La mezzosoprano chilena tuvo a su cargo el papel de María Davalos en el estreno mundial de la ópera "Gesualdo", compuesta por Alfred Schnittke. Encargada por Viena, la obra narra los hechos que rodearon el triple crimen cometido por el famoso compositor al darse cuenta de que su mujer le era infiel.
Por Juan Antonio Muñoz H.
Graciela Araya acaba de triunfar en Seattle y Los Angeles encarnando a Carmen en la ópera de Bizet, un personaje que le provoca emociones fuertes y con el que se ha hecho de un nombre en Europa.
En julio pasado grabó en Londres, para el sello IPM, el "Réquiem" de Verdi junto a la soprano Deborah Mayer, el tenor Mark Nicholson, el bajo Peter Volpe y la Orquesta Filarmónica de Londres, todos dirigidos por el maestro coreano Victorin Yu. Además, bajo la batuta de Mstislav Rostropovich, asumió el rol femenino principal en el estreno mundial de la ópera "Gesualdo" (26 de mayo), encargada por la Wierner Staatsoper (Opera del Estado de Viena) al compositor Alfred Schnittke.
La cantante debutó en Santiago en 1980 como Enriqueta de Francia de "I Puritani", con Cristina Deutekom como Elvira. Ese mismo año hizo Magdalena de "Rigoletto" y, en 1981, Fenena de "Nabucco", con Kari Nurmela y Cristina Deutekom, papel con el que terminó de convencer a los aficionados chilenos de que se encontraban ante un material interesante. Se fue a Brasil en 1982 y allí cantó en Río, Sao Paulo y Brasilia. Tras una Marie de "Woyzeck", partió a Alemania con el propósito de hacer audiciones.
"Llegué el 17 de octubre de 1984. Audicioné con Rosina, Marie, Charlotte ("Werther") y otras cosas, y el 1 de noviembre comencé a trabajar en la Opera de Berlín", dice.
Graciela Araya no tiene cursados estudios universitarios de canto.
"Estudié desde los 13 años y durante diez con Marta Durán. A los 21 ya estaba preparada e hice mi primer rol, Enriqueta de Francia. Por tres años canté, también, comedia musical: "El violinista en el tejado" y "Amor sin barreras" (María, en el segundo elenco)".
"En Berlín me contrataron con una especie de beca. Me daban un dinero con la condición de que cantara papeles pequeños sin cobrar. Trabajé mucho hasta que un día me hice notar: tuve que hacer el rol femenino principal de una ópera contemporánea para la que estaba programada otra artista".
"Después me ofrecieron dos años de contrato, pero me fui a Aachen. Eso fue definitivo: allí hice los papeles más importantes de mi carrera: Carmen, Octavian, Cenerentola... Luego fui a Dusseldorf, que también considero decisivo. Ahí terminé por aprender todo mi repertorio hasta ahora: treinta personajes".
Una mujer bella e impulsiva ¿Cuál es su actual situación en Viena?
Estoy en un momento en que puedo elegir mi repertorio y las personas con que trabajo, lo que es indispensable para mantener un buen nivel artístico.
¿De qué manera siente que ha evolucionado su voz y hacia dónde piensa que se encamina?
Mi voz se siente bien en el repertorio francés (Charlotte de "Werther", "Carmen", "Mignon") e italiano (Donizetti). También tengo un sitio en la música de Richard Strauss, cuyo Octavian ("Der Rosenkavalier") ha sido mi carta de presentación en muchas partes; incluso he tenido el honor de hacerlo en Viena.
Entre los personajes, me siento bien en Carmen, Charlotte, Marie o Penélope. Roles con emociones fuertes.
¿Cree en la especificidad vocal? Usted ha cantado Monteverdi, Mozart, Rossini, Strauss, Verdi, Bizet y ahora Schnittke...
El buen cantante debe ser versátil. Creo que no todos los compositores precisan especialización, salvo Wagner y Rossini.
¿Cómo llegó a protagonizar el estreno mundial de la ópera de Alfred Schnittke?
La ópera fue compuesta a solicitud de la Opera de Viena, con el propósito de ampliar el repertorio. Pertenezco al teatro y tuve la suerte de que me pidieran encarnar a María Davalos, la esposa infiel de Gesualdo. Los ejecutivos pensaron que yo reunía las condiciones físicas y musicales para encarnar a esta mujer.
¿Cuál es su balance al terminar el trabajo de preparación y el ciclo de representaciones?
Creo que fue un espectáculo de calidad, cuyo estreno reunió a cinco personalidades. Primero, está basada en la vida de un gran compositor barroco, Carlo Gesualdo, cuya obra es muy importante para el desarrollo musical italiano. De hecho, muchas de sus partituras parecen ser contemporáneas. Luego, el texto pertenece a Richard Bletschacher, dramaturgo y poeta austríaco, quien creó una obra de gran efecto. La músi ca es de Alfred Schnittke, compositor contemporáneo de gran prestigio en Europa, quien se ha destacado por la mezcla de modernidad y tradición que plasma en sus trabajos. La régie fue Cesare Lievi, y la dirección musical correspondió al gran director y cellista Mstislav Rostropovich.
¿De qué manera desarrolló Bletschacher su personaje?
El libreto muestra a María como una persona emocionalmente inestable, impulsiva, bella, rica y de noble estirpe. Era prima de Gesualdo y su relación con él fue ordenada por su familia, que no quería que su fortuna pasara a otras manos.
Por falta de amor, ella entregó su corazón a otro hombre, en una infidelidad que le costó la vida.
¿Diría que es una obra difícil?
La obra es de gran complejidad. En dos horas de música se intercala la trama a base de flashes de aproximadamente cinco minutos cada uno, lo que le da mucha intensidad. Requiere una gran concentración emocional y musical.
¿Observa en el público interés por la creación contemporánea para el teatro lírico?
Solamente he hecho dos óperas contemporáneas en papeles protagónicos. La primera, "Cornet", basada en un texto de Reiner María Rilke y música del compositor Sigfried Mathus, en la Deutsche Oper de Berlín, y ahora "Gesualdo", en Viena. En cuanto al público vienés, siento que tiene una gran receptividad por esta clase de obras, con las exigencias lógicas de un público conocedor y acostumbrado a lo mejor.