LIMA.- El presidente peruano, Alberto Fujimori, volvió a la carga el jueves con una operación de búsqueda de su ex asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos, personaje clave de una encarnizada lucha por el poder en el país andino.
Mientras la búsqueda seguía con un estilo cinematográfico, con helicópteros y fuerzas especiales con metralletas automáticas, los peruanos se mantenían incrédulos sobre si la operación es realmente para ubicar a Montesinos.
"!Se Busca!", tituló el diario La República con una foto a color de Montesinos en la portada.
Mientras el paradero de Montesinos seguía siendo un misterio, la hipótesis militar de que el ex asesor podría ir a Venezuela quedó truncada.
"No ha solicitado el asilo y en caso de que lo solicitara nosotros no lo otorgaríamos, no lo concedemos", dijo el canciller venezolano, José Vicente Rangel.
De pie sobre una camioneta la noche del miércoles, Fujimori prometió a gritos por un megáfono que sus operaciones seguirán "día y noche" hasta ubicar a su ex asesor de inteligencia, a quien consideró su mano derecha en 10 años de gobierno.
Tras pernoctar en un club en el suburbio de Chosica, unos 35 kilómetros al norte de Lima, Fujimori abordó un helicóptero que sobrevoló la zona de la operación y retornó al palacio presidencial, aterrizando en la parte posterior.
"No hay orden de detenerlo, sólo de ubicarlo", aclaró Fujimori, sellando así su poder sobre las fuerzas armadas tras haber ordenado el confinamiento militar en los cuarteles.
Para Washington, la operación contra Montesinos fortalece la postura del mandatario.
"Creemos que el presidente Fujimori tiene el respaldo del alto mando militar peruano y se está moviendo de manera decisiva para reducir las tensiones y resolver la crisis política en Perú", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Philip Reeker.
Perú fue sacudido en septiembre tras la difusión de una videocinta que mostró a Montesinos en un presunto acto de soborno de un legislador, lo que forzó a Fujimori a convocar a nuevos comicios y recortar su mandato de cinco a un año hasta julio del 2001.
Montesinos huyó apresuradamente del país y buscó asilo en Panamá. El asilo, sin embargo, le fue negado y su súbita reaparición en Perú desató el lunes una nueva ola de rumores de golpe de estado y exigencias por parte de sectores militares.
Tras llegar el martes al país para ayudar a buscar una solución a la crisis, el secretario general de la OEA, César Gaviria, anunció que el gobierno y la oposición fijaron hasta el 8 de abril el plazo para la realización de las nuevas elecciones generales.
El poder oculto divide a militares
Considerado el poder real en el gobierno de Fujimori, a Montesinos se le atribuye haber dirigido una cruenta lucha contra la violencia guerrillera y el narcotráfico que operaban en Perú en la década pasada.
En el régimen socialista del general Juan Velazco Alvarado, en la década de 1970, Montesinos fue encarcelado y expulsado del Ejército bajo acusaciones de que vendió secretos militares a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Bajo la gestión de Fujimori, resurgió como el nexo entre el gobierno y las Fuerzas Armadas y se le acusa de dirigir escuadrones de la muerte, torturas, espionaje telefónico y hostigamientos contra los detractores del mandatario.
También es acusado de beneficiarse de la venta ilegal de armas y de vínculos con el narcotráfico.
Según una fuente militar que pidió el anonimato, los militares están divididos entre los que están a favor y los que están en contra de Montesinos; y no entre los que apoyan al ex asesor y los que respaldan a Fujimori.