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“A una mujer le conviene mil veces un separado que un solterón”

La voz masculina del programa radial “La comunidad sin anillo” es tajante en su veredicto: el descomprometido hombre maduro suele ser un atado de mañas, mientras que el que viene con un fracaso matrimonial a cuestas, es pro familia y guarda la esperanza de rehacer su vida en pareja.

04 de Noviembre de 2009 | 08:45 |
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Cada lunes que pasaba, más amigos recién separados se unían al Club de Toby de Patricio Bauerle (41). El publicista, que ya había dado fin a su matrimonio hace unos años, miró a su alrededor y constató que no estaba solo.

Era el 2004 y llevaba dos años de regreso a la soltería. Ya había hecho esa primera compra de supermercado, llenando el carro con aquellos productos que parecían prohibidos en su vida de casado -por insalubres o ridículamente caros- y había superado el problema que le daba su asco a recalentar la comida y al deterioro de las verduras en su refrigerador, gracias al fantástico invento de la comida enlatada con porciones para uno.

Seguía, eso sí, lidiando con la parte más fea del asunto, dejar de ver todos los días a María Jesús, su hija, que para el momento de la separación tenía apenas 2 años. Además, se las ingeniaba como podía cuando en plena salida padre e hija, a ella le venían ganas de ir al baño. En esos casos, la señora que amablemente acompañara a la niña, parecía siempre mejor opción que infiltrarla en los servicios masculinos, “que generalmente son mucho más asquerosos que los de mujeres”, como dice el mismo Patricio.

Fue en medio de escenas como éstas que un día notó que, a su alrededor, los amigos que estaban igual que él se hacían cada vez más numerosos, y se puso a sacar cuentas que, según el Censo del 2002, dieron como resultado que para el 2004, 2 millones 500 mil chilenos deberían haber estado separados.

Esta cifra le animó a presentar su propio proyecto radial dirigido al target de matrimonios acabados. Partió con Carolina Brethauer en “Superados”, “pero había un nicho que no estaba considerado, que eran ‘los sin anillo’, que es la gente que convive, la que pololea, los viudos”, así que el año pasado se mudó de dial, a Radio Concierto, y hoy, además de tener su agencia -Aha Estudio-, de lunes a viernes se le escucha todas las tardes en “La comunidad sin anillo”, junto a Andrea Hoffmann.

-¿Por qué el soltero ha reemplazado al separado?
“Se ha dado casualmente. Más o menos en la época en que partí en la radio se aprobó la Ley de Matrimonio Civil, y el divorcio empezó a aparecer en el carné de identidad, transformándose en una realidad. También tuvimos la suerte que la Presidenta Bachelet es separada. Antes, hace 15 ó 20 años, era sobre todo la separada la mal vista; sus amigas se dejaban de juntar con ella porque les podía agarrar el marido”.

-¿Ahora quién ha reemplazado esta figura?
“¡El solterón! El separado, para una mujer es menos problema que un gallo mayor, soltero. El separado es súper pro familia, porque se casó y probablemente tuvo hijos, pero el solterón es un tema; los que van quedando, de 35 a 45 años, son un atado de mañas o no han salido del clóset, y no están muy dispuestos a compartir la vida; están acostumbrados a vivir solos y que nadie se les meta en su hectárea cuadrada, porque si no se complican. Por eso digo que a una mujer le conviene mil veces un separado que un solterón”.

-¿Qué se puede esperar de un solterón?
“Para él, el sexo casual y el pololeo puertas afuera son alternativas. Porque es complicado cuando ya tienes 40 años y entra alguien en tu vida, mientras ya tienes un estilo propio súper marcado de hacer tus cosas. Generalmente, el solterón tiene lucas, su buen auto, va esquiar, y las actividades familiares son completamente opuestas a sus gustos”.

-¿Esto responde también a tendencias de mercado?
“Absolutamente. Tenemos el síndrome de Peter Pan, que es el gallo que no madura nunca, y que se compra juguete tras juguete. La otra vez, hablando con un amigo que trabaja en PlayStation, me decía que el 40% de las consolas lo compran solteros y separados. El separado te dice: No, si es para mi hijo que viene fin de semana por medio, pero lo ves a él jugando todo el tiempo”.

-¿Qué esperanza queda para una mujer que conoció al solterón?
“Depende, si es una mujer de 40, hay varia alternativas. Una es conocer a alguien menor y otra, a un separado sin mucho rollo para atrás. Conocer a un viudo también es una opción, pero yo recomendaría, por lo que he visto en 4 años de trabajar en esto, un separado. En general, si bien era mal visto hace un tiempo atrás, hoy es súper buena alternativa. No es que los esté vendiendo, pero él quiere rehacer su vida en pareja, quiere tener más hijos”.

-¿Y dónde está el pero?
“El tema es que hay que esperar a que termine el luto. Es lo mismo que cuando se te muere alguien. Tengo amigos que están separados desde hace 3 años y todavía están de luto, no se meten con nadie de manera seria ni nada. Pero hay otra gente que hace el luto dentro del matrimonio y que antes que terminara, un año antes, no tuvo sexo estando casada. En esos casos, un gallo se separa y al día siguiente está ‘living la vida loca’, pero es porque hizo la pérdida estando en pareja. Todo depende de eso.
“Él viene de poco sexo, de mal sexo, de que lo reten. Entonces, lo único que quiere es pasarlo bien, revalidarse como persona. Generalmente, el separado ABC1 cambia el auto o se compra la moto que nunca le dejaron tener. Con la mujer es lo mismo, ella se pone pechugas”.

-Ya, ¿tan así es?
“Nosotros tenemos como auspiciador a la Clínica Santa María y nos contaban que la gran masa de mujeres que se pone pechugas son recién separadas. Eso tiene que ver con que se quieren revalidar y volver a un mercado en el que hay que reinventarse”.

-¿Y competir?
“¡Claro! Porque cuando te separas tienes el chaleco con rombos, el mocasín y el pantalón con pinzas, y para volver al mercado tienes que enchularte; cambiar el clóset primero, igualmente dejar el Station Wagon de mamá. Y las maneras más simples son con estos caprichos que tuviste prohibidos, entre comillas, cuando estuviste casado”.

-¿Qué hecho clave es el que ayuda a superar el luto?
“Darse cuenta que con la separación no se acaba el mundo. Mucha gente cree que separarse es el final del camino. Sí se fracasa, porque, efectivamente, el terminar un matrimonio es un fracaso y a nadie nos gusta fracasar, y por eso también a muchos separados les cuesta casarse por segunda vez. Pero no conozco a nadie que haya muerto por separarse. Hay muchas maneras de ayudarse, reinventándose, yendo a terapia... Es súper posible rehacer la vida y de una forma mucho mejor; hay gallos que conocen a la mujer de su vida 5 años después de separarse, y pasa lo mismo con las mujeres”.

-El trauma se hace más difícil cuando hay hijos de por medio...
“Ese es el gran drama. Separarse sin hijos es como terminar un pololeo, sólo que un poco más caro. Además, no tienes la necesidad de ver a tu ex mujer después. Pero si te separas con hijos, tienes que verla en la primera comunión, en los matrimonios, cumpleaños... Al final te casas, entre comillas, para el resto de la vida con esa persona. Por eso cuando conozco gallos sin hijos que se han separado, les digo que le den las gracias a Dios, porque además no tienen esa carga emocional y terrible de no poder darle un beso de buenas noches al hijo.
“Para el hombre es súper complicado, porque pierde todo, se va de su casa a un lugar más chico, está más apretado de plata, ve menos a los cabros chicos, la mujer lo manipula con las visitas cuando él no da las lucas. Es súper jodido el tema”.

-Para el 2006, todavía no habías vuelto a pololear en serio y hasta dijiste que no creías en el matrimonio como institución, ni en el amor para toda la vida, ¿sigues pensando lo mismo?
“Sí. Ahora estoy pololeando y si bien ha cambiado mi percepción un poco, no creo mucho en el matrimonio religioso, donde te obligan a firmar un papel que dice que tienes que amar para toda la vida. Si las relaciones duran eso, la raja, pero hay todo un mundo que está diciendo lo contrario, que fracasa el 50% de la gente que se casa, que hay un 20% que son matrimonios pegados con mocos -como digo yo- y que están juntos por el qué dirán. Conozco gente que simplemente no tiene las lucas para separarse y por eso sigue casada. Ojalá exista el amor para toda la vida, pero yo no estoy dispuesto a firmar que voy a estar enamorado para toda la vida”.

-¿Cómo le explicas eso a tu polola?
“Así, tal cual. Ella piensa parecido a mí, que las instituciones te llevan a prometer cosas de las que no puedes estar convencido. Yo no sé qué ropa voy a tener mañana, menos voy a saber qué es lo que voy a estar sintiendo en 20 años más o en uno. Si en vez de decirme tienes que amarla para toda la vida, fuera tratarás de amarla toda la vida... Pucha, ¡dónde firmo!”.

-¿De qué depende que la relación funcione?
“Las relaciones de pareja tienen, lamentablemente, mucha suerte metida en la juguera. Si estás súper enamorada y de repente apareció un gallo que te movió el piso, eso es mala suerte”.

-¿Hay que casarse cruzando los dedos?
“Yo sí me casaría cruzando los dedos, que ojalá no se me cruce nadie que me mueva el piso o que no se le atraviese nadie a mi mujer, que el día de mañana no pierda la pega y me quede sin uno y ella tenga un compañero de trabajo súper exitoso, que yo no engorde, porque ella, en el gimnasio, va a conocer a 45 pericos que viven en función de la pesas. Eso es suerte”.

-¿Y dónde queda el amor verdadero y esas cosas que se dicen, que salen en las películas?
“El año pasado hice un panel en el ‘Buenos días a todos’ con el sexólogo Rodrigo Jarpa, y llegamos a la conclusión de que el gran enemigo del sexo son las películas donde hay orgasmos simultáneos. Eso no existe, y muchos se casa pensando que los van a tener y que el pelo se les va a mover con una brisa calentita del Caribe, y no es así; tendrán cabros chicos, van a estar en la cama y ellos van a entrar de improviso, muchas veces se van a acostar con la ejecutiva del banco en la cabeza porque llamaron por un cheque... Sobre todo en esta época de crisis, es tremendamente complicado tener una buena vida sexual. Por eso creo que la parte suerte es tremendamente importante en la relación de pareja”.

-Qué triste.
“Sí, pero es una realidad que sigo viendo. Todo el mundo se casa enamorado; nadie, salvo excepciones, se casa no estándolo. Yo me casé así, como todos los separados, pero algo pasa que va guateando la relación”.

-¿Y la idea no es superar esos guateos?
“Para mí el amor todo lo puede, sí, pero la suerte también influye. Hay una visión de la vida en pareja ideal, de los abuelitos tomados de la mano, del amor para siempre, pero te vas topando con sorpresas todos los días y la relación de pareja está llena de pruebas. Ojalá yo pueda estar casado para toda la vida, me encantaría poder decirlo, pero sé que el camino es súper cabrón, que está lleno de piedras y mil cosas que te pueden embarrar un matrimonio. ¿Quiero creer? Sí, de todas maneras”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“El golf. Me encanta y cada vez que puedo arrancarme 4 ó 5 horas, voy a jugar. Eso me relaja ene. Tiene que ver con poder fumar, hacer negocios, conversar, tomarte un copete entre medio; es como un deporte no deporte”.
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