SANTIAGO.- Por razones de índole personal, El Televidente encendió un poco tarde el televisor anoche, y se perdió los prolegómenos del duelo entre la votada por el público: la incomparable actriz y granjera "Vip" Soledad Pérez, con la desconocida y cara de adusta Déborah.
Fue justo en el momento en que Catalina Pulido, haciendo uso de su robótica expresividad, decía algo así como "una de las dos tendrá que dejar el concurso para siempre". Frase que irritó en grado sumo al Televidente, ya que todo el mundo sabe (o para ser más exacto, toda la gente que ha seguido los realities de Canal 13 sabe) que siempre está presente la posibilidad de uno o más repechajes. Así que dejémonos de dramatismos, por el amor de Dios.
Porque además fue precisamente ése (a juicio del Televidente) el gran aporte que dejó anoche la mítica actriz chilena Soledad Pérez: quitarle dramatismo y agregarle una buena dosis de delirio a este empaquetado concurso.
Como ya fue mencionado, el duelo entre ambas granjeras queda para la anécdota: Déborah (quien en algún momento pensó seriamente irse del programa cuando Karen y Paulina decidieron partir, por las condiciones del encierro. ¡Pérfidas!), fue mucho más veloz que Pérez para llenar con paladas de tierra un barril que debía doblar en peso a un segundo en otro extremo de una especie de balancín.
Todo fue muy rápido. En cuestión de minutos Soledad ya estaba lacrando el sobre con el nombre de la nueva capataz (¡¿Quién será por Dios Santo ¡¿Quién!?), al tiempo que se emitía el sonido de su voz, con las correspondientes palabras de buena crianza de Soledad hacia esas casi tres semanas que alcanzó a estar en el fundo de Farellones, lapso en el que alcanzó a establecer intensas relaciones (las más intensas con equinos, porcinos y aves).
Estaban en eso cuando entre medio de las imágenes, se cuela la voz de Sergio Lagos "¿3 de octubre? Ah, 10 de octubre", se le escucha decir al animador (¿no se dijo ya en un reporte anterior que sergito anda en las nubes?).
Pero ya se dijo también que estaba bien quitarle dramatismo a las cosas. Al final, todos nos equivocamos. (No lo sabrá El Televidente, que avisoró un triunfo avasallador de
"Gatas & Tuercas" contra "Versus" y la verdad es que ya están casi empatadas).
Lo importante anoche era escuchar a Soledad Pérez en vivo y en directo. Exprimir la magia de la televisión para intentar tocarla (El Televidente reconoce que un par de veces llegó a poner los dedos sobre la pantalla). En buenas cuentas lo que importaba era saber qué pensaba esa legendaria actriz que interpretó tantos y tantos memorables papeles en teleseries (ninguno de los cuales El Televidente es capaz de recordad en este momento), esa mujer que adentro del fundo estudio de la precordillera, interactUÓ con impresionante naturalidad con caballos, chanchos y gallinas. Les hablaba como si fueran seres portadores de conciencia y de hecho se llevaba mucho mejor con ellos, que con la mayoría de sus compañeras. Al menos los animales no se reían de ella (en buena, obvio. Todas estas chicas son muy pero muy amiguis. Por supuesto).
Antes de que la segunda eliminada saliera al estudio, Lorena Capetillo (una de las panelistas junto a Ingrid Cruz y Gonzalo Egas. Más tarde se sumaría la despampanante Sandra O`ryan, y mucho más tarde el tontón e intrascendente musculitos Schilling), resaltaba que Soledad había sido "la nota freak" del reality (una frase que, a juicio del Televidente, ya se debería empezar a dejar de usar). Lo que quería decir esta niña, en buenas cuentas, era que la gran actriz chilena había sido "la rarita" del grupo de granjeras.
Pero no. Porque apenas puso un pie sobre el escenario (¿Cuántas veces habrá estado en un escenario esa actriz, pensó en ese momento El Televidente), demostró que no era ni una rarita, ni una freak, ni que peinaba la muñeca, sino que era ni más ni menos, que toda una mujer. A fin de cuentas, un ser humano (como usted, o como el propio Televidente).
Entró diciendo que estaba "mitad y mitad", que había dejado cosas inconclusas adentro, pero la actriz no explicó a qué tipo de cosas se refería (conocer un poco más a Aquiles, lograr una mejor educación para Paté, se imagina El Televidente).
Lo que sí dijo (y aquí es donde comienza de inmediato a demostrar humanidad), es que ella había sido muy crítica de los realities de Canal 13, que había descubierto su valor recién en La Granja Vip, y que cuando le ofrecieron participar, ella encontró allí la posibilidad de alejarse de todo, alejarse de la parfernalia, cortar la rutina y bla, bla, bla (¿no resulta contradictoria una decisión así, se cuestiona El Televidente ¿Habrá tenido que ver algún tipo de intercambio monetario? se pregunta inmediatamente después).
Luego arremetió contra el respetable. Dijo sentirse decepcionada del público que había llamado para eliminarla. Que había sido egoísta y prejuiciado con ella.
Después, como es costumbre, se exhibieron fragmentos de la rutina de Soledad Pérez en la granja: su faceta de amiga de los animales, sus peleas, los pelambres en su contra.
Por cierto que el asunto de sus largas conversaciones con el caballo Aquiles y el cerdito Paté fue el tema más recurrido de la noche.
"He regaloneado a hombres y no voy a regalonear a un chancho", dijo en un momento Soledad, haciendo, a juicio del Televidente, un innecesario ataque al género masculino.
Pero ahí sobrevino quizás la frase más sabia de todas las que se pronunciaron anoche. Y provino justamente de otra actriz chilena. De Sandra O’ryan. Otra que estrechó lazos con la fauna durante su fugaz tránsito por el reality anterior. "Es un alivio que le hables a alguien y que no te contesten", explicó la sensual y estilizada actriz.
Y es con esa frase, que a juicio del Televidente resume de manera feroz lo que significa estar encerrado con un grupo de desconocidos, se da por terminado el reporte de esta semana.
El Televidente se despide cordialmente hasta una próxima oportunidad.