LONDRES.- Militantes de la Orden de Orange, de los protestantes de Irlanda del Norte, anunciaron que proseguirían hoy sus acciones contra las restricciones a su marcha de Drumcree Church a Portadown, tras las violentas protestas que dejaron anoche al menos dos heridos, uno de los cuales fue un camarógrafo de prensa.
En Portadown, la policía usó cañones hidrantes para disolver una multitud de lealistas protestantes que les arrojaban piedras y botellas, mientras en Drumcree los manifestantes lanzaron incluso petardos y cohetes contra las fuerzas de seguridad.
Cañones hidrantes ahuyentaron asimismo a manifestantes que bloqueaban la ruta principal de Belfast al puerto de Larne, mientras en Belfast, Newtownards, Londonderry y otros puntos eran incendiados automóviles.
La policía tuvo incluso que rescatar a automovilistas cuyos vehículos eran atacados por las turbas.
Cuatro personas fueron arrestadas en posesión de bombas de petróleo, hallándose en su poder asimismo material para confección de tales proyectiles.
El secretario británico para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, y David Trimble, jefe del gobierno de la provincia, exhortaron a la calma, señalando que el diálogo era la única respuesta a la disputa en Drumcree.
Mandelson recalcó que el gobierno británico no cederá a la presión.
Las protestas fueron convocadas por dirigentes de la Orden de Orange luego que las autoridades les impidieran realizar un tradicional "desfile de la victoria" a través de Garvaghy Road, una calle de Portadown de población predominantemente católica.
La Orden de Orange, que debe su nombre al rey William III de Orange, fue fundada en 1795 para proteger los intereses de los protestantes, y ha realizado la marcha de Drumcree cada año desde comienzos del siglo 19.
La marcha recuerda la derrota del rey católico James II por las fuerzas del rey William en la batalla de Boyne, el 12 de julio de 1690.