El machi Gerado Quecupura, de la comunidad Trampulo Chico, aloja aún en su ruca porque su casa quedó agrietada.
Mario QuilodránTEMUCO.- "Cuidate y protege a tus hijos. Pasará algo muy malo. Junta agua y alimentos. Habrá mucha hambre". Así de claras y directas fueron las palabras premonitoras que la machi Hortensia -autoridad espiritual y curandera mapuche- le dijo a Claudia Figueroa cuando ésta la fue a ver a su casa en diciembre para pedirle una infusión de hierbas para sanar una lesión en su tobillo.
Claudia, funcionaria del Departamento de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Padre Las Casas, aún está sorprendida. Sobre todo, porque un mes después, en enero pasado, la machi de esa misma localidad murió y al mes siguiente la tierra y el mar desataron la catástrofe.
"Después comprendí todo", dice al recordar esas palabras.
Según la cosmovisión mapuche, las machis reciben revelaciones en sueños (peuma) o en los trances rituales durante la celebración de rogativas (nguillatunes) en las que logran conectarse con el Padre Creador, "Chao Ngenechén", afirma el investigador Juan Ñanculef.
Actualmente, existen entre 80 y 100 machis en las comunidades indígenas. En la mayoría de ellas ya se han celebrado rogativas para pedir al Padre Creador que calme sus fuerzas para que vuelva la tranquilidad a campos y ciudades.
Castigo divino
En pleno campo, luego que la machi Orfelina Nahuelpi, de la comunidad de Coyahue, del sector Huichahue, termina de examinar las orinas de sus pacientes -percibe sus males por su transparencia-, recuerda que Chao Ngenechén, el Padre Creador, le había transmitido que pronto habría un castigo grande.
"Como machi, esto (el terremoto) lo sabía hace mucho tiempo. Desde mi inocencia, viendo la ropa, Chao Ngenechén me estaba diciendo que venía un temblor, que el volcán y la tierra se iban a romper. Me dijo: voy a bajar mis fuerzas porque hay una denegeración muy grande. Matrimonios de padres con hijos, hermanos con hermanos. Mucha maldad del hombre. Hay destrucción del bosque, de los árboles, del agua. Dios todo lo sabe, todo lo ve. El nos da una hora para nacer y otra para morir. Y manda su fuerza cuando no lo respetan ni aman".
También tras un zigzagueante camino rural para llegar hasta el machi Gerado Quecupura, de la comunidad Trampulo Chico, alojado aún en su ruca porque su casa quedó agrietada, éste recuerda que en diciembre del año pasado ofició un nguillatún donde le fue revelado que se venía algo muy malo.
"Yo no sabía. Estaba en trance y hablabla y hablaba. Después que terminó, el sugumachife (traductor de sus palabras) me contó que había hablado de que pasaría algo muy fuerte y malo para los hom bres, como un terremoto o una erupción. No dije cuándo, sólo que pasaría", dice con convicción.
Vuelve el nguillatún
En la comunidad Juan Alberto Quidel, el lonco Alberto Quidel Sandoval, que lidera 17 comunidades del sector Butamallín, camino a Cunco, cree que el terremoto tiene que ver con el alejamiento de Chao Ngenechén.
"Nos estamos olvidando del Creador, mapuchesy no mapuches. Nosotros mismos no hacíamos nguillatunes hace mucho tiempo, como 20 años. Una evangélica se quedó con nuestras tierras donde estaba el rehue (altar mapuche) y nos prohibió hacer la ceremonia. Decía que eran cosas del demonio. Ahora hicimos uno y vinieron de todos lados lados, como 500 personas. Le pedimos a Chao Ngenechen que calmara las fuerzas, que volviera la tranquilidad, que haremos nguillatunes todo el tiempo para no olvidarlo", dijo.