SANTIAGO.- Veinte meses estuvo a cargo de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas (Minustah) en Haití, y ahora "disfruta de vacaciones junto a su familia".
Mariano Fernández llegó hace una semana a Chile y desde un campo de la comuna de Pemuco, en las cercanías de Chillán, dice a Emol que ahora lo más importante es compartir con sus seres queridos, ya que su tarea en el país más pobre de América Latina y el Caribe fue sin ellos.
"Después de un tiempo, uno siente que hace falta la gente que uno quiere, sobre todo, mi mujer", confiesa, quien durante un año y ocho meses colaboró en la superación de las consecuencias del terremoto que dejó 220.000 muertos en 2010 y la crisis política tras la salida del Presidente Bertrand Aristide (2004), en medio de un conflicto armado.
Reconoce que en materia política quedó un gran tema pendiente por concretar en Haití: "Correspondían elecciones hace 14 meses y no han tenido lugar por falta de acuerdo entre los haitianos. Para ello se llama el Consejo Electoral Permanente. En esa materia, tuve una voz fuerte, porque es muy importante para el país y su imagen internacional".
Fernández explica que estos comicios deberán determinar a un tercio del Senado, cinco diputados, 140 alcaldes y los concejos y asambleas comunales, y su no concreción demuestra una "cierta incapacidad de la elite política, económica y social para tomar acuerdos fundamentales en beneficio de Haití".
"Les cuesta hacer trabajo de equipo, como sí se ha hecho en países que han pasado por situaciones difíciles", afirma.
Pese a todo, el ex canciller asegura que el balance de su estadía y rol en la Minustah "es satisfactorio", ya que durante su permanencia volvió a operar la Corte Suprema, el Consejo Superior del Poder Judicial y se publicaron reformas sustanciales a la Constitución.
Dignidad de los haitianos
El también ex representante especial del Secretario General de Naciones Unidas asegura que el devastador movimiento telúrico que afectó a Haití "no tiene nada que ver" con el ocurrido en Chile el 27 de febrero de 2010.
"Quedó destruida toda la ciudad de Puerto Príncipe, como si en Chile para el terremoto se hubiese caído todo entre Plaza Italia, el Parque Forestal, Avenida Matta y la Estación central. Es muy fuerte la sensación", apunta.
En este contexto, y como testigo de la carencia de agua potable y electricidad, recuerda una escena que lo marcó: "En Haití las cosas comienzan muy temprano con el sol".
"Cuando salía a la oficina a las siete de la mañana, se ven las calles llenas de niños y niñas, todos vestidos con uniforme de 'punta en blanco'. Las niñas con chapes y vestiditos elegantes, y los niños perfectos, con sus camisas impecables. Aunque son muy pobres, se las arreglan para hacer del proceso educativo un escenario de dignidad impresionante", cuenta.
Del presente político en Chile prefiere mantenerse al margen mientras descansa, ya que en las próximas semanas "retomaré compromisos de trabajo".
De hecho, recuerda, no participó en las primarias de la Democracia Cristiana (DC) para elegir el precandidato presidencial de la colectividad por estar en el extranjero.
"Hay que tenerle respeto a la política. He estado casi dos años afuera y no voy a llegar el primer día dictando cátedra ni fijando posiciones sobre temas en los que he estado ausente. La misión en Haití fue absorvente y, por lo tanto, he seguido la política chilena por un tema de interés propio, pero muy desde la media cancha", remata.