EL CAIRO.- Luego de varios días de manifestaciones y durante la casi permanente ocupación de la céntrica plaza Tahrir, este miércoles detonaron violentos enfrentamientos entre opositores y partidarios del Presidente Mohamad Mursi.
Los choques ocurrieron frente al palacio presidencial y dejan al menos 211 heridos, según el ministerio de Salud egipcio. Varios automóviles fueron incendiados.
Por lo menos cinco personas fallecieron durante los disturbios, todos víctimas de disparos, según el jefe de los servicios de emergencia, Mohamed Sultan.
Los enfrentamientos se reanudaron en la noche en el barrio residencial de Heliópolis, situado la periferia de El Cairo, donde está el palacio presidencial. Durante varias horas se escucharon disparos.
Los incidentes son los más serios desde la elección de Mursi, respaldado por los islamistas y quien causó rechazo en la oposición y en parte de la magistratura al otorgarse poderes excepcionales el 22 de noviembre pasado.
Durante la noche, los manifestantes se mantenían en los alrededores de la sede del Ejecutivo, a pesar de los llamados a despejar el sector emitidos por el Primer Ministro, Hicham Qandil, y de dirigentes de los Hermanos Musulmanes, organización a la que pertenece Mursi.
Cordón de vigilancia
La policía antidisturbios impuso un cordón de seguridad entre los manifestantes rivales delante del palacio, pero los enfrentamientos seguían con lanzamientos de piedras en las calles adyacentes.
Por segundo día consecutivo, los alrededores de la presidencia en el barrio de Heliopolis fueron el epicentro de la crisis.
Convocados por los Hermanos Musulmanes, miles de personas se concentraron ante el palacio durante la tarde, desmantelando las tiendas de campaña en las que pequeños grupos de contrarios a Mursi pasaron la noche tras una manifestación masiva de la oposición el martes.
También hubo manifestaciones en otras ciudades del país, donde opositores de Mursi saquearon e incendiaron locales de los Hermanos Musulmanes, como en Ismailía y en Suez, en el noreste del país.
Los testimonios de los manifestantes mostraban a una sociedad profundamente dividida, casi dos años tras la revuelta que derrocó al régimen de Hosni Mubarak.
"Es una guerra civil que nos va a quemar a todos", lamentó Ahmed Fhamy, de 27 años.
