CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II pidió hoy a las autoridades cubanas que perseveren en el diálogo con todos los sectores, al tiempo que reiteró su demanda de que cese el embargo para permitir el "libre desarrollo" del país.
En el acto de presentación de cartas credenciales del nuevo embajador de Cuba ante la Santa Sede, Raúl Roa Kouri, el Pontífice mandó un saludo al presidente Fidel Castro, al que expresó sus mejores deseos para que recobre totalmente su salud.
La alusión al cese del embargo la planteó como una necesidad: "la Santa Sede desea vivamente que se puedan superar cuanto antes los obstáculos que impiden la libre comunicación e intercambio entre la Nación cubana y parte de la comunidad internacional".
El Papa subrayó que sólo de esta manera se podrán "afianzar, mediante un diálogo respetuoso y abierto con todos, las condiciones necesarias para un auténtico desarrollo".
Paralelamente instó al Gobierno de Cuba a que siga perseverando en su esfuerzo "para mantener y desarrollar las metas conseguidas con esfuerzo en el campo de la atención sanitaria, de la instrucción en sus diversos niveles y de la cultura en sus diferentes expresiones".
El Vaticano considera, en palabras de Juan Pablo II, que asegurando esas condiciones "se ponen algunos de los pilares del edificio de la paz, la cual no es sólo la ausencia de guerra, sino el poder disfrutar de la promoción humana integral".
Tras destacar el espíritu de solidaridad demostrado por Cuba ante las calamidades naturales y los conflictos, el Obispo de Roma se refirió al papel que juega la Iglesia católica en ese país caribeño en busca del bien común y demandó que se potencia "el ambiente de genuina libertad religiosa".
"En toda sociedad pluralista -afirmó- la Iglesia presenta sus orientaciones y propuestas que pueden llevar a puntos de vista diferentes entre quienes comparten la fe y quienes no la profesan. Las divergencias en este sentido no deben producir ninguna forma de conflictividad, sino favorecer un diálogo constructivo y amplio".
El Papa dijo que hay "temas en los cuales la Iglesia en Cuba desea iluminar la realidad social" y puso como ejemplo los problemas suscitados por "la promoción de la dignidad humana".
También incluyó en esas demandas la consideración de la realidad familiar y la educación de las nuevas generaciones en una cultura de la paz, la vida y la esperanza.
"La compleja relación entre la economía y los valores del espíritu y la atención global de la persona humana son aspectos en los cuales es conveniente un diálogo con todos los grupos que integran el pueblo cubano", señaló.
El nuevo embajador de Cuba ante el Vaticano nació en la Haba en 1936 y entre otros cargos ha sido embajador en Checoslovaquia, Brasil y París y viceministro de Asuntos Exteriores entre 1984 y 1992.