Aunque no contará chistes, en sus cuatro conciertos de esta semana Rosana sí mostrará parte de lo que se vio en Viña, desde el perfil eléctrico hasta el saludo personalizado al público.
José AlvújarSANTIAGO.- Aunque se ha ido de Viña del Mar con antorchas y gaviotas ya en dos ocasiones, uno de los mayores hitos que Rosana anota en el Festival no es necesariamente un trofeo, o una postal con el "Monstruo" en pleno coreando "Si tú no estás". A la par de esas imágenes, quedó desde este año una escena impensada y sorprendente: La española contándole un chiste a 15 mil chilenos que la querían ver cantar.
El relato hablaba de una mujer que llegaba a confesarse ante un sacerdote por considerarse muy chismosa. El religioso sólo le dice que cada vez que vaya a decir un chisme piense en Jesús, pero ella remata con una pregunta sobre José: "Padre, ya que estoy aquí sáqueme de una duda, ¿cuando el niño nació la carpintería la vendió o la traspasó?".
A un humorista en la Quinta Vergara no se la perdonan, pero la española se libró de conocer la opinión del público sobre su aventura, gracias a que la falla de sonido que la llevó a rellenar de ese modo se resolvió justo al segundo del remate. En el momento lo pasó mal, pero hoy ya se ríe: "¿Qué pasa, no se entendió? Lo voy a tener que explicar, debe haber alguna palabra que allá se dice diferente, porque el chiste es bueno, te juro", dice con humor.
Pero en su regreso a Chile después de ese paso, que afortunadamente terminó en la gloria absoluta para ella, la cantautora espera que ya no haya necesidad de contar chistes. "Ojalá que no, porque fue duro", recuerda ahora, antes de aterrizar en el país para presentarse este miércoles 9 en Coquimbo, el jueves 10 y viernes 11 en Santiago, y el domingo 13 en Viña del Mar.
"La verdad es que sólo cabe la palabra magia, no cabe otra palabra, porque en las cuatro primeras canciones no tuve más sonido que el de afuera. Fue súper duro. Lo más duro fue salir al escenario y ver que había cosas que ni siquiera estaban conectadas. Eso fue muy fuerte", recuerda.
"De ahí vino lo de contar el chiste y darles tiempo de que se colocara lo que no se colocó en el momento. Pero me quedo siempre con los finales. A veces los principios y los finales no se corresponden. Esa vez el principio fue muy duro, pero el final fue mágicamente estupendo, así es que no me quejo ni un poquito", agrega.
Pero aunque ahora no haya chiste, en sus cuatro presentaciones en Chile sí habrá mucho de lo que se vio en ese paso por el Festival, desde la formación de su banda hasta su disposición con el público.
"En Viña hicimos diez u once canciones, y ahora serán dos horas de concierto. Habrá un paseo de presentación por Buenos días mundo, y un recorrido por canciones afortunadamente muy conocidas, que forman parte de la vida de un montón de gente", adelanta aludiendo a piezas como "A fuego lento".
Y si en Viña bajó a estrechar manos entre miles de personas, con mayor razón se puede esperar que eso ocurra en el entorno algo más íntimo que ofrecen el Teatro Nescafé de las Artes y los casinos Enjoy: "Eso lo hago siempre, en cada concierto, cuando hay mil personas, 30 mil o un millón. Lo que pasa es que cuando ha habido un millón no he podido llegar hasta el final (risas). Pero es una necesidad y un deseo para mí. Y bajo sola, no con seguridad, porque no se trata de un baño de masas, se trata de acercarme a la gente porque me apasiona".
Para los cuatro shows que ofrecerá Rosana aún quedan entradas en venta, con valores que van de $20.000 a $55.000 (más cargos por servicio). Para las presentaciones en Santiago, le ticketera que las distribuye es Ticketek, mientras que para Coquimbo y Viña del Mar es Puntoticket.