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A favor del sexo planificado

18 de Marzo de 2009 | 14:17 |
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Una vez lo tildaron como el “gurú de la sexualidad” y como “el sexólogo más mino de la televisión chilena”, y se pone un poco rojo aún cuando lo recuerda. Rodrigo Jarpa dice que le da miedo que su trabajo se farandulice. Es que cuando se trata de sexo es fácil cruzar la línea de la seriedad a la conversación entre risitas, que se puede ver sana entre amigas, pero no cuando un profesional intenta solucionar el problema de un ser humano.

En Chile, la lista de disfunciones no es menor. Según Jarpa, ésta está encabezada por la famosísima eyaculación precoz entre los conflictos masculinos y en las mujeres, la anosgarmia atormenta a la mayoría. Pero como el sexo no discrimina, la falta de deseo es el conflicto principal que afecta tanto a ellas como a ellos y viene manifestándose cada vez más desde hace algún tiempo, representando para el sexólogo lo que será “la gran nueva epidemia sexual”.

-¿Andamos con mucho estrés?
“La falta de deseo no sólo está ligada al estrés. La falta de conocimiento lleva a tener relaciones sexuales menos placenteras y al pasar esto, se va perdiendo el deseo”.

-¿Existe algún patrón en común entre los pacientes con falta de deseo?
“Generalmente son personas con poco tiempo y espacio. Si no existen esas dos dimensiones básicas, no puedes hablar ni siquiera de sexo. Eso no existe. Se trata de personas jóvenes, profesionales, bien trabajólicas que llegan a la casa muertas, sin ganas de nada. Y está demostrado con estudios que mientras menos sexo se tiene, menos lo pide el cuerpo”.

-Pero, a pesar de que problemas como éste vayan en aumento, apenas un 5% va a un especialista.
“Es bajísimo por vergüenza, porque implica también enfrentar algo doloroso, el aceptar una culpa como pareja, de decir: Sabes qué, tenemos un problema, tenemos que trabajar, ir a terapia...”.

-¿Cómo manejas esto con tus pacientes?
“Lo primero es encontrar el tiempo. Les pido que me traigan un horario -estos como gráficos de torta- que diga cuánto dedican en un día normal a dormir, a trabajar, etcétera. Nunca me han traído un horario que tenga uno de estos pedacitos para el sexo. Así que ahí hay que ver qué responsabilidades se podrían sacar para poder tener ese espacio y empezar a hablar ya de sexo planificado”.

-¿Y eso no estresa más?
“Es que en este contexto donde no hay tiempo, es una opción súper válida. Si no quieres tener sexo, no lo tengas, pero al menos date un espacio de intimidad para que los dos conversen y estén conectados; cerrar la puerta de la pieza y chao, tener un momento de pareja. Tenemos muy asociada la falta de espontaneidad como algo malo, peor no necesariamente tiene que ser así. No porque esté planificado está mal, está perfecto”.

-Siempre que no esté la presión de “cumplir”.
“Claro, si tienes eso metido en la cabeza de tener que cumplir con todo es heavy, y más encima es más presión para el hombre, porque en general nosotros tenemos una cultura que -como dijo la Fanny Muldman, que lo encontré genial- fomenta la necrofilia”.

-¡¿Por qué?!
“Porque la mujer es muy pasiva y se le atribuye toda la responsabilidad del placer al hombre, el de la mujer y el de él. Hay muchas mujeres que no tienen idea qué es lo que les gusta y esperan que su pareja lo adivine, y las que saben, muchas veces no le dicen tampoco y esperan tiradas en la cama que el hombre sea el maestro”.

-Parece que siempre volvemos a la falta de educación.
“Sí, y al sexo asociado con algo malo por la educación con mucha represión, la culpa, mensajes que son muy poco consistentes. A la mujer se le dice que el sexo es malo, que es cochino, pero que lo tiene que guardar para el matrimonio, para el hombre que ama, pero ¿por qué tiene que estar guardando para el hombre que ama algo que es malo y cochino?”

-¿Seguimos aferrados a esa cultura conservadora? Da la impresión de que hoy hay más apertura.
“Estamos menos aferrados, pero siento que hoy existen visiones muy polarizadas del tema. Por un lado está toda esta creencia asociada a la Iglesia con la culpa, el sexo malo, que es sólo para procrear, no como una instancia de comunicación y de placer, y, por otro, está el extremo que se ve en los jóvenes, ahora con los pokemones y esas tribus urbanas, con un sexo totalmente desligado de afecto, irresponsable, sin los cuidados mínimos que implica. Me imagino que parte del avance en este tema es que se vaya integrando un poco, hasta llegar a algo más equilibrado”.

-¿Qué tan válido, sano o útil es separar el amor del sexo?
“Es algo totalmente válido, pero, en general, la integración es más placentera y sana en todo sentido. Tener una vida sexual que tenga integrado el sexo, el erotismo con el afecto, claramente va a ser más satisfactoria”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Me gusta lo raro. Me encantan las cosas freak, desde objetos, personas raras, arte raro, todo lo bizarro, lo extraño me llaman profundamente la atención”.

-¿Algún ejemplo?
“Personas raras, en forma de ser o físicamente, o que tengan mal formaciones...

-Tiene mucho de morbo todo esto.
“Sí, es que, en general, yo soy bien voyerista, no sólo en el plano sexual, sino que me gusta mirar. Siempre cuando preguntaban que con qué animal uno se identifica, siempre los hombres responden que un puma o un león, tratando de ser más agresivos y viriles. Pero yo respondía que con un búho, porque está un poco alejado y sapeando. En la consulta, finalmente, hay harto de eso también”.
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