"Las consultas por trastornos del sueño han aumentado en forma exponencial", afirma tajante Evelyn Benavides, neuróloga del Programa Medicina del Sueño de Clínica Universidad de los Andes. Y es que si los chilenos ya dormían mal tras el estallido social de octubre de 2019,
la pandemia del coronavirus llegó para empeorarlo todo.
Andrea Contreras, neuróloga infanto-juvenil de Clínica Las Condes, cifra este
incremento en las consultas en "al menos un 50%". "Los pacientes que tenían problemas de sueño empeoraron sus síntomas, y las personas que nunca habían tenido dificultades las presentaron ahora con la pandemia", señala.
Según Benavides, las personas están acudiendo a los especialistas principalmente para consultar por
dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo durante la noche. Asimismo, refieren una
"mala percepción del sueño, es decir, el hecho de dormir y despertar muy cansado".
Además,
hay quienes aseguran levantarse de noche para comer sin recordarlo o
dicen experimentar sensación de incomodidad en las piernas cuando se acerca la noche.
Las razones del mal dormir
Aunque durante la pandemia los trastornos del sueño han afectado a las personas de manera transversal, Evelyn Benavides sostiene que
los más perjudicados "han sido principalmente los niños pequeños, los adultos mayores y las personas que ya estaba en tratamiento por alguna enfermedad del sueño". "También ha coincidido con personas que estando en teletrabajo, deben realizar otras labores al mismo tiempo, como el cuidado de los niños", agrega la especialista.
En el caso de los más pequeños, Andrea Contreras sostiene que los
cambios en sus rutinas, los estudios online y las restricciones en su vida social, han incidido negativamente en un buen descanso nocturno. Esto porque al dormirse y despertarse más tarde, los niños se sienten más cansados durante el día, menos motivados y con mayores dificultades de concentración.
Respecto a los adultos, el estrés, la falta de un lugar adecuado para trabajar, la multiplicidad de tareas que hay que cumplir, son en gran parte los causantes del mal dormir, de acuerdo a Evelyn Benavides.
La automedicación también ha jugado un papel importante en esto. "Usar medicamentos que tienen efectos para dormir sin control médico, pueden generar efectos secundarios aún más graves", advierte la neuróloga.
Consejos para mejorar el descanso
Este viernes 19 de marzo es el
Día Mundial del Sueño y el lema para celebrarlo es
"Sueño regular para un futuro saludable", con el cual se busca crear conciencia entre la población acerca de los
beneficios del buen dormir.
Y es que
un mal descanso nocturno tiene innumerables efectos secundarios, entre ellos irritabilidad, fallas de memoria y concentración, alteraciones del ánimo, somnolencia diurna y cefalea.
Asimismo, los trastornos del sueño pueden descompensar patologías crónicas como la epilepsia, la hipertensión arterial y síndromes metabólicos, como la resistencia a la insulina o la diabetes.
Y qué decir de la salud mental, ya que un buen dormir está íntimamente relacionado con mantener estables patologías o prevenir la aparición de cuadros en esa área.
Entonces,
¿qué se puede hacer para mejorar el descanso nocturno?
"Las medidas principales que tienen que ver con los buenos hábitos de sueño y que podrían ayudarnos en este tema son principalmente el
vivir de día y dormir de noche; no tomar café ni bebidas energizantes en la tarde; evitar el consumo de alcohol en la noche; evitar el uso de pantallas (computador, celular, tablet) una hora antes de dormirse", aconseja Evelyn Benavides.
La neuróloga de Clínica Universidad de los Andes también sugiere
dejar las preocupaciones, los trabajos y las reuniones complejas para la mañana, hacer al menos 30 minutos de actividad física todos los días y evitar las siestas. "Si son necesarias, que duren menos de 30 minutos y sean antes de las 16:00 horas", dice la especialista.
Otros consejos que entrega el Centro del Sueño de Clínica Las Condes, son:
- Intentar no usar el dormitorio como centro de operaciones, y que solo esté destinado al descanso y vida en pareja.
- Cenar hasta dos horas antes de dormir.- Evitar la automedicación.- Realizar una "rutina de desconexión" media hora antes de dormir. Esta puede incluir una lectura liviana, música o estrategias de relajación, como la meditación.