BOGOTÁ.- "Lo espero todos los días. Yo quiero saber si está vivo o muerto porque esta incertidumbre me está matando, pero nadie me dice nada", se lamenta doña Gloria Torres, madre del soldado César Augusto Pérez, quien cumple nueve años en poder de la guerrilla de las FARC.
El sargento Pérez, como muchos otros colombianos, es un secuestrado "anónimo", de quien, pese a tener casi una década en cautiverio, no se oye hablar y ni siquiera figura en la lista de 63 rehenes en poder de las FARC que serían liberados a cambio de rebeldes presos, en un potencial acuerdo humanitario con el gobierno.
Fue secuestrado el 5 de marzo de 1996 cuando tenía 28 años mientras cumplía con una misión en el cañón de La Llorona, en la conflictiva región de Urabá, noroeste de Colombia, un sitio de difícil acceso, de amplia presencia rebelde y donde el Ejército ha sufrido duros golpes.
Desde entonces, doña Gloria lo espera. Ruega al menos por una prueba de vida que tranquilice su sueño: "Me siento totalmente agobiada, hasta los deseos de vivir uno pierde, a veces no quiero comer y no puedo dormir", afirma.
Esta mujer de 55 años, quien llora no más empieza a contar su drama, cuenta a la AFP que estalla de rabia cuando alguien se atreve a hablarle de la posibilidad de que su hijo esté muerto.
"Yo sé que él está vivo, está vivo. Mi corazón de madre me lo dice. Cuando alguien me dice que mi hijo está muerto le pregunto: ¿acaso usted lo enterró?, Eso no es así", sostiene.
Su esperanza parece no tener límite. Estuvo en tres entregas de militares y policías que hizo la guerrilla hace tres y cuatro años, a cambio de rebeldes. Cada vez ha vuelto a su humilde vivienda de un barrio de la suroccidental ciudad de Cali con el corazón destrozado.
"Para mí eso ha sido un dolor muy grande. Una señora, a quien le habían dicho que su hijo estaba muerto, pero que fue a acompañar a otra mamá a recibir al suyo, tuvo la dicha de encontrarlo. Yo dije: ¿Dios, por qué ella halla a su hijo y yo no encuentro al mío?", manifestó.
Ella cuenta uno a uno los días. "Tantos años que han pasado y cuando llegan todos los 5 de cada mes para mí es un martirio: Mi hijo está cumpliendo 3.285 días secuestrado", dice entre sollozos.
"Estoy muy deprimida porque ya mi niño cumple nueve años secuestrado y nadie me da razón de él, he hablado como con 11 comandantes de la guerrilla, incluso con Raúl Reyes (número dos de las FARC) en San Vicente del Cagúan -antigua zona bajo control de la guerrilla-, pero nadie me dice nada", se conduele.
"Tranquila, viejita"
Cuando se reunió con ellos, relata doña Gloria, le dijeron: "Tranquila viejita que se lo entregamos, pero hasta la fecha nada". "Si la guerrilla supiera el dolor que uno siente, no harían tanto daño", reflexiona la mujer.
El Ejército tampoco le informa nada. "Me dicen que tengo que esperar a que se dé el acuerdo humanitario, que tenga paciencia", añade.
Al menos doña Virginia Franco, madre del cabo Luis Alfonso Beltrán, se aferra a una esperanza. Su hijo, que este viernes cumple siete años en cautiverio, está incluido en la lista de intercambio. "Lo que pasa es que el gobierno y la guerrilla no se ponen de acuerdo para hacer el intercambio, ponen más y más exigencias. Pero le digo a mi hijo que sea fuerte, que estoy pendiente y que Dios no lo ha olvidado", dijo este viernes doña Virginia, durante una concentración en la céntrica Plaza de Bolívar, en Bogotá.
De Beltrán se habla en los medios cuando la guerrilla envía videos con mensajes de los rehenes sujetos de canje. César Augusto cumplió ya 37 años, tiene cinco hijos que lo esperan -el mayor de 19 años y el menor de 11-, y una madre que, en sueños, le ve vivo y cruzando la puerta de su casa.