitos contra la honestidad”.

-¿Y eso qué significa?
“Que para ser víctima de delitos contra la honestidad, había que ser virgen. Ha evolucionado, pero antes, violar a una prostituta, por ejemplo, no era considerado delito por muchos jueces. Lo mismo la violación conyugal, que ha sido reconocida hace muy poco tiempo. Aun así, para muchos penalistas, en términos de doctrina jurídica, es una cosa imposible, porque en el contrato matrimonial están incluidas las relaciones sexuales”.

-¿Por qué la defensa de estos temas se asocian a feministas?
“Son evoluciones muy recientes y se han producido gracias a organizaciones de mujeres. El cambio cultural ha sido mucho más lento de lo que uno espera; además, en el inconsciente colectivo sigue presente el tema de la superioridad del hombre sobre la mujer, no se dimensiona realmente el problema y tiende a asociarse a sectores extremos de género”.

En Europa, los femicidios son la principal causa de muerte, antes que el cáncer y que los accidentes automovilísticos. En España muere una mujer cada tres días; en Alemania, dos cada cuatro y en el resto de los países, las cifras no son muy distintas. Sin embargo, allá ya se están estableciendo patrones y formas de protección. “Chile no tenía ningún tipo de información hasta el año pasado e, incluso hoy, es tremendamente difícil conseguirla”, aclara Patsili.

-¿Cuál es tu opinión respecto de la ley de violencia intrafamiliar?
“Es una ley muy mala, porque se considera que es un problema privado y ha habido muy poca voluntad del Estado de intervenir, específicamente de Tribunales. Estos juicios quedaron radicados en los tribunales civiles (juicios de arriendo, hipotecas, cheques) y allí donde había una serie de abogados polite, llegaron, de un día para otro, un montón de mujeres machucadas y llorando y, además, sin abogado".

-¿Qué pasa, entonces?
“En un procedimiento súper escuálido que provee la ley, lo primero que intentan es tratar de conciliar; entonces el actuario (con escasa capacitación), busca por todos los medios poner de acuerdo a las partes para no pasar a juicio.
“Estuve hartos años trabajando en eso, por lo tanto, puedo hablar con propiedad. Hay funcionarios que los castigan mandándolos a comparendos de violencia familiar; además, llegan miles de causas que no veían antes, se multiplicó el trabajo enormemente, y, como tienen metas de gestión, mientras antes termine el juicio, es mejor para los resultados del tribunal... le da bonos. Queda claro, por lo tanto, que si se puede terminar en el comparendo, termino ahí y ya.
“Tengo gente conocida de la universidad que, en toda su candidez, me decían ¡Yo no estudié para esto, no soy asistente social!. Eso pasa en las escuelas de Leyes, en que el derecho de familia es una lata o tema de minas”.

-¿Cómo se constatan las lesiones?
“Las mujeres que sufren lesiones tienen que ir a la posta. Las lesiones leves son las que mejoran en 16 días, de ahí para arriba son de mediana gravedad y graves que son las fracturas y ése tipo de cosas. Esta clasificación es para todos los delitos, no sólo para el maltrato. La violencia psicológica siempre pasa por lesión leve”.

-¿No existen agravantes, como que las lesiones sean provocadas delante de los niños?
“No, no, sólo las huellas directas, no el contexto. Hay otra agravante, se supone que las amenazas constituyen delito, por ejemplo, la amenaza de muerte; muchas de las muertes son anunciadas, pero normalmente las denuncias por amenazas, ni siquiera las toman en Carabineros. Una mujer que yo representaba, había dejado 9 constancias en la comisaría más cercana por maltrato, apareció muerta y tenía los papelitos de los carabineros en su casa, pero esas denuncias nunca llegaron a tribunales ni a ninguna parte”.

-¿Y si llega un hombre y denuncia que su socio amenazó matarlo?
“Lo más probable es que se vaya inmediatamente al juzgado, porque en el sentir social se separan las cosas: a las mujeres que les pegan, les pegan, no las matan; los psicópatas matan, las parejas, no. ¡No es así! Resulta que los tipos son los mismos, no todos, pero muchos de ellos; es necesario hacer la conexión porque muchas de las amenazas llegan efectivamente a femicidio”.

-¿El nuevo sistema penal mejorará las cosas?
“En el nuevo sistema, los criterios no son principalmente de justicia, porque es tan etérea que no es posible evaluar por ese lado. La idea es que la menor cantidad de casos llegue a juicio oral y, por eso, tiene un montón de salidas alternativas entremedio, todas negociadas, casi ninguna con cárcel. Es muy parecido a lo que pasa con la conciliación en los juicios civiles, la idea es no desgastar el sistema y que los casos que lleguen a juicio sean sólo los importantes.
“Es posible, entonces, conociendo la idiosincrasia, que se considere que en los casos de violencia intrafamiliar no hay un interés público que sea necesario resguardar, sino más bien un asunto privado en el que se puede llegar a un acuerdo”.

-¿Cómo negocias con alguien al que, probablemente, le tienes miedo?
“El derecho penal necesita replantearse, porque fue pensado creyendo que el delincuente y la víctima no se conocen o, por lo menos, son ajenos”.

- Y no que puedes estar durmiendo con el enemigo.
“Claro. Por ejemplo, un tipo que está condenado por la violación de su hija, cumple su pena de tres años en la cárcel y después vuelve a su casa, porque es el marido y tiene todo el derecho de volver al hogar común, por ley. La justicia no las está protegiendo”.

-¿Pero no puede poner una medida precautoria?
“Claro, pero necesita un nuevo juicio y lo dejan seis meses fuera de la casa. El juicio puede durar un año y, en general, le dan entre uno y 60 días; hay casos en que les dan dos semanas de cárcel a los hombres y vuelven al hogar con todos sus derechos.
“Si los jueces tuvieran las herramientas para saber cuáles son los casos realmente graves, las cosas podrían ser diferentes; pero hasta ahora todos creen que todas estas circunstancias son relativamente iguales”.

-¡Qué angustia! ¿Qué sientes frente a todo esto?
“Bueno… ¡Hay que estar en terapia a veces!”.

“La violencia económica es la más clásica en el sector alto”

“La teja (de ser víctima de agresión) no te cae sola”



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