Jorge Sepúlveda, El Mercurio.
Quiere escribir un libro. Gonzalo Cáceres dice que ya llegó el momento de contar su historia, así que está decidido a publicar sus memorias, en las que, sin duda, no faltarán famosos de ayer y hoy, belleza cosmética, los ‘in’ y los ‘out’, un matrimonio fallido y dolor.
Sentado en el living de su casa, no para de fumar, mientras repasa algunos de los capítulos que formarán parte de su obra. Algunos llenos de risa, como cuando cuenta que para salir del apuro y que Patty Bravo (“La Bambola”) no se largara indignada de los estudios de Canal 13 por no tener aros que ponerse para salir ante las cámaras, pidió dos Tampax prestados, que llenó de escarcha, y se los regaló a la diva italiana como “artesanía nacional”.
Otros, más tristes y con cierta resignación, recuerdan su soledad, imitaciones de actores que le molestaron, la gente apuntando con el dedo en la calle y su escasez de libido, que relaciona directamente con su diabetes y una violación a los 4 años.
Tema no le va a faltar. Asegura haber sido las piernas más bonitas en su paso por la Escuela Militar, y cuenta orgulloso que es el único experto en Chile de maquillaje ‘high definition’ y que ha trabajado en rostros que van desde Paloma San Basilio y Margaux Hemingway, hasta Raquel Welch, Sofia Loren y los Kennedy. Tuvo su propio programa de televisión, “Jet set”, ha animado el circo Timoteo y hasta se ha candidateado concejal por Maipú.
Hoy dice estar “en otra”. Además de estar los viernes en “En portada”, dice estar con las pilar recargadas después de su paso por la TV Boliviana, donde era uno de los panelistas del programa de farándula “No somos ángeles” y además conducía “Jugando a ser bella”, donde embellecía el look de las bolivianas. “Bolivia me resucitó. Me volvió a mostrar que yo soy Gonzalo y que puedo hacer las cosas”, dice, antes de explicar que a los 6 meses debió regresar a Chile porque su enfermedad le hacía imposible soportar más tiempo en ese país.
Él no se preocupa. Total, una vidente ya le había dicho que regresaría pronto a su patria. “Me dijo: ‘Ahora vienen cosas grandes. Viene el pago de Chile a sus artistas. Ya sembraste. Ahora tienes que empezar a cosechar y por eso te tienes que volver’. Los canales tienen que fijarse en la gente que todavía sirve, si todavía tienes rating, si la gente te adora y cree en ti. Creo que me merezco un trabajo bueno en la televisión”, dice, lanzando ideas de lo que podría ser un futuro espacio para él, con nombres como “Hola Gonzalo” -recordando a “Hola Susana”- y “Almorzando conmigo”. Mal que mal, dice, “la gente dice que la farándula la creó Gonzalo, y es verdad”.
-¿No le dijeron cosas molestas por ser chileno, en Bolivia?
“Provocaba envidia. Tuve muchos problemas con unas que se llaman ‘Divinas y famosas’. Una de ellas vino a Chile a hablar de mí, pero aquí la paró la Raquel Argandoña y la Paty Maldonado. Yo me mantenía sin decirle nada. Hay que tener mucho cuidado. Allá es un país en que si hablas mal de una modelo que anda con una persona de la coca, te matan al otro día.
“A mí si alguien me critica en buena ley, lo acepto, pero no si solo te tratan de opacar o tratar mal. Yo nunca le he faltado el respeto a nadie y por eso el público en Chile me quiere. Nunca he sido alguien que no soy y por eso, aunque no paso en la televisión, donde voy se llena de gente y los programas tienen rating. Eso no me lo van a poder quitar nunca. Hay gente que dura un tiempo, 10 años, y yo me he mantenido 38”.
-Dice que siempre se ha mostrado como es. Pero cuando se casó recibió varias críticas porque se pensó que usted lo hacía para ocultar su homosexualidad.
“No, mira, yo no me casé por acostarme con la Sara Vásquez. Nosotros hicimos un pacto de casarnos para cuidarnos, donde cada uno vivía en su pieza y no pasó nada”.
-¿Por qué no funcionó?
“Porque las reglas no se respetaron poh, mi amor. No fue lo que yo pensé y se acabó no más. No voy a hablar más tema porque no me interesa. Hace 5 años que estoy anulado, todo listo, se acabó. Ya no tengo nada que ver ni me interesa”.
-¿Se volvería a casar?
“Nunca más, con nadie. Ni siquiera con la ley nueva que va a salir. No me interesa. Además, soy lo menos caliente que hay, mi amor. Nunca lo he sido, y con diabetes no existe el líbido, así que peor todavía”.
-¿Qué opina del matrimonio homosexual?
“El matrimonio homosexual lo haría como se hizo en Argentina. Lo que no creo es en la adopción de niños, porque ellos tienen que tener una opción materna y una paterna, y no sé si dos hombres pueden cumplir eso. Pero creo en que dos personas se unan, y que quede regulado con más leyes de protección, como los matrimonios heterosexuales. Todos se lo merecen porque todos somos seres humanos. Es como la esclavitud, es algo que tiene que ser sacado. Si Dios, en su santa misericordia, creo gente homosexual, por algo será. Donde hay amor, hay cien años de perdón. El amor es más fuerte, dijo el Santo Padre”.
-¿Cuál es realmente su opción?
“Mi opción siempre ha sido tan rara, como neutral. Podía pasar un hombre y una mujer y me daba lo mismo. Vengo de una violación. Entonces eso me marcó mucho. Pero gracias a Dios no me hizo ser un ser malo. Fui violado por un sacerdote y siempre he tenido a la Iglesia un poco en contra mío, mira qué divertido. Yo, siendo tan católico, iba a Canal 13 y me ponía problemas. Por esa condición, me rechazaban.
“La gente me ha puesto como el ícono gay porque siempre me he preocupado de la gente con Sida, he luchando para que la gente sea feliz. Creo que al mundo te mandan a ser feliz. ¿Cómo? Hay que buscarlo”.
-¿Cómo después de una violación, usted encontró la felicidad?
“No es que la haya encontrado. Encontré que esto era obra del de arriba. Yo lo tomé como eso. Me aferré mucho a la Virgen María. Y así mi vida ha sido tranquila, con muchos problemas, porque vengo de una época donde no se aceptaba esto”.
-¿Su familia qué le decía?
“A mí mamá le decían: ‘Nena, eres maravillosa, divina. Pero que pena que Gonzalo sea...’.
Yo, desde niño. No le conté el cuento a nadie. Iba a una fiesta de cumpleaños de una amiga de mi hermana y se me declaraban las mujeres mí, no yo a ellas. ¡Pero también estuve en la escuela militar!”.
-Con las piernas más bonitas...
“Las piernas más bellas de la Escuela Militar. Siempre fui distinto, muy caballero. Y siendo así te ves como gay. Me gustaba mucho meterme a la cocina”.
-¿No lo molestaban?
“No. Eso sí, no me bañaba con ellos. Me bañaba en la pieza del brigadier mayor, porque para qué iba a tentar, mi amor. Con este cuerpo joven, voluptuoso y bello. ¡Cómo!”.
-¿Se ha enamorado?
“(Suspira) Dos veces. Fueron una cosa platónica. Pero una vez me dijeron ‘en la otra vida (guiña el ojo). Acuérdate de mí’. Ha habido gente maravillosa, pero creo que la he perdido por culpa mía. No estaba preparado. Además, iba a ser tan difícil la parte sexual y más encima mi familia, qué iba a decir. Uno está con el qué dirán, así que siempre mantuve mi casa como un claustro”.
-¿Hoy no sería distinto?
“Creo que ahora sí, si apareciera una persona maravillosa, que me llenara completamente, que me cuide y que yo sé que va a estar conmigo el resto de mi vida y que yo también voy a poder cuidar, sería maravilloso. Pero si no, me iré de este mundo y ya sé que no voy a volver a llegar porque estoy en mi última vida. Me lo dijo un gran gurú de la India.
“Pero tengo a la gente que amo. Amo este país por sobre todas las cosas y sé que me aman. La gente que no me ama es porque me tiene envidia, no me conoce. Eso lo tuve que entender con los años. Si yo ya estoy caminando hacia el ocaso”.
-¿Ha sufrido mucho?
“Mucho, y creo que la diabetes fue por sufrimiento, porque no me vino por azúcar. Pero he tratado de tomar la vida como Dios me la dio. No le reprocho nada. Me dio un arte tremendo que lo he mostrado en todas partes del mundo. Pero nunca hice de esto un negocio. Me hizo falta un buen manager, como lo tiene Ricky Martin, que ayer veía una entrevista maravillosa de la Susana Giménez, y me di cuenta que yo era un poco como él, en las cosas que tuvo que pasar. Si es terrible. Me acuerdo que en esa época yo iba caminando y la gente decía: ‘Ahí va un cola’. Y de repente me enojaba y decía: ‘Y qué me vienes a tratar así tú, su mugrienta ordinaria. ¡Qué me faltas el respeto a mí!’. Me bajaba el Aries que soy”.
-¿Cómo se toma esas cosas hoy?
“Ahora me dan lo mismo. Pero he visto a la juventud gritándome ‘ídolo’, a la de edad, diciéndome ‘te adoramos’. La gente ha sido maravillosa. Por lo menos me gané un cariño de verdad. Porque la gente ama o no ama y yo no hice nunca nada para ganármelos; yo fui yo y así me quisieron”.
-Es imposible no preguntarle por los “in” y los “out”.
“Está ‘in’ la Raquel Argandoña, con un programa que va a tener que se llama ‘Almorzando con Raquel’ en canal 7. Creo que es la copia del de Mirtha Legrand. Está ‘in’ la Cecilia Bolocco, que aunque no está en televisión, donde va, triunfa. Es nuestra Miss Universo y la única que vamos a tener, mijita, y olvídate del resto. Está ‘in’ Pablo Simonetti peleando por todos los derechos para los homosexuales. Igual que Pablo Mackenna que defendió la crisis de los gay contra este diputado que estaba casado con la Carmen Ibañez (Iván Moreira). Están ‘in’las personas que se dan cuenta que este es un problema mundial y que tienen que equiparar a todos los seres humanos. Uno nunca sabe lo que le puede tocar. Uno tiene hijos y nietos y esto viene desde el vientre de la madre. Así que uno no puede tirar un escupo al cielo porque te puede caer en el ojo, mi amor. No podemos elegir gente inepta y que esté en contra de cosas que son humanas, que están en todos los países del mundo. Además, nunca te olvides que la gente que trata de maricón a otro, siempre es un maricón tapado. Esa es una cosa que los años te enseñan”.
-¿Cuál es su vicio privado?
“Mis hobbies son la fotografía, me gusta mucho también hacer tocas de novia y pintar diseñar cosas, crear. Me encanta maquillar, la belleza, transformar a una persona y hacerla más joven. Así tiene más salida para tener trabajo”.