MUNICH.- Sus aspiraciones eran todo menos modestas: "Quiero ser para el cine lo que Shakespeare fue para el teatro, Marx para la política y Freud para la psicología. Alguien después del cual ya nada será lo que fue", supo decir el genial cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder.
No tuvo mucho tiempo para su cometido. El 10 de junio de 1982, hace 30 años, Fassbinder moría a los 37 años en su apartamento de Munich. Su vida fue como una película.
Su pasión por el cine era legendaria y salió a la luz ya en el examen de ingreso para la Escuela Superior de Cine de Munich. A la pregunta de cuál era la película que había visto más recientemente, el joven Fassbinder contestó llenando toda una página.
Inquirido sobre si podría distinguir las diferencias de competencias constitucionales entre la figura del jefe de gobierno y del antiguo canciller del Reich replicó con un simple "no".
Fassbinder no aprobó el examen, pero aún así consiguió convertirse en el cineasta alemán más famoso y influyente de la Alemania de posguerra. Rodó 40 películas en 13 años y descubrió a posteriores estrellas del cine como la actriz Hanna Schygulla. Además, escribió 17 obras de teatro.
"Alcanza para una vida de 150 años", explicó Claudia Blank, directora del Museo del Teatro Alemán en Münich, que dedica una amplia muestra al talentoso director. Y su frase más famosa lo pinta de cuerpo entero: "Puedo dormir cuando esté muerto".
Su vida fue "un suicidio a plazos", señala el biógrafo de Fassbinder Jürgen Trimborn en un reciente libro sobre el director.
La causa de su deceso fue probablemente una sobredosis de cocaína. Como todo en Fassbinder, su consumo de alcohol se hizo excesivo y sus ataques de cólera son parte de la historia del cine.
"Muchas filmaciones de escenas acababan a golpes", cuenta Trimborn. Enojado con uno de sus asistentes de producción, le gritó: "¡Ahora te doy una bofetada, cerdo grasiento, gordo! ¡Te mato y te voy a destripar!".
Trimborn describe la infancia de Fassbinder como infeliz, marcada por el rechazo y la soledad. Fue el comienzo de una vida turbulenta y completamente diferente a los cánones burgueses de la sociedad de posguerra alemana.
El biógrafo relata que una vez fue detenido en un sauna frecuentada por homosexuales en París y recuerda el amor no correspondido al actor Günther Kaufmann, así como el sorpresivo matrimonio de dos años con la actriz Ingrid Caven.
Mucho antes de dedicarse al cine se prostituyó en la calle. "Era una cosa muy natural para él dejarse comprar", cita Trimborn al productor cinematográfico Michael Fengler.
Pese a que su gran amor fue el cine, Fassbinder también incursionó en el mundo del teatro y acabó revolucionando las tablas alemanas. "Siempre estaba en los lugares en los que ocurría algo nuevo", señala Blank.
Pero la pantalla grande fue lo que más le fascinó. "Cuando rodé la primera toma fue el orgasmo más grande que tuve. Fue un sentimiento indescriptible", explicó una vez.
Además de "Berlin Alexanderplatz", de 15 horas y basada en la obra de Alfred Döblin, rodó películas sensibles y escalofriantes sobre las ansias de vivir, la pobreza de sentimientos, el fracaso y la soledad como "El deseo de Verónica Voss", "El amor es más frío que la muerte", "El mercader de las cuatro estaciones", "Las amargas lágrimas de Petra Kant", "Todos nos llamamos Alí" o "El matrimonio de Maria Braun" y "Lili Marleen", estas dos últimas con Hanna Schygulla.