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Joven holandesa a la que rechazaron eutanasia dejó de alimentarse para morir: la dramática historia de Noa Pothoven

La adolescente sufría de estrés postraumático, anorexia y depresión, tras ser víctima de abusos y violación. Sin embargo, su caso no calificaba para la muerte asistida, según la legislación de su país.

05 de Junio de 2019 | 13:07 | Redactado por M. Francisca Prieto, Emol
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De Gelderlander / Captura
"Seré directa: en un plazo máximo de 10 días moriré. Estoy exhausta tras años de lucha, se termina. He dejado de comer y beber por un tiempo, y tras muchas discusiones y evaluaciones, seré liberada porque mi sufrimiento es insoportable".

Las palabras fueron publicadas en Instagram por Noa Pothoven, una joven holandesa de 17 años cuya dramática historia ha dado la vuelta al mundo, luego de que se conociera que finalmente falleció el domingo recién pasado.

La corta vida de la adolescente fue dura desde pequeña. A pesar de que era considerada una niña alegre e inteligente, a los 11 años todo cambió luego de ir a una fiesta escolar y ser abusada sexualmente por uno de los asistentes. Al año siguiente la situación se repitió y cuando tenía 14 años fue violada por dos hombres en un callejón de Arnhem, la ciudad donde vivía.

Por miedo y vergüenza, Noa nunca les contó de las agresiones a sus padres, hasta que a mediados de 2017 ellos encontraron una serie de cartas de despedida en la habitación de su hija.

Recién en 2018 la joven presentó una denuncia ante la policía por los hechos de los que fue víctima. Sin embargo, era demasiado tarde: el daño ya estaba hecho y Noa sufría de estrés postraumático, anorexia y depresión.

"Hasta el día de hoy mi cuerpo todavía se siente sucio", escribió Noa en "Ganar o aprender", una autobiografía que publicó a fines del año pasado, para dejar testimonio de su vida.

Un dato que sus padres también desconocían, era que la adolescente se había acercado a una clínica en La Haya para averiguar si era elegible para la eutanasia o el suicidio asistido. La respuesta que le dieron fue negativa, ya que era demasiado joven y debía esperar a que su cerebro estuviera completamente desarrollado.

"Estoy devastada porque no puedo esperar más", señaló, según publicó De Gelderlander, el medio holandés que siguió su historia.

La eutanasia es legal en Holanda desde 2002, y a partir de los 12 años pueden pedirla los niños con enfermedades sin curación y padecimientos insufribles. Ellos necesitan el permiso de los padres, pero desde los 16 años deciden por su cuenta, siempre que tengan autorización y ayuda médica.

Tratamientos sin resultado


Luego de que sus padres se enteraran de su situación, Noa entró y salió de clínicas, e instituciones y centros especializados, a los que muchas veces fue forzada a ingresar por la justicia.

"Casi me siento como un criminal, aunque ni siquiera he robado un caramelo de una tienda en toda mi vida", escribió en su autobiografía, agregando: "Es un infierno".

Ninguno de los tratamientos a los que fue sometida dio resultado, intentó varias veces quitarse la vida y sus padres llamaron la atención sobre la falta de lugares indicados para casos como los de Noa.

En paralelo, la joven escribió una lista de deseos, que para finales de 2018 ya estaba casi cumplida. Algunos de ellos eran viajar en una moto, fumar un cigarrillo, beber alcohol y hacerse un tatuaje.

"Queda un deseo: comer una barra de chocolate blanco. Ese es mi caramelo favorito, pero no lo he probado en años. Eso es debido a mi anorexia. Todavía no me atrevo a comerlo. Eso se debe al miedo a engordar", señalaba entonces.

"No vivo, sobrevivo"


En el último tiempo, los padres de Noa buscaban un centro médico donde le practicaran electroshock, tratamiento que se utiliza para la depresión mayor.

Sin embargo, la joven insistía en que no quería más hospitales ni terapias. Noa fue trasladada a su hogar e instalada en una cama en el living, donde era cuidada por su familia y seres queridos.

Hace algunos días, y con acuerdo de sus padres y supervisión de sus médicos tratantes, la joven dejó de alimentarse, hasta que el domingo murió.

"No vivo desde hace mucho tiempo, sobrevivo, y ni siquiera eso. Respiro pero ya no vivo. El amor es dejar marchar. En este caso así es", fue parte de su mensaje de despedida en redes sociales.

Sus padres señalaron hoy a De Gelderlander que a pesar de que están sorprendidos por el impacto que ha tenido la historia de Noa, permanecerán en silencio y tranquilidad. "Estamos de luto (...) Queremos la paz", dijeron.
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