WASHINGTON.- Con una aureola de negociador exitoso, el abogado chileno José Miguel Insulza se convertirá el jueves en el primer socialista que asume la secretaría general de la Organización de los Estados Americanos.
Pero, más que capacidad para negociar, Insulza puede necesitar desde el comienzo de su gestión dones de cobrador para poner al día el pago de cuotas por agremiación de los 34 estados miembros.
La organización, en caso de que no se cancelen las aportaciones por lo que resta del año sólo tendría fondos para operar hasta agosto o septiembre, según ha dicho su director financiero Frank Almaguer.
Al asumir el mismo cargo en septiembre, el ex presidente costarricense Miguel Angel Rodríguez calculó que la OEA terminaría el año 2005 con un déficit presupuestal de 7 millones de dólares.
Luigi Einaudi, el secretario general interino que tuvo a su cargo la OEA en los últimos siete meses desde la renuncia de Rodríguez, ha estado realizando ajustes y manteniendo las operaciones corporativas al mínimo.
La estrechez financiera es tan grave que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quizás el panel más conocido de la OEA, ha anunciado que no dispone de dinero para su reunión de noviembre.
Insulza, de 62 años, viene precedido de una experiencia de 10 años continuos como ministro en los últimos dos gobiernos de Chile en las carteras de Relaciones Exteriores, Presidencia e Interior.
Son parte de sus logros hechos tan contrapuestos como el haber servido de asesor de la cancillería durante el gobierno del presidente Salvador Allende y gestionado la liberación de Augusto Pinochet, cuando fue detenido en Londres, en 1998.
Insulza ha vivido más de una década en el exilio en Italia y México, y ganó el puesto el 2 de mayo por mayoría de 31-3 para un periodo de cinco años, con posibilidad de una reelección.
Ceremonia sencilla
Su ceremonia inaugural, a la cual sólo ha confirmado asistencia el vicepresidente guatemalteco Eduardo Stein, estará lejos del boato diplomático que tuvo Rodríguez en septiembre cuando le acompañaron seis presidentes y una treintena de cancilleres.
Insulza tendrá su debut de fuego en la primera semana de abril en la asamblea de cancilleres americanos en Fort Lauderdale, Florida, donde habrá un debate sobre las cuotas.
Articulador estratégico de las políticas del presidente Ricardo Lagos, Insulza nunca ha propuesto grandes cambios para la organización. Ha ofrecido más bien un liderazgo efectivo frente a los dramas regionales de democracia, gobernabilidad y desarrollo con los mecanismos ya aprobados.
Pero su confesión de que deseaba impulsar una ’’comisión permanente’’ para monitorear los procesos democráticos desde el seno de la OEA ha incomodado a algunos embajadores que interpretan en la propuesta un deseo de ’’vigilantismo’’ en la organización en asuntos soberanos de sus miembros.
Un triunfo difícil
La llegada de Insulza al máximo cargo administrativo de la OEA es el cierre de un limbo de siete meses desde la renuncia de Rodríguez en medio de un escándalo de corrupción en su país, y de un proceso eleccionario de cinco meses que tuvo un sabor amargo para el ex presidente salvadoreño Francisco Flores y el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez.
Flores, apoyado por Estados Unidos, fue forzado a salirse de la competencia por su propio mentor, que luego hizo lo mismo con Derbez para finalmente apoyar a Insulza, que se perfilaba como ganador en una segunda jornada después del insalvable empate 17-17 en cinco votaciones con Derbez.
Estados Unidos se libró así de ver por primera vez una derrota de su candidato, pero como país que aporta más del 60% del presupuesto de la organización difícilmente perdería con Insulza o cualquier otro ’’los medios para ejercer su influencia y proteger sus intereses regionales’’ a través de la OEA, dijo el Consejo de Asuntos Hemisféricos (COHA), un grupo de análisis de Washington.
Insulza es el segundo chileno que asume el cargo. El ex presidente Carlos Dávila Espinoza fue secretario general de 1954 a 1955, pero murió en ejercicio al año de asumir sus funciones.
