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Macabro caso en Gran Bretaña dejó en evidencia cómo los confinamientos por coronavirus afectaron la salud mental

En agosto de 2020, una mujer confesó haber matado a su hijo de 10 años con numerosos problemas de salud física y mental. La jueza que dictó la sentencia del caso consideró que el pequeño "fue una víctima indirecta de la interrupción de la vida normal causada por la pandemia de covid-19".

12 de Febrero de 2021 | 17:54 | AFP / Editado por M. Francisca Prieto, Emol
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Reuters (imagen referencial)
Un macabro caso ocurrido en agosto pasado en Gran Bretaña, dejó en evidencia cómo los confinamientos por coronavirus afectaron la salud mental de las personas.

El hecho ocurrió el 16 de ese mes, cuando Olga Freeman, de 40 años, se presentó en una comisaría para confesar que había asfixiado a su hijo, que tenía numerosos problemas de salud física y mental, entre ellas autismo, síndrome de Cohen (relacionado con anomalías en muchas partes de cuerpo), y dificultades con el lenguaje y la comunicación.

Los agentes de policía encontraron al pequeño de 10 años en un dormitorio de su casa en Acton, al oeste de Londres, cubierto por un edredón y rodeado de juguetes.

Este jueves, el tribunal penal de Londres abordó el caso, sentenciando a la madre a ser internada en un hospital psiquiátrico por tiempo ilimitado. La magistrada Bobbie Cheema-Grubb consideró que la mujer estaba "agotada" y había llegado al "límite de sus fuerzas" cuidando a su hijo.

Es un caso "raro y desesperadamente triste", afirmó la jueza al dictar la sentencia.

"No tengo ninguna duda de que usted fue una madre extraordinariamente cariñosa y dedicada a un niño vulnerable hasta que las múltiples presiones la abrumaron y su mente se vio inundada por una enfermedad destructiva", declaró. "Hasta cierto punto, debe reconocerse que Dylan fue una víctima indirecta de la interrupción de la vida normal causada por la pandemia de covid-19", sostuvo.

El tribunal supo que su madre había tenido dificultades para cuidar de su hijo durante el primer confinamiento y durante los meses de verano, y que había sufrido una crisis mental.

Un psiquiatra dijo que Olga había desarrollado síntomas psicóticos debido al "fuerte estrés" de las restricciones impuestas al tener que quedarse en casa, que se vio agravado por el cierre de la escuela especial de Dylan.

Por su parte, el ex marido de Freeman, el célebre fotógrafo Dean Freeman, criticó a los sucesivos gobiernos británicos por no financiar adecuadamente los servicios de ayuda a las personas con problemas de salud mental y necesidades especiales.
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