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Festival: Un año de equilibrio

23 de Febrero de 2000 | 09:52 | Diario El Mercurio
El equilibrio terminó siendo el rasgo principal de este Festival de Viña. La popularidad, ese requisito de siempre, estuvo asegurada con el entusiasmo por Chayanne o Christian Castro, la quieta pasión que despierta Pablo Herrera, la eminencia que es Emmanuel y las emociones encontradas que generó Enrique Iglesias.

Pero por sobre ese estándar radial, el Festival de Viña de este año pareció además un auténtico encuentro de músicas regionales. Juan Luis Guerra trajo merengue, la invaluable Celia Cruz agregó salsa, Joe Vasconcellos puso música chilena de acento brasileño y el folclor argentino de Soledad fue el mayor hallazgo de festival. Todos con marcado carácter local, dieron al certamen un peso musical que no tenía hace años.

Hasta el jurado tuvo mayor solidez, con expertos como Juan Carlos Calderón, Humberto Gatica o César Isella como contrapeso a los cantantes pop en promoción o actores de teleserie de rigor. Y la competencia fue un espectáculo más, no sólo por las canciones, sino por incorporar a cantantes tan significativos o masivamente atractivos como Rubén Rada, Peabo Bryson o Paolo Meneguzzi.

Viña probó también que la explotación del pasado ya dura suficiente. Bien o mal, en mayor o menor grado, vino a jugar ese juego más gente de la necesaria: A*Teens, Luis Jara, Douglas, Soledad, Lou Bega, José Alfredo Fuentes. Francos bochornos fueron los de A*Teens, Xuxa o Lou Bega, pero el porcentaje fue por primera vez minoría en el elenco festivalero.

La figura de un cantante curtido por la música y no por el people meter como Joe Vasconcellos impuesta sobre el Festival de Viña será el recuerdo más imborrable del certamen, como inesperada prueba de apertura. El festival empezó a mostrarse tolerante con diversas audiencias, rasgo saludable viniendo de los responsables de un espectáculo tan unilateral como "Viva el lunes".
D. P.
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