A comienzos de mayo y luego de que el Tribunal de Apelación de Londres rechazara un recurso contra la reducción de su seguridad en el Reino Unido,
el príncipe Harry aseguró que le "encantaría" una reconciliación con su familia, ya que a su juicio
"no tiene sentido seguir peleando más, la vida es preciosa".
Pero pese a estas declaraciones, este fin de semana se conoció que
el segundo hijo del rey Carlos III y la fallecida Lady Di consideró cambiar su apellido y adoptar el de su madre, es decir,
pasar de llamarse Harry Mountbatten-Windsor a Harry Spencer.
"
Discutió el tema con el conde Spencer, cuya residencia familiar está en Althorp, Northampstonshire, durante una inusual visita a Gran Bretaña", publicó The Mail on Sunday sobre la base de fuentes cercanas a la familia, según recogió El País de España.
"Tuvieron una conversación muy amistosa y
Spencer le aconsejó que no diera ese paso", agregó un cercano al duque de Sussex.
Cabe señalar que
Mountbatten-Windsor es el apellido de la familia real británica desde 1960, y
es utilizado por los descendientes de la reina Isabel II y su marido, el príncipe Felipe. De hecho, los hijos de Harry y de su esposa, Meghan, también lo llevan:
Archie Harrison Mountbatten-Windsor y Lilibet Diana Mountbatten -Windsor.
Sin embargo,
si el duque de Sussex persiste en la idea de cambiarse su apellido, sus hijos también pasarían a ser Spencer. De esta manera, la pequeña se llamaría
Lilibet Diana Spencer, lo que coincidiría con el nombre de su difunta abuela.
Según aseguró a The Mail on Sunday Tom Bower, escritor especializado en la realeza británica, "Meghan Markle decidió que su verdadero propósito en la vida era ser Diana", dando a entender que
la exactriz es quien verdaderamente está detrás de la idea del cambio de apellido.