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Babasónicos revela sus desgarros y movimientos en un disco de "barroquismo y tortura"

"Yo no hubiera permitido que ustedes escuchen un disco que no los sorprenda", dice Adrián Dárgelos sobre "A propósito", el esperado décimo álbum del grupo argentino.

01 de Julio de 2011 | 17:47 | Por Sebastián Cerda, Emol

SANTIAGO.- "Es todo lo que tu perversa imaginación pueda percibir", dice Adrián "Dárgelos" Rodríguez mientras observa entre sus manos una de las llamativas ediciones limitadas del último disco de Babasónicos, A propósito. Lo abre, se lo pone sobre la cabeza, y entonces son dos orejas. Luego lo cierra, se detiene en la figura rosácea y curva, con una abertura negra en medio, y entonces podría ser una boca.

Un ejercicio de libre asociación que el recién publicado décimo álbum de la agrupación argentina promueve desde el envase del formato físico, pero que su líder y vocalista extiende a los distintos rincones sonoros y líricos de la producción. "Los personajes son cretinos, cínicos, están todos locos y sólo se valen de la fantasía. Pero interactúan con uno que es real, que es el oyente", dice Dárgelos, transformando al receptor en un nuevo protagonista de las canciones.

Todo se mueve en la forma actual del grupo, que con A propósito abre una seguidilla de nuevas experiencias. Así ocurre con las temáticas ("no escribía así antes"), los sonidos ("se abarroca más") y hasta con la forma de trabajar (es el primer disco en que no participó el fallecido Gabriel "Gabo" Manelli).

La marca de ese torbellino definitivamente se percibe en este nuevo álbum, que pese a todas las vueltas conserva el sello inconfundible de Babasónicos. "Y eso es imposible de perder, si lo pudiese perder y ser nuevo disco a disco, lo sería", confidencia Rodríguez.

-Pero en cada disco la banda ha demostrado que siempre está en movimiento, que siempre da giros, desde la psicodelia de los 90 al pop elegante de los 2000. ¿Hacia dónde crees que giran con A propósito?
-Nos movimos a una zona donde hay claroscuros, donde los matices son más fuertes. Se abarroca más, sale de la búsqueda de la simpleza, porque tal vez la simpleza máxima es Mucho. Todos los discos reaccionan al último, tratan de ser una discusión con tu última obra, y con la realidad que tengo en mi contemporaneidad. Si no son discos que hablan del presente y la coyuntura, no existen, son discos que no dicen nada. En ese aspecto, creo que el disco descubre un montón de cosas. La poesía está expresada en la ausencia, porque dice cosas crudas, y esconde otras. Ese esconder te hace cómplice, como si fueras el protagonista o el sujeto de la canción. Yo creo que descubrimos una forma nueva de hacer canciones en el disco.

-En tiempos de Mucho, tu hermano Diego anunció eso. Dijo que en el siguiente disco tendrían que encontrar una nueva manera de componer, ya que la que hasta entonces tuvieron sería inaplicable en el futuro. ¿Cómo fue el proceso de un disco, por primera vez sin Gabo?
-El otro disco lo hicimos con Gabo muriéndose, entonces no me podía detener a deprimirme, porque trabajaba y ensayaba con él. Gabo murió trabajando, hice canciones con él. Yo siento que la vida es una mierda en general, no me aporta nada nuevo, no tendría ganas de volverla a vivir, pero la música me hizo pasar un tiempo mejor. Durante ese tiempo, yo pensaba que los momentos que compartía con él lo hacía olvidar que estaba enfermo y que le dolía todo. Por eso trataba de hacer canciones que fueran positivas en algún aspecto, que no reflejaran la mierda del mundo, y que por lo menos a nosotros nos sea interesante vivir. En este disco yo ya no tenía esa carga emoriva. Tenía la vicisitud enorme de hacer un disco sin él, en su ausencia, siendo un músico tan importante, un socio mío enorme en la composición y en el swing de las canciones. Yo ya sabía que no podría hacer más eso. Me costó mucho más tiempo de ensayo quizás. Pero a la vez sentí que de esa vicisitud salí con un disco distinto, que todo ese esfuerzo me hizo lograr un disco distinto, y el disco expresa esos claroscuros, tiene un barroquismo y una tortura mayor. Me vengo un poco del mundo por lo que me hizo.

-Las canciones son muy distintas. Se siente una sonoridad muy limpia en un tema como "Tormento", pero luego sacuden al oyente con la trilogía que abre "Muñeco de Haití".
-Esos dos temas son paradigmáticos en el disco. Para mí sientan la base de la estética general. "Tormento" termina con una coda que luego es un track oculto, "Pulpito". Está hecho todo con batería eléctrica, el mismo sintetizador alemán que usaban Depeche Mode o New Order en la década del 80. Es una canción muy rara, pero a la vez es súper pop. E ir de una letra a la otra, de uno que quiere estar solo, que da todo por ser gracioso, a otro que es un degenerado, que quiere ponerse un pulpo en la entrepierna para aparentar algo. Hay una disociación que me parece genial. Nadie se animaría a poner una cosa tan asquerosa al lado de otra tan bella. Y "Muñeco de Haití" muta de una parte como de DJ a otra que se llama "El sultán", y luego viene "Jaula". Y te preguntas hasta dónde puede ir cambiando la canción, manteniéndose en el mismo beat y la misma estructura armónica. Me parece que es un logro. Babasónicos tenía canciones pegadas, o con varias partes, pero nunca una así, como una suite electrodance que no se detiene nunca.

-Van a estar el 7 de diciembre actuando en Santiago. ¿Qué nos puedes contar de ese show?
-Vamos a presentar el disco. Traemos parafernalia, puesta en escena, vestuarios nuevos, una lista de temas sólo para Santiago, que será capciosa, con un mash-up especial para acá. Reversioné mucho también lo que es la historia anterior de Babasónicos. Y la banda nueva es buenísima, tenemos un bajista nuevo, Carca (bajista que reemplazó a Manelli) ahora es multinstrumentista, así es que hay uno que se encarga de todas las partecitas sutiles que están en los discos, y que los demás no podemos tocar porque no tenemos tantos brazos. Ahora agrandamos el espectro, somos más sutiles. La banda también ganó cosas. Lo extraño mucho (a Gabo) y es una cosa que no voy a poder reemplazar, pero estoy contento de que A propósito sorprenda. Yo no hubiera permitido que ustedes escuchen un disco que no los sorprenda, hubiera seguido trabajando hasta la eternidad.