 La muestras de respaldo a Mesa se repiten en distintos puntos de La Paz. |
LA PAZ.- Cuando el Presidente boliviano Carlos Mesa anunció que renunciaba el domingo en la noche, un fenómeno inesperado comenzó a gestarse: cientos de bolivianos dieron inicio a manifestaciones de apoyo pidiendo que se quede en el poder y pueda concluir su mandato.
Hoy, pocos minutos después de que el Congreso de este país comenzara un debate decisivo para el futuro inmediato de Bolivia, los habitantes de esta empobrecida ciudad parecen pronunciarse mayoritariamente a favor del Presidente.
"Nadie puede tomar el control del país ahora, sólo Mesa puede ayudarnos a salir adelante", dice Víctor Lima, un taxista que tiene las esperanzas puestas en que Mesa siga gobernando.
Esta visión se repite con fuerza en muchos bolivianos consultados durante un recorrido por las calles de La Paz, la sede del gobierno.
El Presidente boliviano renunció ante el Congreso y pidió que este organismo se pronuncie respecto de su permanencia en el cargo, agobiado por las mútiples manifestaciones que se han repetido en forma esporádica durante los 14 meses que lleva al frente del gobierno.
El Congreso inició a las 17:00 horas chilenas una sesión especial para decidir qué sucederá con Mesa, en un debate que se anuncia largo y complejo, pues hay posiciones encontradas por la actitud tomada por el gobernante.
Mientras algunos sectores consideran que el Presidente quiere un "cheque en blanco" para gobernar a través del respaldo que puede darle el Congreso, otros estiman que es muy inconveniente que el país vuelva a cambiar de mandatario, como ocurrió tras la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003.
Tranquilidad en las calles
En un recorrido realizado hace algunas horas por varios de los puntos más conflictivos, entre ellos la ciudad de El Alto, una de las más combativas y distante unos 20 kilómetros de La Paz, se pudo observar que la normalidad vuelve paulatinamente.
No se apreciaron bloqueos de caminos ni tampoco manifestaciones significativas en comparación con lo ocurrido durante los últimos días.
El líder cocalero y dirigente del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, había llamado a movilizaciones a partir de ayer exigiendo que se apruebe una polémica ley de hidrocarburos que aumentaría considerablemente los tributos a las empresas extranjeras que han invertido en el rubro.
Mesa considera que este proyecto es inviable y que implicaría un fuerte enfrentamiento con los inversionistas extranjeros, lo que a su vez redundaría en un alto costo económico que Bolivia no está en condiciones de solventar.
Pese a que el apoyo a Mesa se siente fuerte en las calles, algunos sectores más radicalizados, como la Central Obrera Boliviana (COB), han declarado que se opondrán abiertamente a que continúe en el poder, ya que lo acusan de "antipatriota" por, supuestamente, favorecer a las empresas extranjeras.
Según encuestas recientes, Mesa tiene un apoyo de 55 % de la población, muy distinto al escaso respaldo con que contaba Sánchez de Lozada cuando fue obligado a dimitir por las movilizaciones.