BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino reconoció este jueves que la baja popularidad de su gestión se debe al "costo político muy alto" que ha tenido que pagar por la crisis económica y la "frustración" que genera la falta de crecimiento.
"Es relevante que la economía se haya sostenido y esté en condiciones de crecer", admitió en una reunión con corresponsales extranjeros el jefe del Gabinete de ministros, Chrystian Colombo, que actúa como coordinador entre los ministerios. El año pasado la economía argentina cayó un 3,1 por ciento, y para este año la previsión de crecimiento está por debajo del 2 por ciento, un índice próximo al aumento vegetativo de la población.
Según una encuesta de la empresa Gallup, divulgada a comienzos de noviembre, sólo un 11 por ciento de los argentinos apoya la gestión del Gobierno de Fernando de la Rúa, quien fue elegido el 24 de octubre de 1999 con el 48,5 por ciento de los votos.
"Hemos pagado un costo político muy alto, porque hemos tenido que aprobar una baja de salarios y hemos tenido disidencias internas (...), y además no hemos crecido", dijo Colombo.
El alto funcionario fue designado por De la Rúa el pasado 5 de octubre, en una decisión que representó un empuje a la gestión del Gobierno, según los analistas políticos, y que ha colocado a Colombo en un lugar clave en el gabinete.
En su reunión con los corresponsales, Colombo enumeró los cuatro duros golpes externos que ha tenido que soportar la economía argentina y que han generado "frustración" por "un largo período de tiempo sin crecimiento". Los cuatro factores citados fueron la subida de las tasas de interés, la baja en los precios de las materias primas (menos el petróleo), la revaluación del dólar (ligado al peso argentino) y, finalmente, el cierre de los mercados de crédito a los países en desarrollo.
Estos efectos externos han tenido una especial incidencia en la economía argentina, la única del mundo, según Colombo, que financia la mayor parte de su deuda en el mercado externo (cerca del 60 por ciento).
"Por eso Argentina ha sido más vulnerable al cierre de los mercados externos", dijo Colombo. El alto funcionario puso como ejemplo a Brasil, que tiene el 80 por ciento de su deuda contratada localmente, y sólo el 20 por ciento fuera del país. Unido a ello, según el jefe de Gabinete de ministros, a la coalición gobernante Alianza le ha tocado administrar el país sin tener la mayoría parlamentaria de la que gozó Carlos Menem cuando presidió el país entre 1989 y 1999.
Durante casi un año de gestión de Fernando de la Rúa, quien asumió el poder el 10 de diciembre pasado, el Gobierno ha tenido que bajar los salarios de los empleados públicos y se ha enfrentado a un incremento de los niveles de pobreza y de desempleo.
Además, De la Rúa ha vivido la dimisión de su vicepresidente, Carlos Alvarez, quien renunció el pasado 6 de octubre al considerar que no se estaba haciendo lo suficiente para contrarrestar las denuncias de corrupción política en el Senado. "El gran desafío que tenemos ahora es ver si se puede crecer, y no dejar gran cantidad de marginados sociales", añadió Colombo.
El Gobierno argentino se enfrenta la próxima semana a la tercera huelga nacional convocada por los sindicatos desde que asumió el poder De la Rúa, en protesta por la política económica. La paralización también se produce por la decisión gubernamental de acelerar la reforma del marco que regula las llamadas obras sociales, las asociaciones mutualistas que representan la principal fuente de ingresos de los sindicatos.
"El Gobierno puede negociar (con los sindicatos) antes de la huelga, pero lo que no vamos a negociar es la reestructuración de las obras sociales", aclaró Colombo.
