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Datos en-duro |
De Gavardo nació el 14 de julio de 1969 y se inició en las motos a instancias de Giorgio, su padre, y Santiago Lazo.
Sus inicios los cumplió en el enduro, en 1993 conquistó medalla de bronces en el Mundial realizado en Oklahoma.
Su primer Dakar lo corrió en 1996, terminó 17° entre 200 pilotos.
Una de sus peores lesiones la sufrió en el Rally Por las Pampas 2002: fractura expuesta de radio y cúbito de su brazo izquierdo y luxación del brazo derecho, además del golpe en la cabeza. |
SANTIAGO.- "Cuánto va a durar lo tuyo, guatón", inquirió. "Media hora, no más", le contesté pensando que era un tiempo prudente para conversar con un campeón mundial (tiene tres títulos de la FIM (Federación Internacional de Motociclismo), en 2001, 2004 y 2005). "¿Tanto? Ojalá sea menos, el
Chico Maldito me espera en el gimnasio", sugirió.
Su jornada comenzó antes de las 9:00, arriba de la moto, no podía ser de otra manera. Después de hacer harto enduro, se duchó, se puso un short y una polera y "voló" en su Luv-DMax del año para grabar un spot para el Bicentenario. Cuando descendió de su camioneta venía a
pata pelá, aún no se ponía las zapatillas; sólo terminó de hacerlo antes de hablar frente a la cámara.
Y no para de hablar
Carlo de Gavardo, salvo para echar un pedazo de lomo a su boca o algunas de las verduras salteadas que decoran el plato que una mesera del restaurante del Balthus le llevó a una mesa exterior. Pero no es un parlanchín, de esos que venden la pomada para ganar auspiciadores y salir en los diarios.
"Soy un chilenito nomás. Llegué como un piloto pobre, como piloto privado... Después de salir tercero con una
hueá de moto, ellos (KTM) se preguntaron
cómo será con la otra".
Habla de sí mismo, de su gusto por las motocicletas, de todo lo que hace en estos momentos para reinsertarse en el primer mundo del rally-raid, luego que la fábrica austríaca tirara al tacho de la basura el proyecto de la moto de 450 cc y le confirmara que en el Dakar 2006 correrá con una "grande".
"Las tres motos pesan lo mismo... La gente, sin saber, decía sobre la 450:
Ah, Carlo va en la moto del jardinero. Y no es así, es lo mismo pero con otro motor".
Pero la 450 ya no existe, como dice De Gavardo. Sólo la ocupa para entrenar. Ahora el desafío es más grande que nunca: competir de igual a igual con Marc Coma, Isidre Esteve, Cyril Despres, Alfie Cox...
"No me da miedo, pero sí le voy tomando respeto poco a poco. El (motor de) 590 ya lo probé, estuve en Francia y hay una diferencia con el 450... El 700 es mucho más, la moto es más cansadora, demanda más físico. En Egipto probaremos los dos motores en un chasis nuevo, más liviano. Es una moto más maniobrable, más técnica, pero si el motor 590 se acerca al rendimiento en velocidad de la 700 lo más probable es que nos decidamos por ésa para el Dakar. Lo malo es que en otras pruebas se han roto dos cajas de cambio y un motor...", cuenta el piloto de Huelquén mientras bebe un trago de la Coca Light con que acompaña su reparador almuerzo.
El gimnasio esperaba a De Gavardo. Ahí estaría Christian Moore, su entrenador hace más de tres años. Pero le gusta conversar, especialmente cuando se siente a gusto. El lomo ya casi se extinguía ante las incesantes maniobras de su mano izquierda, sólo quedaban en el plato un par de ramos de coliflor, unos trozos de zanahoria, y fue de nuevo al hueso.
"La (moto de) 450 me agilizó mucho, me hizo despertar en todos los sentidos y eso es muy bueno... No estoy arrepentido de nada, me mantuvo alerta, me motivó... Que a un chileno lo llamen a las cuatro de la mañana para preguntarle por la altura del asiento, si está bien o mal, es un sinónimo que están preocupados hasta del más mínimo detalle para que todo funcione bien", dice con un especial orgullo.
"Mi mentalidad es llegar como sea"
El tenedor ya se despidió de los dientes, de esas paletas separadas que sobresalen en cada sonrisa de De Gavardo. Están así producto de su primer accidente de los 36 que ha sufrido en su vida. Fue a los cuatro años de edad. Dio con ellos en el suelo tras una caída y de ahí directo al hospital.
"Yo no me preocupo del resultado, del primer lugar ni del segundo ni del tercero... Mi mentalidad siempre es llegar, sea como sea, da lo mismo, pero terminar la carrera dando el máximo. Los cimientos son tan importantes como en una construcción, acá son la familia (estar tranquilo con todos), el trabajo físico, sicológico, técnico", dice.
Hasta que el
Dakar saltó a la mesa. No es una obsesión, sostiene el piloto chileno. "Yo corro porque me gusta, quiero dar el máximo en esto años para tratar de ganar el Dakar... En 25 ediciones apenas hay 9 ganadores, yo sé que estoy entre los elegidos, en un equipo de punta (KTM Repsol), pero el Dakar lo gana un "escogido". Yo tengo los cimientos bien, daré el máximo y obviamente así tengo más posibilidades de ser el "escogido", pero también hay que tener suerte, que a uno lo acompañe Dios... Pero no es una obsesión ganar el Dakar".
Y en eso está De Gavardo. El 13 viaja a Túnez y tres días después se instalará en Egipto para animar el Rally de los Faraones. Luego podría ir a Dubai, depende cómo se porten los motores grandes, esos que podrían llevarlo al lugar más alto del podio en Dakar.
Este miércoles lea qué hará De Gavardo cuando deje las motos