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Secuestrador de avión en México es trasladado a un penal

Todavía se desconocen los cargos que enfrentará el boliviano José Mar Flores Pereira.

11 de Septiembre de 2009 | 14:33 | AP

vea un perfil de Flores Pereira

MÉXICO.- El pastor boliviano que secuestró un avión de Aeroméxico con 103 pasajeros fue traslado hoy a un penal de la ciudad de México, tras dos días de rendir declaraciones en instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR).


"¡Jesucristo vive, y volverá!", gritó el boliviano José Mar Flores Pereira al momento de salir en una camioneta de las instalaciones de la PGR, a las que fue llevado el miércoles a declarar después de concluir el secuestro.


Funcionarios de la PGR, no autorizados a ser identificados, dijeron que el boliviano José Mar Flores Pereira fue enviado a una prisión del oriente de la capital, aunque no precisaron los cargos que enfrentará.


La PGR inició una investigación por privación ilegal de la libertad, terrorismo y lo que resulte en la investigación, pero no está claro cuales cargos serán formulados.


Flores, de 44 años, secuestró el miércoles el vuelo 576 de Aeroméxico y amenazó con hacer explotar la aeronave con una supuesta bomba que resultó ser un falso artefacto elaborado con tres latas de jugo.


El hombre dijo que estuvo motivado por una "revelación divina" sobre un terremoto que sacudiría como nunca a México y que debía comunicárselo al Presidente Felipe Calderón.


El boliviano radica en México desde hace 17 años, y es identificado como un pastor que canta y predica el evangelio, en un intento por ayudar a la gente a salir de las drogas y el alcoholismo que él mismo dice haber padecido y lo llevó a salir de su país natal.


Videos de Josmar Flores, como se hace llamar, pueden verse en Internet.


El secuestro del miércoles concluyó sin víctimas, luego de que un piloto del avión lo convenció de permitir salir a mujeres y niños, y bajar con él de la aeronave.


El capitán Carlos Corzo, el piloto que negoció con Flores, dijo ayer que cuando aún permanecían 26 pasajeros y la tripulación en el avión, el boliviano activó en cuenta regresiva un cronómetro que marcaba 2,39 minutos, uno de los momentos más decisivos del plagio.


Después de consumidos los 2,39 minutos, nada explotó, aunque el capitán Corzo recordó que se imaginó "muy probablemente en una detonación, me pareció que ahí acabaría mi vida".

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