NUEVA YORK.- Sin importar el dolor en la espalda, Andre Agassi nunca recurrió a inyecciones durante un torneo. Pero este Abierto de Estados Unidos no es uno cualquiera: es el último de su carrera, y Agassi ha recibido dos inyecciones para lidiar con la molestia.
Al "Kid de Las Vegas" le inyectaron el viernes una dosis de analgésicos, dijo Gil Reyes, sus preparador físico en una entrevista telefónica. A diferencia del martes, cuando Agassi fue al hospital para una inyección de cortisona, el tratamiento fue hecho en la habitación del hotel donde el legendario tenista se aloja, ya que la espalda le dolía demasiado para ir en carro.
El campeón de ocho torneos del Grand Slam no practicó el viernes, un día antes de su partido de tercera ronda contra el alemán Benjamin Becker.
Agassi fue examinado por director médico del US Open, Brian Hainline, luego de su dramática victoria de segunda ronda sobre el chipriota Marcos Baghdatis (8 cabeza de serie), un partido de 3 horas y 48 minutos que se disputó entre la noche del jueves y la madrugada del viernes.
Apenas tuvo fuerzas para firmar autógrafos en las pelotas que se tiran a las tribunas tras los partidos y en la rueda de prensa posterior trató de reclinarse en su silla de la manera más cómoda posible.
Reyes dijo que el indomable jugador de 36 años tuvo que recostarse en el piso de la sala de espera del estadio Arthur Ashe mientras esperaba el auto que lo iba a llevar de vuelta a su hotel.
"La espalda de Andre se puso tiesa. Fue algo muy doloroso", relató Reyes. "La inflamación estaba causando un dolor tremendo y obviamente no podía moverse".
Agassi arrastra desde hace tiempo una molestia en la ciática, causal de que apenas disputó 15 partidos esta temporada.
Reyes estima que Agassi se ha inyectado con cortisona entre ocho y 1 veces en los últimos cuatro años, incluyendo una tras su triunfo de primera ronda sobre Andrei Pavel, uno que le costó tres horas y media.
Hay un límite en cuanto a dosis y la frecuencia de las mismas, por lo que se entiende porqué Agassi recibió un medicamente diferente el viernes por el médico del torneo.
"Haré uso de todos los recursos disponibles, salvo los que impliquen un riesgo a largo plazo", dijo Agassi. "Quiero dar lo mejor de mí aquí, pero tampoco quiero comprometer lo que me queda de vida".
Cada vez que Agassi pisa una cancha en Flushing Meadows podría ser su último partido como profesional, y el sábado se topará con Becker, número 112 del mundo y campeón universitario de Estados Unidos hace dos años. Benjamin no tiene vínculo familiar con Boris, una pregunta que nunca falta a donde vaye.
De 25 años, Becker solía pretender ser Agassi cuando jugaba con sus amigos. El jueves quiso mirar el partido contra Baghdatis, pero tuvo que quedarse en un túnel debido a que no había asientos.
Becker, eso sí, pudo sentir lo que es tener a 23.000 espectadores alentando a Agassi y en contra a su oponente.
"Estoy tratando de prepararme para eso, por es algo que nunca he experimentado", dijo Becker, quien como universitario jugaba con 200 personas como máximo en las tribunas.