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El Museo del Louvre ofrece un viaje inédito al corazón de Arabia Saudita

Estelas funerarias neolíticas, estatuas colosales de reyes de que vivieron en los siglos VI y V antes de Cristo, podrán verse hasta fines de septiembre.

16 de Julio de 2010 | 12:24 | EFE

PARÍS.- El Museo del Louvre ofrece durante este verano europeo un viaje al corazón de Arabia, a través de 300 piezas, casi todas ellas inéditas en el Viejo Continente, con las que aspira a dibujar un panorama inédito de las diferentes culturas que se sucedieron en el territorio del actual Reino de Arabia Saudita.

La muestra, titulada “Rutas de Arabia, Arqueología e historia del reino de Arabia Saudita”, puede contemplarse en el Hall Napoleón del museo hasta el próximo 27 de septiembre.

Aspira a ofrecer “una visión panorámica del conjunto de la historia del actual reino de Arabia Saudita, desde sus orígenes, a la prehistoria y hasta los albores del mundo moderno,” explicó una de sus curadoras, Carine Juvin, experta en Artes del Islam.

El recorrido concluye con una breve evocación sobre el nacimiento del reino, fundado oficialmente en 1932 por el rey Abdulaziz ibn Abdulrahaman ibn Faysal Al Saoud, fallecido en 1953.

No obstante, el grueso de la exposición se termina en la época otomana, y los objetos más tardíos que se muestran remontan al siglo XVIII, explicó Juvin.

Ante todo “se ha buscado una cierta continuidad, a través del tema de las rutas que da título a la exposición”, las primeras de ellas comerciales, creadas en la antigüedad, poco a poco, en particular en torno al comercio del incienso, y a partir del siglo VII rutas también de peregrinaje a los Santos Lugares del Islam.

Estelas funerarias neolíticas, estatuas colosales de los reyes de Lihyân, que vivieron en los siglos VI y V antes de Cristo, vajilla de oro y joyas preciosas depositadas en las tumbas son algunos de los valiosos testimonios de aquella civilización original revelada ahora en el Louvre.

La segunda parte de la exposición se centra en el papel de Arabia como cuna del Islam, también gracias a esas rutas donde a los comerciantes se unieron los peregrinos.