SANTIAGO.- Tranquilo y muy abierto a hablar de todos los temas se mostró esta mañana el ex ministro de fuero Juan Guzmán Tapia, al acudir hasta la que era su oficina del palacio de tribunales para despedirse de sus colaboradores así como también de familiares de detenidos desaparecidos y abogados de derechos humanos que concurrieron a saludarlo.
El renunciado ministro aseveró que le gustaría ser recordado "como un hombre honesto, franco, que dice las cosas por su nombre y que trató de hacer justicia".
Respecto de las presiones que habría recibido durante su carrera judicial, especialmente en los últimos años, Guzmán sostuvo que "presiones directas e indirectas las sufren todos los jueces. En el caso mío, fueron muchas veces presiones de índole contraria a la solidaridad que debe existir entre los jueces".
"El no poder trabajar como quisiera haber trabajado lo sentí más del lado de la Corte Suprema, con las calificaciones tan absurdas. La calificación de la mayoría de los ministros y ministras fue muy buena, sobre 6,5. Pero siempre había uno que otro calificador que me ponía nota cuatro. Encuentro que para un magistrado que hizo el trabajo que yo hice, y para varios magistrados que hacen el mismo trabajo, es una chacota".
Acerca de las críticas que han formulado en su contra las agrupaciones de derechos humanos, quienes le reprochan no haber filiado (fichar) al general (r) Augusto Pinochet, y no haber cerrado los procesos con condenas, el juez afirmó que "llegué mucho más allá de lo que los mismos abogados querellantes se imaginaron que iba a llegar, y les digo que no fui solo, sino que con un grupo de magistrados, con quienes llegué mucho más allá de lo que jamás esperaron".
En lo que se refiere a la filiación, sostuvo que comparado con todo lo que se hizo "es un detalle mínimo, más que nada algo de carácter simbólico. No se pudo en esta ocasión y en la ocasión primera no se hizo por razones netamente humanitarias. Es un detalle, es una lesera".
Con respecto a la supuesta animadversión que los abogados defensores de militares han acusado de su parte, el ministro reiteró que no tiene animadversión contra nadie y se autocalificó como una persona "compasiva, afectuosa, cariñosa y querendona. Animadversión no le he tenido a nadie, a mí me han tenido animadversión desde el comienzo y la prueba es que jamás me han visto a mí enojado, diciendo disparates, o empleando términos que no corresponden".
Guzmán declaró que su anunciada biografía será publicada lo antes posible puesto que ya está totalmente corregida. "Pienso que con todo el trabajo que ya se ha realizado es cosa de diez o quince días. Aquí lo que importa es el momento oportuno en que se pueda sacar y yo creo que tras mi renuncia soy una persona que tengo la libertad de publicar lo que quiera".