El escritor, con el atuendo que evidencia la distinción recibida, también fue el encargado de entregar una beca a un trabajador, conocido en todo Perú por devolver 100 mil soles.
EFELIMA.- "No suelo ser exageradamente optimista en política, pero ahora, cuando veo lo que ocurre en mi país, lo soy. Lo importante es que aquello que empieza a andar bien no se detenga y sobre todo no retroceda".
Reiterando su alto optimismo en torno al futuro de Perú, el escritor Mario Vargas Llosa recibió este miércoles un doctorado honoris causa y una medalla especial de parte de la universidad limeña San Ignacio de Loyola.
El Premio Nobel de Literatura 2010 se declaró emocionado por el homenaje, en especial porque la medalla que se le entregó lleva el nombre del fallecido ex presidente Fernando Belaúnde, hacia quien tenía profunda simpatía.
"Transpiraba decencia y honestidad. Amaba profundamente al país que había recorrido de palmo a palmo, y la doctrina de su partido (Acción Popular) surgió de esa realidad en la que él vio no sólo diversidad geográfica, sino belleza", dijo el Nobel sobre el ex mandatario, quien gobernó el país en dos períodos: Entre 1963 y 1968, y entre 1980 y 1985.
El escritor recordó a Belaúnde como una personalidad que guardaba las formas y se mostraba dialogante, así como elegante en política, y aseguró que la "admiración y el cariño" que sentía hacia él determinaron su ingreso a la política como candidato presidencial.
"Belaúnde Terry es una de las buenas cosas que le ha pasado a Perú", sostuvo Vargas Llosa, quien aseguró que con el gobernante "la tradición civil, culta y democrática" superó a la "traición dictatorial". En ese sentido, llamó a la clase política de su país a guardar las formas y las reglas del juego democrático, así como a satisfacer los anhelos de la población.
Por encargo de la universidad que lo premió, Vargas Llosa fue además el encargado de entregarle una beca para estudiar ingeniería de sistemas a un trabajador de 18 años que saltó a la fama en Perú el martes, al devolverle 100.000 soles (unos 35.000 dólares) en efectivo a un hombre que los había dejado olvidados en el baño de un supermercado.
Kevin Arango, empleado del supermercado, se ha convertido en un símbolo, a pesar de que con transparencia señaló que cuando devolvió el paquete ignoraba qué había dentro.
Vargas Llosa, de 74 años, ha sido objeto de varios homenajes en su país natal tras la recepción del Nobel, pero ahora sí, según lo previsto, debe pasar unas semanas lejos de la mirada pública en Lima y balnearios cercanos.