El Mercurio (imagen referencial)
El 13 de julio pasado,
Roxana Muñoz anunciaba a sus seguidores en redes sociales que 20 horas antes había comenzado un
programa de ayuno de 21 días porque -explicó- "quiero cambiar pero para bien".
En la oportunidad aclaró que
recibiría la guía "virtual" de Loren Lockman, quien dirige un centro de bienestar en Costa Rica donde Muñoz realizó un ayuno de 11 días un tiempo atrás.
Asimismo, adelantó que durante el tiempo en que estaría sin comer -
solo podía tomar agua- se dedicaría a descansar, pero que de igual manera compartiría con sus seguidores cómo se desarrollaba su ayuno.
"Estoy súper nerviosa, porque es un desafío también para mí muy grande.
No les voy a estar enseñando (...) pero sí les puedo ir contando mi experiencia día a día", sostuvo.
El 2 de agosto,
con un aspecto bastante demacrado, Muñoz anunciaba que había completado el programa y que al día siguiente comenzaría la retroalimentación, última etapa del proceso.
Sin embargo,
el ayuno realizado por la modelo hizo saltar las alarmas en el Colegio de Nutricionista, entidad que
decidió interponer una denuncia en su contra ante la Seremi de Salud de la Región Metropolitana, al considerar que
Muñoz "atentó contra el deber de no engañar al público, al utilizar sus redes sociales como vehículo para promocionar un
servicio que ella caracteriza como curativo, cuestión que es falsa y, además, supone un
gran riesgo para la salud mental y física de la población".
Según el Colegio de Nutricionistas,
lo realizado por Muñoz "no tiene ningún asidero científico" y, además, el organismo aseguró que
su guía -Loren Lockman- "no tiene título para ejercer nutrición, ni nunca la ha estudiado, puede dentro de su educación formal solo se asocian estudios de psicología y finanzas".
En este sentido, Cecilia Sepúlveda, presidenta de la entidad, también advirtió sobre los
riesgos que puede tener la práctica del ayuno sin la supervisión profesional adecuada.
"Cuando una persona que no tiene las competencias para realizar una intervención dietaria, provee una dieta o un plan de alimentación, está haciendo algo que conlleva un gran riesgo para el paciente, pues
carece de competencias para prevenir y tratar los riesgos asociados a los cambios de patrones alimentarios, poniendo en riesgo la salud de las personas", concluyó.