"Nos sentimos como unos porteros que encontraron esa puerta en el gran muro de la música, para pasar al siguiente nivel. La abrimos y muchas bandas cruzaron por ella", decía Fran Healy hace una semana, en una de las tantas entrevistas que ofreció para hablar del disco que en esos días lanzó la banda que lidera, los escoceses Travis. Una mirada quizá muy retrospectiva para quienes viven un nuevo comienzo tras cinco años de silencio discográfico, pero que a fin de cuentas es coherente con lo que este nuevo álbum entrega: No otra cosa que su propio sonido, fidelidad a sí mismos y al paisaje que avistaron y decidieron recorrer, tras abrir la mencionada puerta.
Eso es lo que resuena en Where you stand, el primer trabajo de la banda de Glasgow tras Ode to J. Smith (2008), y en el que se reafirman como nombre de avanzada en ese camino que, como dicen, "muchas bandas" recorrieron. Ellos mismos mencionan a Coldplay, y darles la razón es cosa evidente. Keane sin dudas sigue atrás, sosteniendo el tirante posterior de la cotona de Chris Martin.
Pero si sobre todo los primeros optaron por trasladar al sonido la grandilocuencia de sus aspiraciones, Travis nunca retiró los pies de la tierra, y hoy regresa no con su reinvención, sino con su madurez: El sello entre melancólico y luminoso de siempre, al servicio de una nueva oferta, en la que todo una vez más se muestra tal cual es, sin maquillaje innecesario. Muchos productores quizás se habrían engolosinado con coros enormes para el torrente de luz de una pieza como "Moving", mientras que Brandon Flowers ya quisiera hacer suya otra como "Mother". Pero la diferencia está en que Travis no ha pretendido ser la banda más grande del mundo, y si sus canciones pueden estar o no a la altura de un sitial como ése, es algo que dejan en manos de quien las escuche, y no de la etiqueta con que lleguen a sus oídos. En ese sentido, su norte esta vez sigue estando en lo esencial.
Desde esa orilla, incluso revuelven la pasta de hit para grandes asambleas en "Moving" y "A different room", tal como hacen en "Where you stand" apelando a su lado más emotivo, pero sin perder sentido pop. En "Reminder", en tanto, esta última vertiente suena con toques de nostalgia campesina y postales de un viejo ferrocarril, mientras que en el tono exploratorio de "Another guy" alcanzan quizá uno de los momentos más altos.
Están etiquetados como banda melancólica, y algo de eso hay, sin dudas, pero más allá del evidente reduccionismo, lo cierto es que cuando Travis acude a esa vertiente lo hace sin caer en los bostezos ni las solemnidades innecesarias. Como muy pocos, en Where you stand logran apretar las mismas teclas de siempre, pero sin repetirse ni estirarse. Mantenerse fieles a sí mismos, pero sin dar pie a una fórmula. Suena algo obvio, pero vaya si son pocos los que lo logran.