LONDRES.- Los opositores a una convención internacional contra el crimen cibernético expresaron hoy sus temores de que el tratado permita a los gobiernos a "espiar" la información que se trasmita por la Internet y limite a las empresas a poner a prueba sus propios sistemas de seguridad.
"Hay preocupaciones graves en torno a los derechos de privacidad y al costo de hacer negocios a través de la Internet", dijo Alan Davidson, del consejo de personal del Centro de Democracia y Tecnología, un grupo privado especializado en temas de derechos humanos en el ciberespacio.
El tratado, que fue elaborado por los representantes de 41 países que integran el Consejo de Europa en Estrasburgo, Francia, fue debatido el jueves en reuniones celebradas en la Casa Blanca y también entre representantes del Grupo de los Ocho países más industrializados del mundo en Berlín.
Davidson, quien asistió al encuentro de la Casa Blanca, describió la discusión como "acalorada".
La propuesta para la Convención sobre el Crimen Cibernético toma en cuenta la destrucción de la información o del hardware, como el desatado por el Virus del Amor en mayo. También aborda la distribución de pornografía infantil, el robo de material con derechos reservados de copiado y la propiedad intelectual, así como otros delitos que podrían llevarse a cabo a través de la Internet.
El documento ofrece de un modo más amplio a las autoridades con las bases para investigar "cualquier delito cuyas pruebas pudieran estar archivadas en computadoras", lo que permite a los gobiernos o a los estados miembros a definir cuáles son esos delitos, señaló Peter Csonka, un abogado de la oficina del Consejo de Europa, quien ayudó a redactar el documento.
Las críticas al tratado recaen en tres amplias categorías: la exigencia a las empresas de la Internet que ofrezcan información a tiempo real a las autoridades, lo cual sería excesivamente caro; los amplios poderes que podrían emplear los gobiernos para recolectar información acerca de sus ciudadanos; y la restricción potencial a las empresas que pretendan "infiltrarse" o poner a prueba sus propios sistemas de seguridad.