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RKM & Ken-Y dieron otro final reggaetonero a las noches de Viña

El dúo romántico del reggaetón hizo su negocio: El mismo perreo de siempre, pero que en el Festival tiene una efectividad a toda prueba.

27 de Febrero de 2009 | 03:07 | Sebastián Cerda, enviado especial a Viña del Mar
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El dúo logró armar la fiesta de forma irregular, pero de todos modos fueron celebrados con chillidos y trofeos.

Tomás Fernández, El Mercurio

VIÑA DEL MAR.- Lo de ayer, con el amable Roger Hodgson, poniendo el broche final a una noche de Festival en la más completa calma y armonía, sólo vino a demostrar que toda regla tiene su excepción. Porque en Viña hay usos y costumbres, y una de ellas dicta que las noches terminan con fiesta.

Eso es lo que trajeron los obviamente puertorriqueños RKM y Ken-Y. Otra noche de perreo y juerga directamente desde la medianía de la tabla del reggaetón. Ellos no forman parte de ninguna realeza. No son los reyes, los príncipes, los jefes ni nada que se les parezca. Están excluidos de esa esfera que es sólo para unos pocos (que ya vinieron al Festival), y tras verlos en Viña se entiende por qué.


El show del dúo es de corto alcance. Empecinados en tener más variantes que sus colegas se adentran en aguas para las que su nado es insuficiente. Ahí sólo son capaces de chapotear, como demostraron en los códigos R&B de "Dime" o en la bachata "Tengo un amor".


Ambas sí son claras exponentes del único sello que distingue al dúo, que es la vocación romántica, pero que llevada más allá de las canciones no deviene más que en reiterada cursilería, con cantos a una chica del público, rosas para las mujeres del palco y palabrería en torno a lo bueno que es estar enomarado.


Distinto es cuando simplemente van a lo suyo, como en "Me matas", e incluso cuando establecen diálogos desde su matriz, como en "Te regalo amores", de marcado ritmo merengue. Entonces dejan de centrarse en arrancar chillidos y logran efectivamente armar la fiesta.

Pero como ésta es tierra fertil para el reggaetón, en la que siempre hay 15 mil personas devotas o en simple ánimo de evadirse y pasar un buen rato, lo de RKM y Ken-Y tuvo 100 por ciento de efectividad. Antorchas y Gaviota (que es de plata, no de oro, Camiroaga), brazos arriba, saltos en el tablón y chillidos por montones. Tal como, desde hace tres años, acostumbramos en Viña.

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