Experimenta una suerte de ‘revival’.
Dos de sus obras más conocidas, “La pérgola de las flores” y “Los que van quedando en el camino” serán reestrenadas este mes, rescatando casi del olvido a una de las más grandes dramaturga que haya tenido Chile.
A semanas de cumplir 91 años, Isidora Aguirre se encuentra convaleciente en cama de una operación, pero como ella misma declara con energía, sigue lucida y muy atenta a lo que pasa en la contingencia. De ello, lamenta no haber podido ir al estreno de la obra que narra la matanza de un grupo de campesinos por parte de Carabineros, ocurrido en Ranquil en 1934 y que es parte del programa del Festival Teatro a Mil.
Cuentista infantil, novelista –su último texto en este ámbito lo presentó el 2008 con “Balmaceda, diálogos de amor y de guerra”, que aborda el suicidio- se declara casi una sobreviviente.
Hija de la pintora María Tupper, en cierta forma discípula de la escritora Marta Brunet, simpatizante comunista, ‘Nene’, como se la conoce, desarrolló su carrera en la bohemia de los años 50 y 60. “Lautaro”, “Población Esperanza”, “Diálogos de fin de siglo” y “Los papeleros”, han sido algunas de las obras que marcaron el teatro chileno, pero que parecen no ser suficientes como para que se le otorgue el Premio Nacional.
-Sus obras fueron un buen reflejo de la vida social chilena. ¿Cree que esa realidad se mantiene vigente?
“Bueno, en “Los que van quedando en el camino” yo relato la masacre de un grupo de campesinos y bueno, ahora, los que luchan por la tierra que les pertenece son los mapuches”.
-¿Ve presente hoy la violencia de Estado que usted denuncia en su obra?
“Sí, me parece que hay que revisar muchas cosas, porque los mapuches tienen derecho a su tierra”.
-“La pérgola de las flores” fue una suerte de crítica a la discriminación social y el clasismo. ¿Cree que algo de eso permanece en el Chile de hoy?
“La pérgola” refleja una sociedad de los años 30, pero en Chile se mantienen esas diferencias sociales. (A pesar de los años) no se ha superado.
“En mi obra esas diferencias se muestran de forma más suave, aunque la versión que hizo Andrés Pérez las remarcó más”.
-Quienes han investigado su obra afirman que “La pérgola” no es una pieza a la que usted le tenga cariño. ¿Es así?
“Para mí siempre ha sido una sorpresa lo mucho que la gente la quiere. Yo la escribí a pedido y contra mi voluntad casi, porque estaba esperando una hija. Al trabajar con los actores la arreglé bastante, porque el elenco era muy grande y muy bueno”.
-Su obra está cruzada por la denuncia social, ¿usted ve en los dramaturgos de hoy ese mismo compromiso?
“No, desgraciadamente no. Hay muy poco compromiso, solamente a las perdidas. Hoy sus temas son más personales, problemas de pareja...”
-¿Lo echa de menos?
“No he visto mucho teatro ahora último como para pronunciarme”.
-También hizo muchas obras referidas a personajes históricos. Si tuviera que volver a escribir una obra, ¿a qué personaje elegiría?
“Difícil, porque ya escribí de Lautaro, Diego de Almagro, Manuel Rodríguez, Bolívar y Miranda, Balmaceda. Son muy pocos los próceres que se prestan para una obra. Está Carrera, pero no me interesa porque él estaba contra O´Higgins, contra la revolución”.
-Y de los contemporáneos, ¿ninguno le llama la atención? ¿Un Allende, un Pinochet?
“Sí, pero estamos muy cerca como para escribir todavía sobre ellos. No hay perspectiva... me interesa mucho Allende, pero insisto, no hay perspectiva”.
-Al igual que muchas mujeres del mundo de la cultura, usted no ha sido reconocida. ¿Siente que no ha sido profeta en su tierra?
“Sí, mis obras se han dado mucho afuera, pero no me han dado el Premio Nacional. Bueno, (hace una pausa), todo el mundo opina que me lo merezco”.
-¿Qué explica este hecho? ¿Es parte del rezago de la mujer?
“En parte sí, pero debo reconocer que yo no tuve muchos problemas por ser mujer para el montaje de las obras”.
Vigente, destacada la gestión de la Presidenta Michelle Bachelet y celebra los espacios que las mujeres han ido ocupando en la esfera pública y política.
-¿Eso podría ser motivo de una obra?
“No, no creo que ello pueda ser motivo, los motivos son muy difíciles y muy pocos. No estoy trabajando en nada, estoy convaleciente, pero lúcida”.